A final del día, corazón


peludos-manopata02A final del día, corazón.

Corazón, como la palabra clave de nuestra existencia y el impulso fundamental de cada día en nuestras vidas. Corazón, como el motor para sensibilizarnos con lo que está sucediendo a nuestro alrededor y dar cuenta del mundo que existe fuera del que tenemos en nuestras mentes. Corazón, para decirle a la mente que nuestro mundo tiene necesidades, muchas, donde existe más injusticia que justicia y para el que una palabra define al ser humano actualmente: indiferencia.

Indiferencia hacia todo aquello que amerite un esfuerzo extra de nosotros y que no nos signifique una ganancia, ya sea material o egocéntrica. Un tema relevante aquí está de moda actualmente: el maltrato animal.

La palabra maltrato se traduce como abuso y éste se muestra como injusticia al entender de todos nosotros. Pensaría en la indignación general para motivar una solución pero sucede todo lo contrario: minimizamos el tema.

«Es sólo un animal… Estás exagerando… Pobrecito, pero no tengo tiempo… Seguro habrá quien lo ayude… No me interesa… Se lo merece… Seguro algo hizo…»

Justificaciones de una sociedad cada día menos comprometida con ella misma. Personas que despiertan, comen, trabajan, comen, trabajan, comen, duermen y se distraen, olvidándose que son parte de un todo llamado Tierra y para la que tenemos una gran responsabilidad de cuidarla. Animales incluidos. El maltrato animal es la simple traducción de nuestros complejos, traumas, miedos y emociones reprimidas, situaciones que sólo podemos solucionar «dominando» al ser más débil que tengamos enfrente. Ponerle fin es una cuestión de criterio y salud emocional; de control y sanación en uno mismo. Debemos comprender que somos agentes de cambio capaces de transformar el mundo.

Se nos olvida que la Tierra ya estaba antes de que llegáramos; que es «la casa rentada en el barrio bonito» que nos estamos encargando de maltratar, graffitear, ensuciar y destruir. Se nos olvida que los animales son nuestros maestros, al demostrarnos lo simple de la vida y su capacidad de vivirla con felicidad, a pesar de las «limitantes» que sólo nosotros les vemos y que para ellos son sus grandes cualidades que la naturaleza les brinda. Nuestro maltrato hacia ellos solo denota lo débiles que somos.

Se nos olvida el ser humano es un animal y está para co-existir con el resto. Se nos olvida que el maltrato animal existe por nosotros y sólo nosotros podemos terminarlo.

Se les recuerda que la indiferencia es la mejor arma que tenemos para darle en la torre al corazón y nuestra sensibilidad humana. Si, es un proceso lento pero efectivo. Como seres humanos sabemos bien de ello.

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