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Cacería en México apoyaría a cazadores norteamericanos


Bastante bien sabido es que dos de los enemigos públicos del momento, los Trump Jr., son cazadores de trofeos, y no me refiero a sus «conquistas» femeninas, a las que seguro también ven así, sino de especies animales hermosas, y la mayoría en peligro de extinción.

Bueno, pues hoy que su padre es Presidente de los Estados Unidos, parece que el escenario para su «hobby» está más que puesto.

Los departamentos de vida silvestre en USA, están en la mira, para modificar sus reglamentos, ampliar la semana especies disponibles para cacería, el número de individuos permitidos y las temporadas de caza.

Un oscuro cielo, al más puro estilo Mordor, se cierne sobre La Comarca y los Bosques de Fangorn, o entiéndase, sobre los parques nacionales y las reservas de vida silvestre.

Hordas de orcos y Uruks, como los Trump, se aproximan saboreando las presas y lamiendo sus escopetas.

Y por si fuera poco, la cacería en su «patio trasero», nuestro país, podría financiar estos cambios legislativos.

¿Cómo? Tienen que leer esta información de Humanes Society International:

http://www.hsi.org/spanish/news/press_releases/2017/02/sci-subasta-cacerias-mexico-020217.html

Los animales de los Circos están muriendo. ¿De quién es la culpa?


Paco / Claudia

Tras la puesta en vigor de la Prohibición de uso de animales en espectáculos, como el Circo, mucho se ha empezado a barajar el destino que tendrán estos animales, y sobre todo, de quién debe ser culpado de él, cómo si en realidad fuera eso lo más importante.

Y es que todo el mundo se queja del maldito gobierno y de los locos animalistas inhumanos que presionaron para que se prohibiera el uso de animales en los circos, porque AHORA, hay muchos de ellos en mal estado y es nuestra culpa. (Claro, AHORA, porque ANTES de esta prohibición, todos esos animales estaban en perfectas condiciones, ¿cierto?)

Esto no es vida

Muchas personas, que estamos seguros tienen el corazón en el lugar correcto, se han dejado llevar por una falacia Post hoc, ergo prompter hoc. Es decir, un razonamiento en el que sólo porque un hecho sucede a otro, automáticamente, el segundo debe ser provocado por el primero:

1. Se puso en vigor la Ley.
2. Los animales se están muriendo.
R= Los animales se mueren por culpa de la ley.

Pero se llama FALACIA, porque es FALSO. Un argumento no se puede enjuiciar con tal simpleza, porque se eliminan a todos los demás factores y actores que intervienen entre un proceso y otro.

Veamos esto con un poco más detenimiento:
Propuesta del gobierno: Transitorios: Segundo. Los circos presentarán a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de forma inmediata una base de datos que incluya el número y características de los ejemplares de vida silvestre que posean. Estas bases de datos se pondrán a disposición de los zoológicos del país para que éstos estén en posibilidades de seleccionar a los ejemplares que sean susceptibles de ser integrados a sus colecciones. Los ejemplares de vida silvestre incluidos en las bases de datos a que hace referencia el párrafo anterior que no sean seleccionados por los zoológicos, podrán ser entregados por sus poseedores a los Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre pertenecientes a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales con el objeto de que no impliquen gasto por concepto de manutención de animales que ya no podrán ser utilizados en sus centros de trabajo.

Esto tiene un poco de planeación. ¿No? Claro, si te pones a hacer una lista de tus animales y haces el trámite de envío, aún mientras, si quieres, peleas por que esa ley no pase. Pero si te empecinas en creer que lograrás parar una ley y no tienes la mínima intención de Plan B, te agarrarán las prisas, como es tan común entre los mexicanos, y sólo te quedará quejarte.

Propuesta de los cirqueros: Papá gobierno, tus zoológicos no me aceptan a los animales (quienes me dieron de comer por años), entonces los voy a dejar morir a la mitad de un paraje, para que la opinión pública te castigue. ¿Lo peor? Parece que surtió un poco de efecto, pues durante semanas se pudieron hallar notas «informativas» sobre la maldad de una ley mal planeada, y la desesperanza de los pobres y nobles cirqueros.

Sí, «informativas» entre comillas, porque hasta parece que algunas tenían una paga detrás, o un patrocinador, pues casi eximían a los dueños de esos animales de su responsabilidad, como si esos animales hubieran llegado a sus manos por obra de la naturaleza, los hubieran protegido de una tormenta y se hubieran puesto a hacer actos estúpidos, como saltar de un cubito a otro, o a través de una aro de fuego, por decisión propia.

Realidad: Los circos y los cirqueros mismos fueron mantenidos por años con el sufrimiento de los animales. ¿Cuántas veces vimos fotos y videos de animales famélicos? Las 5 libertades de estos animales fueron violadas minuto a minuto, eran «dietados» por días para entrenarlos, vivían en jaulas en las que apenas podían moverse, (sobre todo los felinos, a los que no podían hacerles un corral como a las llamas, eran golpeados, no vivían libres de angustia ni de dolor, y mucho menos tenían la posibilidad de expresar sus conductas naturales. Vivir así, no era vida.

Y algunos todavía se sentían «amantes de los animales», porque quizá los admiraban, o demostraban ese «amor» malentendido, con muchas caricias. Pero la falta de libertad, no deja espacio para «AMAR». No se puede secuestrar a una persona en su departamento, y pretender con besos, flores y regalos, compensar la soberbia de creerse «su dueño».

¿Qué dieron a cambio los animales de esto? Dinero, mucho dinero, con lo cual la gente podía comer, vestirse y salir a divertirse. ¿Qué va a pasar con ellos ahora que «YA NO LES SIRVEN»? Dejarlos morir para castigar y dar escarmiento.

¡Pero es que ya no los puedo hacer trabajar! ¡Y he sido domador de leones toda mi vida! ¡No sé hacer otra cosa! Y claro… como los seres humanos tenemos capacidades tan limitadas y cerebros tan poco plásticos, no puedo aprender ahorita un oficio o profesión que esté dentro de la ley, ¿verdad? ¿O estará involucrada algo de pereza?

No se vale, lo que deberían ponerse a hacer es mejorar los shows para poder alimentarlos como ellos lo hicieron antes. Esto no es algo que saben desde hace 80 días, es algo que se viene dando en todo el mundo. ¿Tomaron previsiones? ¿NO? Pues debieron. Ahora no me vengan que lo único que pueden hacer es quejarse y lavar cerebros para que otros los sigan. Claro que no, siguen siendo SUS animales, deben velar por ellos, buscarles hogar en otros lugares del mundo, contactar ONG´s internacionales, o mudarse con ellos a donde les puedan dar una buena vida en el último de los casos, aunque deban hacer algo increíble: dedicarse a otra cosa.

Pero además con este gran «Circo» (ahora sí) están escondiendo la realidad más importante: Se ha CORTADO la cadena. Claro que la última Generación de Animales de Circo que estuvieran durante una transición así, iban a ser parte de un ajuste complejo, pero serán eso: LA ÚLTIMA GENERACIÓN. Si ya no se pueden hacer espectáculos así en nuestro país, no llegarán cachorros nuevos de felinos, paquidermos o ungulados, muchos de ellos de mercados negros o «criaderos» dudosos, algunos incluso en casas y ranchos de delincuentes de otro nivel. Por dura que sea esta reestructuración, será la última, y será una contribución importante para disminuir la caza furtiva de madres, que dejan a huérfanos a merced del mercado negro.

La solución no es regresarlos a la vida miserable que tenían, con las cartas abiertas para comprar más y más y perpetuar el sufrimiento de miles y miles que nacen, se compran y mueren año con año en los circos. YA BASTA de paternalismos, ¿quieres hacer algo? Organízate y busca la manera de ayudar a un animal, podemos juntar alimento mientras se contacta alguna reserva, se puede hacer la diferencia un animal a la vez.

Que todos vivan así

El sufrimiento animal. ¿Existe? ¿O es sólo dolor?


Supongo que aquellos que siguen el trabajo publicado aquí en Red Animalia, ya asumen un tanto que mi postura es automática respecto a estos temas, pero no es así. Ni Red Animalia, ni Animalia Magazine, ni lo colaboradores que aquí colaboran, tienen una postura «animalista», como mucho insisten llamar, de manera automática, es decir, todos estamos abiertos al enfrentamiento de la realidad con la ciencia como bandera. Es por ello que a veces vale la pena explorar preguntas que muchos toman como previamente resueltas, por la mera suposición inducida por las emociones.

Así que si alguna vez te han cuestionado los «sentimientos animales», quiero que añadas a tu argumentación, un enfoque científico muy interesante, cuyos fundamentos científicos son claros.

¿Los animales tienen emociones? ¿O sólo las interpretamos nosotros? ¿Creemos que ciertos gestos o sonidos son un «sentimiento» cuando en realidad es sólo el reflejo automático del cuerpo?

Porque si no tienen emociones, entonces no «Sufren», sólo sienten «Dolor», que no es lo mismo.

¿Qué es un sentimiento? ¿Cómo se encuentra?

Aunque aún no seamos capaces de encapsular un sentimiento como si fuera un perfume, sabemos que existen por las evidencias que dejan, es decir, por los efectos que tienen sobre el cerebro. Ahora que podemos ver el cerebro en acción mediante tomografías y escáneres de última generación, ni siquiera tenemos duda de su funcionamiento cuando un organismo está vivo, a diferencia de hace unas décadas que la única forma de verlo, era sacándolo del individuo.Cerebro

Ahora vemos las huellas de las emociones en nuestro cuerpo, cómo se encienden ciertas zonas del cerebro, se aceleran, se ajustan, y desde luego, las comprendemos mejor con todos sus efectos de carácter social.

Un sentimiento es eso, una construcción cerebral, derivada de estímulos diversos del entorno, que harán sentir bien a un ser vivo, o mal, y dependiendo de eso, el mismo será más o menos propenso a repetir lo que hizo para que se sintiera así.

Sí, por naturaleza buscamos lo positivo, y aunque ciertas personas parecen volverse adictas a conductas negativas, esto está más relacionado a que al final de esa conducta, reciben un estimulo placentero, y lo están buscando.

No trato de simplificar erróneamente, pero como tampoco vamos a tener una clase de anatomía, podemos decir que de todo el tejido complejo que nuestro cerebro forma, el sistema límbico, en algo así como la capa intermedia del cerebro, es el más importante encargado de las emociones, los sentimientos, memoria y aprendizaje.

Y si sabemos que este sistema y sus partes (por eso es un SISTEMA) está presente en muchos otros animales, ¿por qué ponemos en duda que lo usan para lo mismo?

Si ya hemos rebasado las máximas religiosas y mágicas cuya respuesta última es «Porque lo dijo el Sacerdote», entonces aceptamos la teoría evolutiva darwiniana, por la cual afrontaríamos que no existen características exclusivamente humanas en términos de TIPO, sino que las diferencias entre nosotros y los animales, tienen que ver con la complejidad de esas cualidades, o sea, con la intensidad o cantidad en la que se experimentan.

Si algo te causa sufrimiento, ¿por qué no se lo causaría a otro animal que tiene las mismas estructuras cerebrales que tú tienes para sentir eso? (Vamos, me refiero a argumentos un poquito más inteligentes que «porque no y ya», porfa).

Particularmente en este punto, les comparto lo escrito por la Dra. MVZ MCV Beatriz Vanda Cantón sobre el sufrimiento animal, en un documento llamado «EVIDENCIAS DE QUE LOS ANIMALES VERTEBRADOS EXPERIMENTAN EMOCIONES Y ESTADOS MENTALES», y a quien he tenido la oportunidad de escuchar personalmente, en una muy grata experiencia de aprendizaje.

Sufrimiento.–14275507_xl
Es un estado psicológico que puede surgir como resultado de dolor físico,
emocional, por malestar o por la combinación de sentimientos desagradables,
persistentes, a los que el individuo no logra adaptarse (Spinelli, 1987), y por lo
tanto, refleja un bajo nivel de bienestar. Cuando se presenta en un grado extremo,
o el animal no logra superarlo, puede inducir en él, desesperación o “pérdida de la
esperanza” (Broom, 1998).
Muchos dicen que el sufrimiento animal es distinto al del humano, porque es a
corto plazo, argumentando que los demás animales no pueden anticipar el futuro
ni hacer planes a largo plazo, como lo hace nuestra especie. Si este argumento es
cierto, no haría más que apoyar el supuesto contrario, es decir, que los animales
pueden tener un sufrimiento aún más intenso que los humanos, ya que si no
pueden tener la habilidad de anticipar cuando va a cesar el estímulo o la situación
que les causa malestar, dolor o miedo, –porque es un evento nuevo y desconocido
para ellos–, esto no hará más que aumentar su ansiedad, y con ello, su sufrimiento
(Dolan, 1999) .

Y el estudio de la Doctora Vanda, publicado en la FMVZ de la UNAM, es el resultado de muchos estudios más como telón de fondo, con aportes de casi todo el mundo, y para muchos fines, digo, para aquellos que creen que defender las emociones y la realidad del sufrimiento animal, es sólo cosa de algunos hippies sin cerebro, ¿eh, abuelos?

Tenemos los mismos órganos, y muchas de las mismas partes de cada órgano. Si aceptamos que dos especies con estómago, digieren con él, decir que nosotros sufrimos y ellos no, cuando estamos compuestos de manera tan similar en el cerebro, son sólo ganas de cerrar los ojos a lo obvio.

 

El Fraude de la Brigada de Vigilancia Animal


Apelo a su lectura de compresión.

Nos sentimos defraudados por el gobierno, una vez más.

Nos sentimos víctimas de un fraude porque el gobierno ha prometido, de nuevo, o así se entendió, que tendríamos un cuerpo eficiente para combatir el maltrato animal y rescatar a los animales que sufren de ello en nuestra ciudad. Que se cuerpo les daría albergue, manutención y cuidados, con sólo hacer el reporte correspondiente.

La Brigada de Vigilancia Animal resultó un fraude porque nos dijeron que un cuerpo policial especializado sería capaz de poner en resguardo a cualquier animal que sufriera el maltrato de la calle y el abandono, y que eso sería absorbido completamente por el presupuesto de gobierno, que para eso se le paga.

¿De qué maltrato se le debe proteger a los animales?

De los golpes propinado por sus «dueños». De la falta de alimentación. Del abandono en azoteas y patios. De la falta de atención médica. De la falta de higiene. De la explotación. De la lluvia. Del sol.

El gobierno debería haber conformado un cuerpo policial que pudiera ser capaz de allanar un domicilio en donde un animal es maltratado, y no sólo pudiera «requerirle» a los pseudo dueños la rectificación de su comportamiento, a menos que sea vea el maltrato evidente.

Esta Brigada debería responder a los reportes de perros abandonados cuando vemos claramente que no han comido en muchos días, al acostarse bajo un auto, en nuestra colonia. Y si además es notorio su mal estado de salud, por heridas, infecciones de ojos, pulgas o simplemente la suciedad de semanas y semanas que se le pega por dormir en el piso, las llamadas de emergencia deberían ser más efectivas.

En lugar de eso, tenemos sólo una Brigada Animal que tiene que «respetar» la autonomía del hogar, los derechos del maltratador a no dejarlos entrar a su casa. Es un cuerpo de policías que cuando se le reportan tres animales bajo un puesto de tacos, no responde, porque prefiere atender sólo a uno que atropellaron, obvio, porque es más sencillo.

Y otra vez, tenemos que hacerlo todo nosotros, los ciudadanos.

¿Qué podemos hacer antes el maltrato, nosotros?

Si hay golpes y heridas, podemos documentarlo con nuestros celulares, porque ya es delito penado con multa y cárcel, y no hace falta mayor evidencia que un video normal en donde se muestre. Por cierto, las heridas también incluyen la falta de alimentación y la falta de atención médica, pues si se notan infecciones, pueden poner en peligro su vida, y la modificación de ley lo ampara.

Claro que para ello sería útil tener algún abogado a la mano, peor hay pocos, porque como no es muy redituable, casi no se dedican de fondo a conocer estas leyes. Ojalá alguno tenga tiempo.

Si vemos animales de calle que no comen, podemos poner un poco de comida, de esa de granel, afuera de casa. Si se la pones sólo un poco cada mañana, no se «quedará» todo el día ahí. Pronto entenderá el horario de los alimentos y aparecerá en esa hora más o menos.

Si se le abandona en azoteas o balcones, se está cometiendo una negligencia total, así que puedes denunciarlo a la PAOT, al 5265 0780 o incluso en línea, anónima, en http://www.paot.org.mx/.

Estos perros abandonados o callejeros, regularmente se ve que podrían necesitar vacunas o una revisión médica, así como un baño. Si ya se deja manejar por tí, o confía, puedes llevarlo al médico. Casi en cualquier colonia hay un MVZ que cobra más barato en esos casos, o que hacen un espacio para «servicio social». Si en tu colonia no, propónselo a tu vet más cercano. Dile que si no ha pensado donar el 5% de su tiempo a esos animales, como una retribución a su sociedad. Verás que le metes la idea.

De la lluvia y el sol afortunadamente no necesitan protección permanente. Pero cuando sí, podrías promoverle a tus vecinos que dejen a los callejeros dormirse en los techos adyacentes, o bien, pedir una cooperación de cajas viejas y bolsas en las tienditas cercanas, y conformar unas «casas» muy improvisadas, recubiertas con hule, para que se cubran un rato.

La explotación está prohibida, pero sobre todo, lo está la venta de animales en la calle, y si no hay venta, habrá menos explotación ilegal. Reporta a los vendedores de calle que veas, sin importar lo «buena onda» que se vean, porque lo más seguro es que él sólo los venda, y el criador de traspatio, es menos «amable», por eso no los vende él. Si llamas a la policía, se los quitarán y le pondrán una multa.

Y bueno, si ya el animal está en manos de un matratador violento, entonces sí, puedes llamar a la Brigada y ellos le pueden hacer la requisición por muchos medios. También llámalos si ves un animal accidentado o herido, que no se puede mover, pero no sólo llames y te vayas, quédate con él a que llegue la Brigada. No te harán responsable, pero si se va el animal antes de que lleguen, habrán gastado tiempo que podrían haber usado en rescatar a otro.

Porque bueno, tampoco tienen taaaantas unidades y elementos para atender todos los casos al mismo tiempo, y necesitan poner prioridades.

Y bueno, si le has dado un baño al perro de la colonia, está sano, duerme de repente en zonas techadas, le das croquetas de vez en cuando, el señor de los tacos no lo corre a la primera y le deja robarse las tortillas que se caen… entonces no necesita tanto rescate, mejor deja que la Brigada atienda a los heridos.

Y vaya, si crees que como ciudadano puedes hacer algo por el problema, hazlo, no sólo le pidas al gobierno que venga a quitarte el asunto de la vista, porque te duele el corazón, pero no tienes tiempo ni dinero para comprarle 10 pesos diarios de comida.

Porque la Brigada es un fraude. Porque nos defrauda que no sea como en las películas, en las que los ciudadanos casi no tienen nada qué hacer, sólo levantar el teléfono y aliviarse el alma, porque «Papá Gobierno» me dará todo lo que necesito.

Nos sentimos defraudados porque creemos que cuando la educación y la conciencia fallan, la pena de corregir al vecino me gana, el «no es mi problema» es más fuerte que mi dolor… entonces la Brigada, o la Policía, o el Delegado, o el Ejército, ¡o alguien! debería venir a resolverme los problemas.

 

 

 

 

Apelaba a que comprendiéramos lo que leemos, y no sólo a leer lo que queremos encontrar. La queja, no sólo aquí, sino en redes sociales, sobre la Brigada de Vigilancia Animal, ha venido mayormente de la gente que no conoce su proceder, sus resultados, ni su meteórico avance de las últimas semanas. Lo curioso es, que en todo el país, no hay un cuerpo policial como la Brigada, y de la noche a la mañana, nosotros queremos que tengan hospital, aislamiento, vacunas, pruebas, cirugía, que levanten heridos, abandonados, accidentados, perdidos, que los alimenten, los mantengan, los recuperen… y que todo salga «del gobierno». Si pudiste leer el artículo completo, el Fraude no es culpa de la Brigada, sino de nuestras expectativas de fantasía, que quieren una policía superpoderosa, que nos resuelva los problemas con sólo una llamada. Ni este cuerpo policial, ni ningún otro, funcionará jamás como esperamos si sólo le pedimos al gobierno que haga, que dé, que ponga, que preste, que done, que pague…

Soy muy afortunado de pertenecer a Koncientizando por un Mundo Mejor A.C., un equipo fantástico que está logrando cosas fantásticas, sentando un precedente que quizá mañana pueda ser útil para todos, los quejumbrosos y los proactivos, pero sobre todo, que salve 10 veces más animales que hoy.

Nuestras Mascotas De Lujo. 16% más difícil.


Quizá alguno de ustedes, amantes, dueños, poseedores o amigos de sus mascotas, no estuvo al tanto de la tan mencionada «Reforma Hacendaria» que fue propuesta en días pasados.

Y quizá no lo hicieron porque, comprensiblemente, esos discursos políticos demagógicos y cansinos, nos dan constantemente la idea de que nada se puede hacer ante los caprichos del gobierno y que son decisiones cupulares que nos afectan poco a nosotros, los no empresarios, los mortales no iniciados en finanzas, a quienes los «impuestos», se nos van mayoritariamente de manera automática, hacia arcas que no conocemos e inversiones que nunca podremos comprobar.

Esta vez los invito a no dejar que este tono aburrido y ajeno (bien estudiado y planeado, por cierto) nos convierta en meros espectadores, y que en los tiempos de las tecnologías y de manifestaciones cibernéticas pacíficas y seguras, hagamos notar que los vimos, los escuchamos y nos dimos cuenta de su visión.

Aquí, en este blog, por supuesto, hablaremos del tema focalizado que nos compete: los animales de compañía; sin dejar de atender que en otros rubros también se requiere la atención y voz, de muchos de nosotros.

Una de las reformas dice: 

«Eliminar el tratamiento de tasa del 0% que prevé la Ley del IVA en la enajenación alimentos procesados para perros, gatos y pequeñas especies, utilizadas como mascotas en el hogar, ya que se trata de alimentos que evidentemente no están destinados al consumo humano y, por otra parte, quienes adquieren estos bienes reflejan capacidad contributiva y, en consecuencia, se trata de manifestaciones de riqueza que deben ser gravadas.»

¡Bravo, señor Presidente, secretarios, genios de la política y finanzas nacionales!

¡Claro! Si una persona tiene para comer y vivir, pero además tiene una mascota, debe ser «rica»! ¡Claro, dieron en el clavo!

Y sí, quizá quien puede mantener a una o varias mascotas además de su vida, goza de posibilidades que los demás no -(ejem… Don Félix y Lobito… ejem)-, goza de una posición cómoda y de nada se puede quejar…

Pero bajo dicha lógica… entonces TODO lo que no es canasta básica… debe ser DE LUJO, ¿no? Si demuestra «riqueza» la persona que adquiere esos productos, la demuestra también quien adquiere de sobra. Quien adquiere por encima de lo necesario, ¿no?

Y yo, Paco Colmenares, quizá no debería quejarme, pues tengo las mascotas que tengo por decisión, y mi responsabilidad no me permitiría dejarlas con menor calidad alimenticia por ese incremento, aunque ahora me cueste un poco más, pero yo no soy la media, ni la moda, en esta estadística.

No hay números, señor Presidente, señores diputados, porque a nadie en el gobierno le importa lo suficiente para censar animales que no votan, pero en todas las estimaciones, el número de perros con un hogar responsable, resulta increíblemente menor que los perros de calle.

Porque, claro, hay que decir que las estimaciones favorecedoras que uno podría hallar, no considera «en situación de calle» a los miles que se refugian con regularidad en el pórtico de una casa que los alimenta, aunque no sea de ahí el animal, ni a los MILLONES que están en refugios, casas de rescate y albergues, siendo atendidos por cientos de personas que, sencillamente, no pudieron cerrar los ojos a la situación de maltrato que otros miles, incluyendo ustedes, sí pudieron.

Los animales en espera de una casa, en espera de adopción, rescatados por esas personas, son muchos más, que los que están en una casa responsable, siendo alimentados con «riqueza», como usted le llama.

En este portal, como en cientos más, así como grupos de redes sociales y muchos etcéteras, trabajamos todos los días por educar a las personas sobre la tenencia responsable, sobre alimentación correcta y atención veterinaria.

Y en muchos, también, todos los días trabajan intensamente por buscarles un hogar a esos millones de animales que ustedes NO QUIEREN, ni PUEDEN atender, pues ni sus matanzas masivas, han controlado el problema de sobrepoblación canina y felina.

Pues su esta reforma se hace realidad, no conforme con que alguien LES ESTÁ HACIENDO EL TRABAJO, le están complicando en 16% más, esa labor.

Ahora trabajaremos 16% más fuerte, para volver a emparejarnos respecto a la educación alimenticia de los que sí tienen casa.

Ahora será 16% más complicado convencer a una persona que adopte un animal que tiene cientos de beneficios, pero que es 16% más «de lujo», según ustedes.

Ahora será 16% más difícil que las personas con albergues (de 10, 20, 50, 100, 200 o hasta 600 animales) alimenten a todos, consiguiendo donaciones, patrocinios o comprando dicho alimento de su bolsa.

¿Cuál es el pronóstico?

Una reducción en el ritmo de adopciones.

Aumento de los perros y gatos callejeros.

Incremento en las quejas y problemas respecto a los mismos.

Un mayor gasto público en control de animales que gente irresponsable, abandone porque el alimento es más caro.

Aumento en el gasto público de limpieza por sus desechos.

Mayores problemas de salud en los que animales que sí tienen casa y les comiencen a dar «arrocito, pollito, y verduritas».

Ah, pero no contentos con eso…

Mantengamos al Circo, ese espectáculo de humillación, degradación, maltrato, riesgo y cero educación, exento de impuestos, para que sigan con la importantísima labor que realizan, demostrando que un animal propio de la sabana africana, puede brincar por un aro de fuego, cayendo sobre un cubo de madera y plástico.

¿Pero saben qué? Quizá este impuesto sea controversia, y algunos estén de acuerdo, otros no, y otros sean indiferentes.

Bueno, les voy a decir ciertas cosas que sí son DE LUJO y en la que TODO EL PAÍS está de acuerdo:

Los Diputados y Senadores.

Son artículos que como mexicanos estamos OBLIGADOS a consumir, y cuyo costo excede cualquier fantasía que podríamos tener para nosotros mismos, con sueldo OBSCENOS, tanto que nosotros no aspiramos a tener jamás, porque a nosotros, lo que usamos el transporte público, trabajamos entre 8 y 10 horas diarias, cuyas prestaciones son las MÍNIMAS de ley y con servicios paupérrimos, NOSOTROS, tenemos la idea generalizada de que sólo hay dos formas de ganar eso: siendo Político, o Delincuente.

Pero además, tenemos dentro de ellos a DOSCIENTOS diputados que NO NOS REPRESENTAN, NO ELEGIMOS y casi NADIE CONOCE. Los queridos PLURINOMINALES.

¿Esos nos son «artículos de lujo»? Sus sueldos y prestaciones (que incluyen celulares, seguros médicos privados, comidas, viajes particulares, seguridad privada, servicios para sus familias, seguros de vida extravagantes, vestimenta, etc., etc.,) son quizá la cosa más ofensiva que ninguna población deba sufragar.

Pero lo curioso, es que ese rubro no sólo no fue tocado, sino que ni siquiera lo rozaron.

Ninguna reforma contempló NADA que tuviera que ver con el gasto de funcionarios de gobierno: DE NINGÚN NIVEL y de NINGÚN PARTIDO, que quede claro.

Esa es nuestra realidad, y se puede traducir en certeza si no hacemos presión YA, sobre aquellos que dicen «representarnos», en una utopía cada vez más lejana.

Hay muchas peticiones, reacciones y propuestas para demostrar la inconformidad. Por favor, búscalas, firma y actúa en todas, en lo que sea, en cualquier medio, en todos lados.

Muchas cosas se han modificado cuando el impacto es grande en la redes últimamente, ya sea por pena, por miedo o previsión de su futura carrera, los políticos están al pendiente de estas reacciones, y realmente puedes inferir en este, y todos los rubros que creas justos.

Y a todos ustedes que pueden, les pido que no cedan en su esfuerzo por ser dueños responsables y alimentar correctamente a su mascota, aún si ciertas decisiones de los genios administrativos, no resultan más favorables. Apelo a su esfuerzo y a las ganas de mejorar con nuestros amigos animales ¿verdad?

Esta columna es el sentir personal de quien lo suscribe. No refleja la ideología de las marcas participantes o autores que comparten este mismo espacio.

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«Es sólo un animal…»


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Soy una persona que vive en una de las ciudades más grandes del mundo: la Ciudad de México. Amo y adoro cada rincón de ella. Disfruto caminarla, recorrerla en bici, ver sus paisajes tan contrastantes y los diferentes escenarios que ofrece para desenvolver el día a día laboral de cada uno de sus habitantes. Es fascinante ver su orden en el caos que desarrolla diariamente. Es angustiante como motivante, siempre pintoresca. Ser chilango es vivir en una de las ciudades más cosmopolitas y de gran riqueza cultural que existen a nivel mundial…

… y en una de las que más se padece con la (cada vez mayor) indiferencia de sus habitantes hacia el entorno en el que viven y los seres que estamos en él. Humanos, perros, gatos, aves, plantas, etc… indiferencia hacia todo ser vivo mientras nosotros estemos bien. El ritmo diario de vida ha sido cómplice para que aceptemos una rutina donde sólo importamos nosotros y nuestras ganancias materiales. El gadget, el coche, el traje, el vestido, la pose… sólo importa eso. Si el árbol es cortado, si hay basura tirada, si un monumento es pintado, si una persona es discriminada o si un perro es atropellado nos da igual.

«Espero no le haya pasado algo al coche, sale carísimo…»

La respuesta típica cuando atropellamos un animal. Nuestra indiferencia nos lleva a entender que se nos cruzó y era imposible detenernos o (en muchos casos también) simplemente ganó la insensibilidad y discriminación que varias personas sienten por los animales, considerando sus vidas inferiores. Terminamos la vida de un ser como si ésta valiera poco cuando, en lo personal, valen lo mismo que la de cualquiera de nosotros. Debemos recordar que los perros y gatos callejeros están ahí por falta de responsabilidad nuestra, por simplemente aplicar una de las grandes prerrogativas que nuestro sistema ideológico nos inculca: Ojos que no ven, corazón que no siente. A final del día, es un perro callejero. El no ser de «raza» resta valor para muchos y, si lo es, hay varios como él. Ya ven que los producen en serie (sic) como si fueran plumas.

Aquí justamente radica el problema: valor y respeto por la vida. El ser humano jamás ha buscado coexistir con su entorno, siempre ponderando su «civilización» para «colonizar» ecosistemas y obligar a que todo ser vivo se adapte. Los animales perdidos están «fuera de control para nuestro sistema» y, por ende, carece de importancia el cuidar de ellos. Si mueren, no pasa nada. La vida sigue. Los únicos capaces de darle valor a la vida y cambiar nuestra forma de pensar somos nosotros mismos.

(Finalmente, les comparto el video de Germán, una persona que nos transmite su emotividad sobre una situación que es nota diaria aquí http://youtu.be/BWgCHG8yqS0 )

«Si los ves, respétalos. Déjalos pasar si vas a evitar ayudarlos. Respeta su vida así como tu exiges respeto a la tuya…»

A final del día, corazón


peludos-manopata02A final del día, corazón.

Corazón, como la palabra clave de nuestra existencia y el impulso fundamental de cada día en nuestras vidas. Corazón, como el motor para sensibilizarnos con lo que está sucediendo a nuestro alrededor y dar cuenta del mundo que existe fuera del que tenemos en nuestras mentes. Corazón, para decirle a la mente que nuestro mundo tiene necesidades, muchas, donde existe más injusticia que justicia y para el que una palabra define al ser humano actualmente: indiferencia.

Indiferencia hacia todo aquello que amerite un esfuerzo extra de nosotros y que no nos signifique una ganancia, ya sea material o egocéntrica. Un tema relevante aquí está de moda actualmente: el maltrato animal.

La palabra maltrato se traduce como abuso y éste se muestra como injusticia al entender de todos nosotros. Pensaría en la indignación general para motivar una solución pero sucede todo lo contrario: minimizamos el tema.

«Es sólo un animal… Estás exagerando… Pobrecito, pero no tengo tiempo… Seguro habrá quien lo ayude… No me interesa… Se lo merece… Seguro algo hizo…»

Justificaciones de una sociedad cada día menos comprometida con ella misma. Personas que despiertan, comen, trabajan, comen, trabajan, comen, duermen y se distraen, olvidándose que son parte de un todo llamado Tierra y para la que tenemos una gran responsabilidad de cuidarla. Animales incluidos. El maltrato animal es la simple traducción de nuestros complejos, traumas, miedos y emociones reprimidas, situaciones que sólo podemos solucionar «dominando» al ser más débil que tengamos enfrente. Ponerle fin es una cuestión de criterio y salud emocional; de control y sanación en uno mismo. Debemos comprender que somos agentes de cambio capaces de transformar el mundo.

Se nos olvida que la Tierra ya estaba antes de que llegáramos; que es «la casa rentada en el barrio bonito» que nos estamos encargando de maltratar, graffitear, ensuciar y destruir. Se nos olvida que los animales son nuestros maestros, al demostrarnos lo simple de la vida y su capacidad de vivirla con felicidad, a pesar de las «limitantes» que sólo nosotros les vemos y que para ellos son sus grandes cualidades que la naturaleza les brinda. Nuestro maltrato hacia ellos solo denota lo débiles que somos.

Se nos olvida el ser humano es un animal y está para co-existir con el resto. Se nos olvida que el maltrato animal existe por nosotros y sólo nosotros podemos terminarlo.

Se les recuerda que la indiferencia es la mejor arma que tenemos para darle en la torre al corazón y nuestra sensibilidad humana. Si, es un proceso lento pero efectivo. Como seres humanos sabemos bien de ello.

¿Por qué se pierden los perros?


Durante los años 2013 y 2014, en colaboración con el grupo activista Red Mascota Multimedia, realicé un pequeño estudio estadístico, que nos presenta un panorama sobre los factores más comunes presentes en el extravío de mascotas.

¿Por qué se pierden? ¿En que condiciones? ¿Cuáles se pierden más?

Por supuesto estas respuestas no son absolutas ni garantizan nada, ni bueno ni malo. Lo único que nos permiten es vislumbrar algunas de las cosas que se presentan con regularidad y que por ende, se pueden evitar para reducir el riesgo de que nuestro perro se pierda; o en caso de que ya lo haga, ayudarlo a que regrese.

Ningún estudio estadístico formal maneja una muestra de 273 casos, por lo que no lo presentamos con una formulación detallada que lo avale. El problema es que en materia de mascotas, en México (y en general en América Latina), casi todo es especulativo. No hay datos, no hay números.

A esto hay que sumarle lo complicado que es recabar esta información. Primero, cuando se ha perdido tu mejor amigo, no tienes ánimos de nada, mucho menos de contestar una serie de preguntas que te recuerdan el hecho o te hagan repasarlo en la mente. Después, darle seguimiento es difícil, pues aún las personas que amablemente nos aportaron datos para esto, cuando regresó su mascota estaban tan felices que olvidaban reportarnos el dato o ya no estaban interesados en hacerlo.

Y ahora sí, sin más, aquí los resultados:

Como dije, el número total es de 273 casos, seguidos a través de un año. De estos, 115 eran mestizos (42%), mientras 158 parecían o eran de raza (58%). Esto era sólo ilustrativo al principio, pero se volvió interesante con los resultados posteriores.

Me asombra que del total, sólo 110 tenían placa de identificación, 113 sólo collar traían, sin placa (lo que no sirve de mucho) y 50 no traían ninguno. En verdad tenemos que poner atención en ese aspecto tan sencillo y tan útil, sobre todo porque esta es la diferencia que hace una placa:

La importancia de la placa

De ese tamaño es la importancia de una placa de identificación. Muchos, aunque nos preocupamos por lo perros de calle, no prestamos tanta atención a un perro que no trae collar o correa, mientras no se vea lastimado, pues sabemos que no tenemos espacio o recursos para atender a todos, así que nos concentramos en los más necesitados. Un perro que se ve sólo y ansioso, con placa de identificación, es un alerta inmediata, porque sabemos que puede ser un problema resuelto en poco tiempo.

¿De quién es la culpa? Eso sólo serviría para hacer un reproche o flagelarse, nos importaba más saber en qué condiciones ocurrían los extravíos. La mayoría son descuidos basados en el exceso de confianza. En la TV y el cine aparecen personas felices que corren por el parque con sus perros libres, y quizá queremos emularlos, pero eso sólo eleva el margen de riesgo de perderlo. El porcentaje es muy elevado en esas condiciones:

Paseando sin correa

De los 140 que sí regresaron a casa, 90 eran mestizos (64%) mientras 50 eran de raza (36%). Esto puede responder a los escrúpulos de algunas personas y sus ganas de «quedárselo», cuando lo encontraron. Sin embargo, aún más significativos fueron los resultados sobre la procedencia de la mascota:

¿Adoptar o Comprar?

Varias razones pueden influir para esto, pero de las más importantes serían el sentido de sobrevivencia del mismo perro y su inteligencia en la comparación de escenarios. Es decir, si es un perro que ya sufrió lo que es estar en la calle, con la incertidumbre de refugio y alimentación, valorará mucho más llegar a una nueva casa, así es que cuando se aleja de su dueño o lo pierde de vista, estará más atento a mantenerse cerca de los olores familiares y se esforzará por recordar ruidos o imágenes que le ayuden a regresar. Además suelen ser más inteligentes para evitar grandes avenidas, no bajarse de la banqueta o sobrevivir mientras son encontrados, amén de que son más propensos a ser ayudados por alguien, menos nerviosos, huyen menos y permiten más contacto humano.

Aún hoy muchas personas abren la puerta y permiten que su perro salga a la calle sólo, para hacer sus necesidades, y regrese cuando quiera. Esto, además de sumamente irresponsable respecto a los desechos del perro (¡qué cómodo no enterarte en dónde hizo! ¿verdad?) es echarse un volado diario, esperando que nada externo afecte al perro y lo haga alejarse lo suficiente para no encontrar el camino. No confíes en la frase «ya regresará». Los números, al menos, no favorecen a esa idea:

Ayuda en comunidad

El que un perro perdido no esté en los alrededores, no significa que debas empezar a rendirte. De hecho, la mayoría de los regresos ocurrieron cuando el perro se había alejado más:

¿En donde andabas, vago?

¿Y cómo regresaron? En estos tiempos muchos ponemos toda nuestra apuesta en internet. Las consultas académicas, los servicios que buscamos, los datos y direcciones cualesquiera. Pero no todo el mundo se mueve así. No sobreestimes el poder de las redes, ni subestimes el poder de un papel impreso. Este resultado nos dice mucho sobre ello:

El poder del cartel impreso

Al final del día, buscamos pretextos y culpas, tanto como queremos encontrar razones para decir que a nosotros no nos pasará. Si crees que las circunstancias tienen que ser «especiales» para que tu perro se pierda, te equivocas.

Por ejemplo, sólo 38 casos fueron extravíos mientras «alguien más» lo paseaba o cuidaba, el resto, 235 casos (86%), ocurrieron ante la responsabilidad del dueño más directo o íntimo.

Por otro lado, sólo 55 ocurrieron mientras pasaba algo anormal, como un accidente, una multitud, un escándalo o una pelea, es decir, en condiciones «anormales». El resto, 218 casos (80%) ocurrieron en un día común, tranquilo, por lo que los dueños aceptaron que se trató de un descuido de su parte.

«Ah, pero es que mi perro ya sabe andar en la calle, ya está acostumbrado» quizá has pensado. Bueno, tampoco es un factor decisivo:

¿Sabe andar suelto?

Si nunca llevas suéter, la posibilidad de que un día te de frío, se eleva. Así de fácil. Si nunca le pones la correa, la posibilidad de que se pierda, se eleva. Y si nunca camina suelto y un día quieres que así sea, empieza por soltarlo en espacios controlados, con una sola salida o cerrados, con más de una persona que te ayude a cubrir las vías de escape. Esa sensación de «libertad por primera vez» puede ser riesgosamente exacerbada.

¿Qué motivos los hicieron correr, alejarse y perderse? Aquí no hubo mucha diferencia:

  • 49 salieron corriendo tras un gato, rata, ardilla u otros perros. 21%
  • 54 se asustaron con un claxon, escape, gritos o fuegos artificiales. 20%
  • 41 sencillamente empezaron a acelerar «sin razón». 18%
  • 46 se asustaron por otra persona que los provocó o los quiso alejar. 17%
  • 44 sencillamente se perdieron de la vista. 19%.

Esto no alivia en nada, al contrario, dice que los motivos son tan variados que las posibilidades son similares, y muchas. No puedes adivinar lo que sucederá, no puedes controlar todo el entorno, así que atento en los demás factores.

Y la condición de vida de los perros, también influye:

La fuerza de la familia

Los perros «únicos» parecen más propensos al extravío. Es la fuerza de cohesión que te otorga una manada. El sentido de pertenencia y de seguridad se eleva mientras haya más miembros, así que la inseguridad al alejarse de la manada es mayor. Entre «hermanos» se cuidan, se ladran, se llaman y hasta se «regañan». Finalmente, un perro que en todo el día no ve otros perros, se emocionará más al encontrar amigos caninos en la calle, por lo que la reacción puedes ser más intensa. Una razón más para que abras la puerta a más de un peludo.

Las edad pueden no ser tan relevantes, pero al final son un factor interesante para que seas más cuidadoso durante cierto tiempo. Por supuesto, la edad te da sabiduría, así que mientras más jóvenes e impetuosos, mayor riesgo:

  • 147 tenían entre 6 meses y 3 años. 54%
  • 123 tenían entre 3 y 8 años. 45%
  • 3 tenían más de 8 años. 1%

Por supuesto todos estos resultados no garantizan un comportamiento definido, pero desde luego podemos decir que, por ejemplo, tiene muchas menos posibilidades de extraviarse:

Un perro adulto, adoptado, parte de una familia en donde hay 3 o más perros, que pasea con correa.

Y si ya sucedió, es más fácil que regrese a tí, si:

Traía placa,  era adoptado, mestizo, los buscas más allá de tu propia colonia, pones carteles y usas las redes.

Pero esto funciona sólo estadísticamente. Los casos son individuales, y si te ha pasado, no debes rendirte, esa es la clave. De hecho, en uno de los casos más increíbles, el extraviado en cuestión regresó a casa  casi 1 año después, cuando aquellos que lo encontraron vieron un cartel de «se busca» y llamaron, aún cuando ellos vivían a casi ¡20 kilómetros! de donde se había extraviado el perro.

Respeto completamente a quien no quiso responder el cuestionario sobre su caso, y deseo de todo corazón que su mascota haya regresado o esté próxima a hacerlo. Cuentan con nosotros y nuestras redes para difundirla, como siempre.

Y a quienes se tomaron la molestia de aportarnos datos mientras pasaban por ese trago tan amargo, caramba, MUCHAS GRACIAS. Es muy importante crecer en términos de información, y ustedes han contribuido mucho a ello. Con suerte, evitaremos algunos extravíos con la difusión de estos resultados.

Si tú no fuiste parte de nuestro campo de estudio, aún nos puedes ayudar, contestando las siguientes preguntas. Serán de mucha ayuda tus respuestas:

Visita El Croqueton

Animales en los medios. Show vs. Ciencia.


colmenares@animaliamagazine.com

Con cada llegada de nuevas tecnologías, nuestro mundo cambia. A la llegada de la imprenta, el mundo se adaptó, tomando sus ventajas y sufriendo sus riesgos. Luego a la llegada del barco de vapor, del telégrafo, del teléfono, de la electricidad, la radio el cine, la televisión, la computadora o la internet.

A cada paso que la humanidad ha dado, las adaptaciones de las sociedades han sido obligadas por una necesidad de explotación y velocidad, a riesgo de que otros lo hagan antes, con otros fines.

Mucho se podría discutir lo que las líneas telegráficas ayudaron a las guerras, el desarrollo de gases venenosos, de la aeronáutica y la energía nuclear. Pero así también se puede hablar de los resultados obtenidos y del aprovechamiento tecnológico para las artes, para la difusión masiva del conocimiento o para la ayuda internacional en tiempos de desastres.

Así pues, cada desarrollo depende de la persona que lo aprovecha y la intención con la que es explotado. Los medios de comunicación masiva, entre los que el conocimiento popular coloca a la radio, televisión e impresos (periódicos y revistas), no han vivido una historia diferente.

Mientras algunas personas los dedicaron enteramente al seguimiento de acontecimientos sociales de índole noticioso, otros lo hicieron a los espectáculos, a los pasatiempos, los deportes, la divulgación científica o el mundo natural.

Lo cierto es que, durante muchos años, quizá casi todo un siglo, los medios masivos estuvieron en manos de unas cuantas personas que podían decidir el rumbo que se tomaba. Los periódicos se monopolizaron en manos como las de William Randolph Hearst, Joseph Pulitzer y otros tantos. El cine fue presa de las grandes corporaciones, después de las disputas de origen entre los Lumiére, Meliés, Pathé y Alva Edison. La Televisión prácticamente nació en contadas manos poderosas, de cuyos monstruos monárquicos aún no ha sido extraída.

Entonces pues, las tendencias de información y de los contenidos mediáticos siempre han estado lejos de ser lo que la gente quiere, tanto como ser lo que los dueños deciden.

Y en este escenario hostil, complicado y agreste, unos cuantos necios fueron cosechando semillas de interés natural y animal. Con paciencia, tenacidad y un poco de utopía en sus ideas, algunos apasionados de la biología, de la exploración, de la medicina veterinaria o sencillamente apasionados de la vida, construyeron los cimientos de la Naturaleza Mediática, que a nuestra generación ha tocado poder explotar y disfrutar, con la enorme responsabilidad de no dejarla desvanecer.

A muchos nos puede parecer natural, común, ver programación sobre exploración, sobre especies animales, sobre rincones poco pisados por el hombre, pero no siempre fue así.

Muchos anónimos explotaron este interés con resultados íntimos, a veces enlatados durante mucho tiempo, carentes de afán comercial y plenos de deseos artísticos. Así como Franz Marc decidiera plasmar casi por exclusivo animales en lienzos coloridos, algunos camarógrafos y exploradores decidieron alejarse de las estrellas de vodevil y la luz de las candilejas, para capturar a estrellas y protagónicos cubiertos de pelos, escamas o plumas.

Décadas de imágenes hermosas, carentes de un mecenas que las convirtiera en económicamente viables, pasaron inadvertidas y casi incógnitas para la mayoría de la población mundial, que asoció a la cámara mágica de la televisión con la productora de semidioses humanos. Galanes y princesas, villanos, héroes y líderes de opinión, cubrieron el espectro completo de la programación mediática.

Sería necio y un gran riesgo pretender hacer un recuento de todas las personas que han estado interesadas en llevar animales y naturaleza a las pantallas, pero por supuesto algunos nombres tienen un sonido más familiar para una mayor parte de la población, gracias a que su necedad y pasión coincidió con una buena recepción, la confianza de algún empresario y el gusto masivo, que les permitió hacer su trabajo de conocimiento popular.

A mi cabeza viene, siempre, la imagen de un delgado y sonriente navegante Jacques-Yves Cousteau, como uno de los primeros que me entregó, siendo niño, animales bidimensionales, que jamás habría imaginado. Tuve la fortuna de oír de su voz (traducida, pero en mi cabeza ESA será siempre su voz) cómo se comportaba un tiburón, antes de que un director fantasioso me diera un estereotipo del asesino marino. Conocí con él a seres que parecerían de otro planeta, como la medusa o el pez piedra, y aprendí de coexistencia con la anémona y el pez payaso.

Las noches de Costeau, programadas por la escueta televisión nacional e impulsadas por mi genial padre, se hicieron parte de mí a la par que las cientos de caricaturas y programas infantiles. Y afortunadamente no sólo fueron Costeau y papá.

Estaban en la televisión también Odisea Burbujas, con Mafafa la lagartija, Mimoso Ratón, Patas Verdes el sapo y Pistachón Zigzag (responsable de que no corriera, de niño, de los abejorros). Estaba María Elena Hoyos, necia a salir en televisión con su chimpancé en brazos. Estaba el gato GC, que con la ecología luchaba en contra de la ignorancia o los serios documentales de la BBC, en donde aún puedo ver a la lagartija corriendo por el desierto.

Y luego llegaron las explosiones mediáticas que no podía creer, como el nacimiento de Discovery Channel, en 1985 (aunque México no lo vería más que por televisión de paga muchos años después) y su rincón especializado, Animal Planet, creado en 1996. Con éste último, la aparición de maestros del freeanimal-show, como Steve Irwin, Jeff Corwin, el más reciente César Millán y hasta Zaboomafoo.

Se puede o no estar de acuerdo con algunas de las técnicas que utilizan, pueden ser objeto de crítica, estos programa y muchos más, pero lo cierto es que su popularidad, tenacidad e insistencia, han abierto los ojos corporativos hacia los animales y la naturaleza, otorgándonos a nosotros, como público, la posibilidad de encontrar estos contenidos en donde regularmente sólo se hallan estrellitas y héroes ficticios.

Hoy, cómo público, tenemos la opción de acceder a ellos y como ciudadanos globales, la obligación de hacerlos un consumo frecuente, para demostrar a estas empresas que han tenido razón en su insistencia, que queremos que sigan de necios.

@pacocolmenares

@animaliamag

@redmascotamedia