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El pelo de los perros: una barrera de protección


Es verano y durante esta época de calor lo más importante es mantener frescos a nuestro perros; sin embargo, durante años se han tomado decisiones equivocadas y poco informadas respecto a este tema.

Con las altas temperaturas frecuentemente se opta por cortar varios centímetros el pelo de los perros e incluso raparlos, sin saber que esto último trae más consecuencias negativas que positivas ya que su piel queda en gran medida expuesta al medio ambiente, susceptible de numerosos daños y posibles infecciones.

Una de las principales funciones del pelaje en los canes es regular su temperatura, así como proteger su piel de condiciones externas como la lluvia, el frío, los rayos del sol y las picaduras de otros animales. Los perros tienen folículos compuestos por un pelo primario, cuya función es actuar como barrera a las radiaciones ultravioleta, y varios secundarios, mejor conocidos como “subpelos” que evitan cambios drásticos en su termómetro corporal mediante la famosa “muda de pelo” que es completamente natural y tiene lugar a medida que transcurren las diferentes estaciones.

Investigaciones han demostrado que el subpelo crece a mayor velocidad que el pelo primario, por lo que terminará sobresaliendo si se recurre constantemente al rapado. De esta forma, un can con exceso de subpelo experimentará mucho más calor.

En consecuencia, un rapado excesivo en los perros puede ocasionarles quemaduras y sobrecalentamiento de piel, problemas de la regulación térmica e irritación; especialistas aconsejan cepillarlos diariamente y utilizar productos adecuados para desenredar. Otra opción es practicarles un “deslanado” con el fin de retirar única y exclusivamente el pelo excedente.

Un pelaje equilibrado siempre será la mejor opción para nuestro mejor amigo. La regla básica es no raparlo y solo cortar un poco de pelo para darle frescura, teniendo siempre en cuenta que este, más que algo estético, es un elemento de protección.

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La incomprendida etapa del Perro Adolescente


Lo que fue un cachorro adorable…

En la mañana del 25 de diciembre, niños, jóvenes, e incluso algunos adultos, se despiertan con ansiedad a revisar los regalos que les esperan bajo el árbol de navidad, envueltos, escondidos, en cajas engañosas que evitan adivinar su contenido. Y es que en esta tradición, el factor sorpresa es fundamental.

Algunas veces, unas de esas cajas emiten un sonido agudo, como un rechinido, pero se repite y se escucha con más claridad… como un llanto pequeñito. La caja se mueve un poco, se escuchan patitas en el fondo… ¡Ha llegado un cachorro de regalo!

Y este momento mágico puede ocurrir también menos de 15 días después, a la llegada de los Reyes Magos.

Si te ocurrió recientemente, o conoces a alguien que le pasó ese momento genial, es probable que los cachorros de esos días ronden hoy los 6 meses, por lo que están entrando en una época donde corren un gran riesgo: ser abandonados.

Sí, lamento ser tan frío al cortar nuestra historia feliz, pero en Junio estamos en los meses límite de la tolerancia para muchas personas que no lo pensaron correctamente antes de recibir a un cachorro de regalo, y en estos meses están enfrentando una etapa complicada, pero sobre todo incomprendida, en la vida del perro: la adolescencia.

Hoy es un desesperante adolescente…

La ternura del cachorro de 2 y 3 meses ha comenzado a cambiar, estirándose en un cuerpo relativamente más larguirucho y endeble. Camina “como Tribilín” (o Goofy, para las nuevas generaciones), estirando las extremidades con torpeza, pero con más fuerza que antes, calculando mal las carreras y el punto donde debe frenar; intentando saltos a lugares absurdos, bajando escalones con miedo o con demasiada audacia.

Y por supuesto, ha empezado e explorar su mundo con todas sus herramientas ya, pues ahora tiene uñas más fuertes; sus patas pueden rascar el piso y los sillones con fuerza que antes no tenían; la cantidad de desechos que puede arrojar es cada vez mayor y, desde luego, tiene un juego dental y una mandíbula que apenas está encontrando sus funciones y su potencial.

Por eso nos arriesgamos a que estos cachorros, que fueran motivo de tanta alegría hace unos meses, ahora cambien el final feliz, por un poco de impresión y tolerancia, condenándolos al abandono.

Abandonar a un animal no significa solamente dejarlo en la calle o en un bosque. El abandono tiene muchas formas de disfrazarse, pero en todas hay un factor común: nuestro amigo va a sufrir.

Desde luego es más grave (y por cierto, en muchas ciudades es delito) abandonar a un animal en la vía pública o en un parque o baldío, pero también el entregarlo a un centro de control canino, un albergue u otra casa en donde sea relegado a una azotea, es abandono. El cachorro ha pasado meses al lado de las mismas personas, ha jugado con ellas y ha encontrado una sensación de pertenencia a su espacio, a su olor, a los colores del lugar, a los ruidos. Cambiar todo eso de la noche a la mañana, enfrenta toda su comprensión. Se pregunta “¿Qué hice? ¿Por qué se van?” y más aún “¿Cuándo van a regresar?”, pregunta con la cuál se quedará mucho tiempo, a la esperanza de que su vida retome el camino que llevaba.

Y esta tendencia se nota con facilidad en los albergues y a través de las Asociaciones protectoras de animales, que justo entre marzo y junio, recogen más perros jóvenes que en ninguna otra época del año. Esos perros que dejaron de ser el tierno cachorrito, para convertirse en un fuerte y curioso perro.

Lo peor es que esta desesperación por el comportamiento del “tremendo” perro adolescente, podría ser aliviada con un poco de conocimiento, empatía y sentido común.

Veamos algunas cosas a considerar:

Recuerda: es temporal.

Es quizá la característica más importante a tener en mente. No importa cuánta energía parezca que tiene el cachorro, se va a reducir con el tiempo. No existen perros “malvados” o “traviesos” porque esa sea su personalidad. Cuando llegan a la etapa adulta, todos los malos comportamientos se reducen, y muchos, se apagan por completo (y claro, tú influirás mucho para que sea más rápido y mejor ese cambio). Aunque las etapas de juego de los cachorros varían con cada individuo, y tienen mayor disposición dependiendo de su genética, la verdad es que todos los perros, entre los 6 y los 24 meses, son animales de energía, juego y exploración.

Es normal

Esto último, la exploración es la responsable de aquellas cosas que llamamos simplemente travesuras. El perro está explorando todo, desde su cuerpo hasta el entorno, y para ello no hay otra forma más que la de intentar y equivocarse. A diferencia de nosotros, no pueden sentarse a escuchar toda una lección de cómo funcionan las cosas y que consecuencias pueden tener ciertos actos, y quedar satisfechos con “la teoría”.

Además los músculos duelen, o por lo menos se sienten extraños al crecer, y aunque sea muy paulatino, el cuerpo lo resiente. El cachorro se está dando cuenta que alcanza a brincar más alto, que ahora puede ver el mostrador de la cocina, o que con sus patas puede abrir cosas que antes estaban totalmente cerradas para él. Esa curiosidad es incontrolable, y si los jefes de la casa no le enseñan las cosas que puede o no intentar, él las intentará todas. Es la forma en la que todos los seres nos desarrollamos y evolucionamos, encontrando el mejor nivel de nuestras propias capacidades, para un día usarlas en algo más importante.

Es corregible

Los cachorros necesitan probar las cosas, y eso tiene un riesgo. Desde luego eso no significa que debes permitir todas las cosas que quiera hacer alguna vez. Por ejemplo, no necesita caerse por la ventana para que entienda que tiene consecuencias, pues esa consecuencia puede ser fatal. En su lugar, le enseñamos que asomarse demasiado a la ventana tendrá otra consecuencia: nuestro regaño en forma de grito y amenaza (jamás con golpes), y con eso nuestro amigo no debe necesitar conocer la otra consecuencia. Lo mismo aplica para morder cables, lamer enchufes, explorar vidrios o bajarse de la banqueta.

Pero incluso así, habrá cosas que no podremos evitar que tengan consecuencia, y eso le hará aprender. Si algún día se encuentra con el fuego, puede que no alcance a sentir el calor que duele antes de que se quemen algunos pelos, o es probable que le pique algún pequeño insecto al que persigue, sin que lo veas, y el dolor de la picadura le enseñará a no hacerlo de nuevo. Sólo necesitas estar atento a lo que hace frente a ti, lo que escuchas cuando está lejos, y lo que le dejas a la mano cuando lo dejes solo. Ponte en su lugar y pregúntate: “Si me aburriera, ¿trataría de morder esto?”

Es un buen momento

El que tenga tantas ganas de explorar, lo hace también el mejor alumno del mundo. Nada le hará más feliz que explorar a tu lado. Eres su maestro, su jefe, te admira y quiere que lo admires a él. Aprovecha cada paseo para relajarte verdaderamente viendo el mundo a través de sus ojos.

Cuando veas un bicicleta, permite que se acerque a olerla, a descubrir de qué está hecha. Si te es posible pide al dueño de la bicicleta que la monte y tu cachorro vea cómo empieza a moverse lentamente.

Acompáñalo a descubrir lo que son los arbustos, los árboles, otros perros, la gente, los lugares a donde puede entrar, y a los que no, el agua, la tierra. Hazlo a su lado, con su correa puesta, para que evites riesgos de que coma cosas en mal estado o moleste a alguien más, pero ayúdalo a que conozca el mundo lo más que se pueda.

Además claro, es el mejor momento para recibir una educación. Costea de una vez entrenamiento y escuelas caninas. Cualquier inversión en ellas, será de gran beneficio en poco tiempo.

Lo vas a extrañar

Y me refiero a este momento, esta etapa, créeme. Una vez que pase esta etapa de gran energía y exploración, el jovencito empezará a definir su carácter más claramente, ese que lo acompañará los siguientes 10 o 15 años. En mucho influirá todo lo que viva en estos meses de adolescencia, pero verás una forma de ser mucho más estable y consistente después de los 2 años de edad.

Una vez pasada esta etapa, las horas de juego se van a reducir naturalmente, y la energía también, de manera paulatina. Con la injusticia del poco tiempo que un perro vive, en comparación con nosotros, es muy probable que tú aún quieras jugar, aunque de una manera distinta, cuando tu perro sea adulto mayor… y te aseguro que extrañarás todo lo que solía hacer ese cachorro juguetón.

No te prives de convertir esta etapa en un montón de recuerdos divertidos. Te aseguro que dentro de 10 años, no vas a extrañar los zapatos que no alcanzaste a quitarle, el control remoto que dejaste junto a su cama, o el vaso que pusiste a la orilla de la mesa y el quiso probar. Vas a querer platicar con tus amigos y familia de esas ocasiones, riéndote de cómo les asustó el ruido, lo que creyeron que pasaría y lo que vivieron para corregir el error después.

El cachorro, el perro adolescente, está en la búsqueda de cosas nuevas, y ama la posibilidad de encontrar y dominar cada sorpresa que el mundo le depara, pero a ninguna de esas cosas, las ama más que a ti. Tu compañía y tu presencia son lo más importante, y verlo crecer a tu lado, vale todo el esfuerzo de ser tolerante hoy con él.

No abandones el esfuerzo.

 

 

Recuerda:

Más del 50% de los perros extraviados, se pierden antes de cumplir los 3 años de edad. La energía y la curiosidad, pueden ser mala combinación. Nunca permitas que salga a la calle sin una placa.

 

¿Cuántos animales tener? Técnicas para el crecimiento de la familia.


Cuando recién adquirimos a un Perrogato, nuestro amigo parece el mejor y el único, y creemos que ninguno es como él –lo que es cierto, cada uno es único- pero también empezamos a sensibilizarnos con otros animales.

Como ahora conocemos el lenguaje de nuestro amigo, sabemos con más claridad cómo identificar una sonrisa de perro, el cariñoso encaramar de un gato, el movimiento de cola juguetón de un cachorro, la elegancia del gato que camina seguro por la barda.

Esa puerta se abre para aceptar que quizá todos, como tu hoy amado Perrogato, necesitan del cariño que le das a él. ¿Cabría otro animal en ese espacio vacío? ¿Querría comer también de lo que come Perrogato? ¿Serían amigos? ¿Hermanos?

Abrir la puerta del cariño a un animal, puede que abra la otra puerta, literal, la de tu casa.

“¿Qué es mejor que un abrazo? ¡Dos abrazos!”, es decir, dos animales significan doble cariño, dobles caricias y juegos, un nuevo catálogo de locuras que te harán reír todos los días, un juego nuevo de manías que, si antes disfrutabas de tu amigo, ahora te volverán loco al ver las del nuevo… ¡y te encantará ver las que hagan juntos!

¿Pero todo el mundo debería traer a casa a un segundo animal? ¿O a un tercero? ¿Eres candidato idóneo para ello?

Las peleas por recursos son algo muy normal, pero no por eso son “inofensivas”. Si no estás controlando los recursos (comida, juguetes, camas) podrías dejar sin querer pequeños detonadores de conflicto, que aún en animales de tamaño o razas pequeñas, pueden acabar con heridas de consideración.

¿Cuánto es 1?

¿Realmente estás consciente de lo que tu amigo animal implica en tu vida? Y no me refiero al cariño y la alegría, inconmensurables. Me refiero a medidas reales, prácticas.

Vamos a imaginar que todas las responsabilidades al respecto de tu Perrogato, se cubren correctamente en casa y pensemos que las realiza una sola persona, para poder usar un estándar, la base de esta escala que será UNO.

 

Debemos entender que dos animales no necesariamente se verán como “hermanos” desde el momento en que se vean, serás tú quien logre esa meta con un poco de paciencia, y sobre todo, presencia.

Tiempo

Cada cosa que necesita tu amigo, consume tiempo. Salir a pasear, jugar con él, darle de comer, llevarlo al médico, bañarlo y hasta acomodar el “tiradero” que deja cuando se pone juguetón.

Digamos que pasea 30 minutos, dos veces al día, sin contar el tiempo de juego en casa. Ahora sumemos una media hora para la comida -dos lapsos de 15 minutos para dos comidas al día, o tres comidas más ligeras de 10 minutos-. Pero eso es sólo el tiempo en lo que come. También suma que a ti te implica unos 5 minutos en cada comida, entre servirle y recoger su plato, o llenar su agua. Ahí son otros 15. Eso es más o menos 1 hora 45 minutos, que pueden convertirse fácilmente en 2 horas.

Si pensáramos en añadir un nuevo integrante ¿se multiplica por dos? No necesariamente. Por ejemplo, puede que ambos no tengan la misma energía para la hora de salir a pasear, así que si vas al ritmo del Relax, a Juguetón deberías añadirle unos 15 minutos más de puro juego. Si vas al ritmo del más Juguetón, entonces Relax quizá necesite descansar a medio camino un rato. Así que dejemos esos 15 minutos añadidos, en cualquier caso. La otra opción es que salgan por separado, pero regularmente quieres crecer a la familia, para salir a pasear todos juntos, ¿cierto?

Esto ya nos da una idea. Dado que muchas cosas entre hermanos perrogatos se hacen al mismo tiempo, los minutos que requieres para atenderlos no se duplican, pero sí se incrementan. No estaría mal pensar en un 25% extra del tiempo por cada nuevo animal.

Si llega un nuevo miembro a casa, trata de que sea en sábado, o al inicio de un periodo vacacional. Así puedes dedicar los primeros dos o tres días a estar con ellos la mayor parte del tiempo, y calmar momentos indeseables antes de que sea tarde.

Dinero

¿Cuánto gastas en tu primer mascota? ¿Eso sí se duplica? Sí, casi siempre.

Quizá en donde podría no ser el doble de costo, sería en la comida, pues la mayor parte de las veces comprar presentaciones más grandes conviene. Si una bolsa de 2 kilos costara 100 pesos, la de 10 kilos quizá te cueste 400, y no 500.

Pero las vacunas, baño, revisiones y tratamientos, casi nunca son más baratos por dos que por uno, así que deberías calcular tus gastos casi al 100% más por cada nuevo hermano.

Ahora hablemos del comportamiento.

Si amas TODO lo que hace Perrogato, te felicito, pero sé que es muy probable que haya cosas que no te encantan. Quizás pocas, quizá una. Eso, ese detalle de actitud, de “travesura”, de necedad o hasta de torpeza que puede tener Perrogato Primero, es probable que encuentre su equivalente en Gatoperro Segundo.

Algunas personas creen que la sensación de soledad y aburrimiento que tiene su Perrogato, está estrictamente relacionada al hecho de que “se siente solo”. Aunque algunos problemas de Perrogato en casa sí se dan por reacciones asociadas a la Ansiedad, esta no siempre se cura con la compañía de un hermano. Al menos no de manera mágica.

Si un par de animales llegan juntos desde el principio a casa, hay muchas posibilidades de que haya menos celos y menos disputas por los recursos, pero si uno llegó antes que el otro, debes estar dispuesto a verlos y atenderlos los primeros días, y a darles la educación correcta. Y al final, también debes controlar en recurso más valioso para muchos Perrogatos: Tú mismo. Los celos por el amor de papá humano, existen también en los perrogatos.

Cuando pienses en un familia mixta, considera las diferencias de comportamiento. Los perros es mejor que coman en horario, para los gatos es mejor dejar comida disponible todo el día. (Cuida la comida del Gato… ¡a muchos perros les encanta!)

Escenarios de crecimiento de manada:

  1. Tengo Perro adulto, llega Perro Adulto

    Es quizá el escenario más sencillo de evaluar, porque ambos tienen un carácter más definido. De donde sea que adquieras al nuevo, debes poder observar su comportamiento antes, y deberías integrarlo solo si es evidente que ambos son tolerantes con otros miembros. Cuida que “el nuevo” no llegue a acaparar y usar todo lo que “el primero” tenía. Dale cosas propias y evita “heredar” entre hermanos.

  2. Tengo Perro Adulto, llega Cachorro:

    Si el perro que ya tienes se lleva con otros perros, puede no haber mucho conflicto, pero ten en cuenta que Cachorro querrá jugar más que Adulto, y lo puede desesperar fácil.

  3. Tengo Gato Adulto, llega Gatito:

    Si el Adulto nunca ha convivido con pequeños, quizá no desarrolle la hermandad más profunda del universo, pero puede que tengan un relación de Maestro – Aprendiz muy útil. Adulto debe marcar sus reglas y tú debes ayudar a que se respeten por el bien de ambos.

  4. Tengo Gato Adulto, llega Gato Adulto:

    Puede ser la mezcla más complicada. Mi mejor recomendación es que te asesores con un etólogo antes de que saquen chispas. Hay ejercicios muy sencillos de integración, poco a poco, que pueden lograr maravillas, pero si lo haces sólo por intuición, puedes encontrarte –en el mejor de los casos- en medio de una guerra de hiseos y gritos.

  5. Tengo Perro, llega Gato (y a la inversa):

    Se puede, claro que se puede. Y muchas veces no es tan difícil. Sería importante, claro, que el Perro nunca haya demostrado gusto por corretearlos, y el Gato nunca haya demostrado aversión agresiva a perros. Si así fuera, un buen tiempo no se harán mucho caso y se repartirán espacios. Después hallarán cosas que hacer cerca, o hasta juntos. Algunas familias mixtas juegan mucho juntas, y hasta duermen en las mismas camas. Si buscas la ayuda de un especialista, puedes tener la familia mixta más divertida y hermosa de la colonia.

  6. Llegan dos cachorros al mismo tiempo:

    En ambos casos puede ser muy divertido y desde luego hará más fácil que se acoplen desde siempre. Con gatos puede ser muy fácil, pero con perros será cansado cuando sus juegos se pongan más energéticos. Ahí sí ármate de paciencia doble.

Cuando NO crecer la familia.

  1. Cuando quieres una parejita para que se reproduzcan: Pésima idea. Déjale eso a profesionales. Tener macho y hembra sin esterilizar en casa, significan días insoportables durante los celos. Fluidos inesperados, peleas. Los periodos de gestación no son miel sobre hojuelas, y los partos en casa pueden ser caóticos y hasta trágicos. Los criadores profesionales saben lo que hacen, tú no.
  2. Cuando quieres un animal para equilibrar la “propiedad” entre tus hijos: El que los niños entiendan que “el perro es tuyo y el gato es mío” o que dos animales son objetos con etiqueta de propiedad, más que enseñarles responsabilidad, puede comenzar una competencia absurda. Cualquier animal debe ser entendido como un miembro de la familia, que es de todos y para todos, incluso si ha hecho un lazo más fuerte con algún miembro que con otros.
  3. Cuando rebasan tu presupuesto monetario, o de tiempo: Reconoce lo que NO puedes hacer y el espacio que NO tienes. Tener más animales de los que te alcanza, también es maltrato. Cuando haya un imprevisto, buscarás ahorrarte una consulta veterinaria, un medicamento, o reducir la calidad de alimento, y eso no debe ser moneda de cambio. Los animales deben disfrutarse, no padecerse.

Un rescate que cambió 8 vidas


«No podíamos dejarla regresar con la pata fracturada, pero no sabíamos si ahora había una camada de cachorros esperando a una mamá que no iba a volver…»

Claudia / Paco

 

 

Pues como algunos de nuestros seguidores en las cuentas de Twitter y Facebook lo saben ya, por la narración que hicimos la misma noche del suceso; esta es la historia del rescate de un animal lastimado, que se convirtió en una nueva familia. Caso que por supuesto, además de la satisfacción, nos da anécdotas que les compartimos a ustedes, con el afán de aprender todos juntos con los casos que vivimos a diario.

Sábado 22 de Marzo de 2014.

Por la tarde del sábado habíamos asistido al Curso Campamento de Adiestramiento para Perros Detectores, organizado por Aromas El Arca, en las instalaciones de la Policía Municipal de Texcoco, en el Estado de México. Salir de la Ciudad de México, para un oriundo de ella, es siempre un remanso. Claudia impartía parte de ese curso, como la especialista en Etología que es, y yo lo cubría por su importancia informativa… (bueno, casi sólo por eso). dra.edwards@yahoo.com

Sin importar lo mucho que ames el lugar donde naciste, vives o trabajas, escapar un poco de ese ritmo diario te llena de una especie de paz, que reconforta por saber que es momentánea, por lo que el momento se vuelve un oasis. En verdad esa tarde lo fue. Las instalaciones se encontraban en un ladera del cerro, un poco más complicado el camino para quien no domina la zona. Eso tenía otra gran ventaja, la zona era de una oscuridad natural perfecta, sin la tremenda contaminación lumínica de la ciudad, en una noche de cielo despejado y aire fresco. Caray, el escenario no podía mejorar.

Eran cerca de las 10 de la noche cuando tomábamos camino de regreso a México, escoltados por un elemento de la Policía de Texcoco, que amablemente nos guiaría por el mejor camino a la carretera, cuando al tomar apenas la primera vuelta a la esquina, Clau hundió el pie en el freno: -¡Tiene la pata fracturada!

Sin más explicación, ambos volteamos a la derecha, para encontrar a un perrita, parada al borde de la carretera. Jadeaba ligeramente, en un demostración de cansancio, pues el calor se había ido hacía varias horas. Estaba de pie sobre tres de sus patas, pues la cuarta, delantera derecha, se contraía en 3 segmentos, incapaz de tocar el piso, evidenciando un fractura que, sin ser expuesta, provocaba un inmediato sufrimiento por empatía. Tomaba un respiro, con la mirada puesta al frente, lo que nos indicaba que no estaba en su zona de confort, sino que viajaba a algún otro lugar a descansar. Y empezó la evaluación de la situación...A la distancia era difícil decir si la fractura era reciente o añeja, pero era lo de menos, la realidad es que no podíamos dejar de verla y calcular en nuestra cabeza las posibilidades de inmediato, mientras nos preguntábamos decenas de factores en cuestión de segundos.

¿La subimos? ¿Necesitará atención médica urgente? ¿Tendrá algún negligente dueño? ¿Sabrá que está lastimada? ¿Si nos acercamos se moverá hacia la carretera con el riesgo de ser atropellada frente a nuestro ojos?

Pasaron acaso 10 segundos cuando Paco estaba fuera del auto, tratando de hacer señas con los brazos al policía que se nos había adelantado un poco, sin saber la razón de nuestra repentina parada.-¿Tenemos algo que funcione como correa? dije. Sólo mi cinturón -contestó

Para entonces el oficial (del que como muchos héroes, su nombre no supimos, y me disculpo), estaba estacionándose ya a nuestro lado, preguntando si algo nos había pasado. Pocas palabras necesitábamos los tres para entender la situación, por lo que aún terminando de calcular el siguiente paso, nos remitíamos a ubicarnos en los tres puntos hacia donde podía huir, sin cerrar mucho el campo, para evitar que se sintiera aprisionada. Con alimento para perros que tenía el oficial en el vehículo, más un plato que teníamos nosotros y mi cinturón, pudimos formar una pequeña trampa para la nena, que se veía desconfiada y temerosa, pero realmente hambrienta, pues sólo un par de intentos bastaron para lograr colocar la improvisada correa alrededor de su cuello, pues ella no quería desaprovechar cada pedacito de alimento.

Maniobrar con ella no era sencillo, porque no sabíamos la calidad de su fractura, y no podíamos permitirnos un movimiento brusco, que la lastimara más. Logramos comunicarnos con el Teniente Juárez, que impartía en ese momento una práctica sobre olfación, a unos minutos de nosotros, para que nos confirmara la posibilidad de albergar a la nena en una de las jaulas de las instalaciones. Así lo hizo (por lo que también estamos sumamente agradecidos con él y la Unidad Cinotáctica de Kerberos), y con la correa de la mochila, amén del cinturón, pudimos formar un arnés, que nos ayudara a subir a la perrita a la camioneta, sin exigirle esfuerzo en las patas. Aunque se estresó un poco en los breves minutos del viaje por ir a oscuras y sostenida de dos correas por un desconocido, no pasó de un par de gruñidos largos, que avisaban su incomodidad y su natural miedo.

Cuando llegamos de regreso a las instalaciones, en donde podría pasar la noche, Claudia la tomó de la mitad trasera, para que yo sostuviera el cuello, en su camino a la jaula que la resguardaría, y fue entonces que notó algo nuevo en el rescate: -¡Tiene las glándulas mamarias llenas!

La nena, que hacía unos segundos era sólo una perrita lastimada, era ahora una posible madre reciente, pero no podíamos tener certeza de ello. Nuestras opciones ya no eran tan simples. No podíamos dejarla regresar con la pata fracturada, pero no sabíamos si ahora había una camada de cachorros esperando a una mamá que no iba a volver.

Decidimos tomar la más lógica de las opciones, y regresamos al punto en donde habíamos recogido a la nena, para partir de ahí en búsqueda de algún lugar que pudiera funcionar como guarida, en donde con mucha suerte halláramos a sus cachorros, o rastro de ellos. Al llegar a la esquina teníamos varias opciones: un inmenso lote baldío que se difuminaba en tierra silvestre, un callejón oscuro, el lateral de la carretera que formaba una cuneta, los pórticos de tres casas y un construcción, obra negra. Sabíamos que una madre lactante no caminaría demasiado lejos de sus cachorros, ya fuera para comer o evacuar, y que con la pata fracturada, eso se reduciría aún más, así que teníamos la esperanza de hallar el lugar adecuado en un radio menor a cincuenta metros.

Nuestra primera opción fue la obra en construcción, pues ofrecía paredes de ladrillo, techo, rincones, y hasta materiales como cartón o papel. Mientras yo acomodaba el auto para que los faros alumbraran lo más posible hacia la construcción, Paco comenzó a explorar los cuartos del lugar. Casi en cuanto yo apagaba el motor y me encaminaba hacia él, escuchamos el típico rascar de pequeñas uñas sobre cartón (lo que aún no descartaba a otro tipo de animal), y dos segundos después, el ligero gemir de un cachorro confirmó la sospecha. Armados con la luz de los celulares, pudimos ver a los cinco cachorros, a la espera de mamá.Los obedientes niños esperaban

El alma nos regresó al cuerpo, como diría mi madre. Sin tomar más tiempo comenzamos a cargarlos para llevarlos al refugio. Eran 3 machos y dos hembras de excelente complexión, hasta un poco respondones, como si se quejaran porque mamá les había ordenado no moverse de su lugar mientras ella regresaba.

Mientras íbamos de regreso al albergue, no pudimos evitar detenernos por un segundo a ver al horizonte, las luces de la Zona Metropolitana, desde la penumbra de sus límites, con los cachorros en los brazos, y con la indescriptible satisfacción que te da un rescate así. Algo que sólo alguien que se ha detenido ante la desgracia de un animal herido, puede entender.

Cuando llegamos, su mamá estaba aún asustada, seguramente pensando en regresar con sus cachorros, pues aunque entramos con ellos en las manos, su primera respuesta era salir de la jaula, pero al oír el gemido de uno de ellos, se acomodó en un rincón, feliz de tenerlos de nuevo. Al día siguiente, ella misma estaba ya consciente de lo que le había pasado, o al menos eso nos dio a entender, pues se comportó como la más amigable y agradecida del mundo, cariñosa con la gente y sus cachorros, feliz, tranquila, en el comienzo de su nueva vida. Un nuevo día Y 5 nuevas vidas Ahora, mamá y sus cinco cachorros están recuperando la calma, mientras se desarrollan un poco más, socializan y son atendidos clínicamente. Cuando estén listos, buscarán su propio camino, en casa de alguien que los quiera para siempre… y desde luego contamos con nuestros seguidores para que eso suceda con el mayor éxito. ¿Verdad? La familia junta Pero no fueron sólo las vidas de los 5 nenes y su mamá, las que cambiaron esa noche.

Si bien para ninguno de nosotros dos, es nuevo el rescate de un animal en situación de calle, la verdad es que cada anécdota así, como la que nos ocurrió el sábado, vuelve a cambiar un poco tu mundo. Te regresa la esperanza y te recuerda el impacto que tienes cada día en todo tu entorno. Te recuerda que eres parte de un todo, y que tú decides si la onda expansiva que provocarás al existir, será positiva, negativa o sólo de tránsito.

Te recuerda que el mundo está cambiando, y que tú decides que tanta parte tomarás en ello. Y te recuerda que hacer algo en lo que crees, junto a las personas que amas… cambia tu vida todos los días.

 

 

¿Con qué debe jugar mi perro?


Para los cachorros de cualquier especie, el juego es una actividad básica que les ayuda a desarrollar su mente y cuerpo, para ser adultos fuertes y funcionales. Si los perros no tienen los juguetes adecuados para dirigir esta motivación, pueden redirigirla hacia conductas indeseables.

No sólo se trata de Pelotas

Entonces, ¿con qué debe jugar mi perro? Antes que nada con objetos seguros. Los juguetes deberán ser apropiados para el tamaño de tu perro. Las pelotas y otros juguetes que sean demasiado pequeños podrían ser tragados o atorarse en su garganta. Evita cualquier juguete que contenga partes que puedan ser masticadas o ingeridas. Puedes modificarlos, quitándoles listones, anillos, ojos etc. No compres juguetes que puedan romperse en pedazos o que tengan piezas desprendibles. Los juguetes que “chillan” deberán ser usados bajo tu supervisión ya que algunos perros podrían tener la determinación de encontrar aquello que provoca el sonido y destruir el juguete e ingerirlo.

También hay juguetes de diferentes texturas, procura que tu perro tenga una variedad de éstos:

Los juguetes suaves como los peluches son para que el perro los lleve en el hocico de un lado a otro o para que los agite.

Existen juguetes de plástico semi-duro con unos “piquitos” del mismo material, éstos son ideales para cuando los cachorros están mudando de dientes y para limpiarlos cuando son adultos.

Los juguetes de “lazo” están generalmente disponibles en forma de hueso con nudos en los extremos, muchas veces este tipo de juguetes se usan para jugar a retar al perro o a las luchitas, pero si tu perro tiene tendencia a ser dominante, será mejor no jugar así con él.Cuida los materiales

Las pelotas son un excelente juguete, las hay de muchos tipos, desde las irrompibles hasta las típicas de tenis, deshazte de ellas si están masticadas. Enseña a tu perro a regresar la pelota cuando la avientas, no lo persigas para quitársela.

También puedes encontrar juguetes para que tu perro juegue solo. Existen los que tienen espacios para que les coloques premios o su comida,  así ellos tienen que ingeniárselas para sacarlos. Les llamamos juguetes interactivos. La idea es que moviendo el juguete de un lado al otro con su hocico, nariz y patas puede obtener el premio.

También existen unas botellas muy resistentes con una cuerda, tu cachorro debe jalar la cuerda y para sacar algunas croquetas. Puedes rellenar los juguetes que así lo permitan con una mezcla de premios o bien para días calurosos, ponerles agua y meterlos al congelador para hacer “paletas”. Recuerda siempre platicar con tu veterinario antes, sobre la comida que puedes o no darle a tu perro.

Finalmente te aconsejo rotar los juguetes diariamente, procurando que tenga acceso sólo a algunos a la vez. Mantén una variedad de ellos accesibles. Si tu perro tiene uno favorito, déjalo siempre a su alcance. Encontrar los juguetes es mucho más atractivo que simplemente recibirlos. Crear un juego que consista en buscar y encontrar juguetes o premios.

Existen muchos tipos de juguetes especiales para perro, pero si le vas a dar alguno que no sea así, fíjate que esté etiquetado como: “Seguro para niños menores de tres años”.

¡Hasta la próxima!

Visita El Croqueton

Aprender a ser líder 3: La Manada que aprende unida, permanece unida.


Tercera Parte

No existe un “curso” para aprender a ser líder con tu mascota ni un número de pasos determinados que hagan de ti un líder “graduado”. Tampoco es algo que se aprenda de forma tajante y no se olvide, mucho menos algo que se pueda generalizar. El liderazgo es una actitud que se debe comprender y asumir para vivir con ella siempre que tu mascota esté presente.

Es importante que comprendas el liderazgo como un papel que toda persona está obligado a ejercer frente a sus mascotas, pero no porque seamos “superiores”. Es nuestro deber porque la naturaleza nos otorgó una ventaja de razón, comprensión, aprendizaje y creatividad que debemos hacer valer en beneficio de nuestra familia.

Como humanos formamos “familias”, así es como nuestra sociedad les ha llamado. Como perros y gatos, forman “manadas”, así es como les hemos denominado. En el fondo, son la misma cosa: un grupo de individuos que se agremian por decisión propia, ya sea por conveniencia, por acuerdo o por sentimiento, para recibir beneficios mutualistas.

Dentro de las familias/manadas cada individuo cumple una función y a su vez, las funciones de los demás le ayudan en la supervivencia.

En algunas familias, por ejemplo, Papá trabaja para mantener a la familia, Mamá mantiene el orden y cocina, mientras la función de los hijos es prolongar la existencia de esa familia y prepararse para cuando su papel deba ser el de Papá o Mamá.

Y ese es un esquema tradicionalista, pero lo mismo sucede si los padres no están juntos, si viven lejos, si alguno ya no vive, si los papeles de hombre y mujer están invertidos, etcétera.

Siempre jugamos un papel en la familia/manada y a veces con el tiempo, esos roles cambian aunque los integrantes de la familia se mantengan igual.

Así nos visualiza el perro o gato y saben que al ser parte de la manada tendrán un lugar y un rol, pero es responsabilidad del jefe mostrárselo. El líder asigna los roles, expone los beneficios y fija los límites.

Pongamos un ejemplo:

Estás comiendo, sentado a la mesa. Tu perro te observa y llora, gime, ladra. Para que esté tranquilo le das un poco de tu comida cada cierto tiempo. Le estás diciendo: “Cada que quieras de mi comida, sólo tienes que pedirla”.

Vas a ver el televisor, cuando te diriges al sillón, tu perro se adelanta y se acuesta en el lugar que tú ibas a tomar. Para no molestarlo te sientas en otro lado. Le estás diciendo: “A lo hora de descansar, escoge tu lugar, yo me acomodo en donde tú me lo permitas”.

Es hora de salir, él brinca y ladra en la puerta en cuanto abres él sale corriendo feliz y tú sólo lo vas siguiendo a la distancia. Le estás diciendo: “Tú decides cuándo y hacia donde vamos. Tú nos guías”.

Si juntas las tres actitudes anteriores, podrás darte cuenta que básicamente le estás diciendo, cada día: “Tú eres el jefe, tú mandas”.

Llega entonces el día de ir al veterinario, de recibir la vacuna, de que lleguen visitas a casa y… él no quiere. Llora, ladra o muerde la correa porque no quiere ir. Rasguña y jala lo más fuerte que puede porque no quiere entrar a la veterinaria. Brinca sobre las visitas y hasta es agresivo con ellas.

No tiene un problema de comportamiento, no es un perro agresivo o berrinchudo. Lo único que pasa es que se resiste porque él es el jefe, así que se hará lo que él diga… “o tendremos un problema”.

Tú no puedes obligarlo a hacer algo que no quiere, ir a donde no desea, ni dejar entrar a más individuos a la guarida sin que él lo autorice, porque aquí manda él. Al menos eso es lo que les has dicho cada día con esos “detalles” ¿recuerdas?No lo culpes de tus errores

Por eso “ser líder” no es una opción, es una obligación. No tiene que ver con tu forma de ser o con tu carácter. No es algo para lo que “algunos nacen y otros no”. Cuando se trata de una relación humano – animal, estás obligado a ser el líder, por el bien de tu mascota, y porque aunque un perro o gato sabe convivir con los humanos potenciando la inteligencia y comprensión, es muy difícil que pueda asumir que en las reglas, hay excepciones.

Lo más sencillo para ambos, es ser uniforme, constante. La palabra clave es: Coherencia. Si le permites algo, se lo permitirá toda la familia. Si se lo permites hoy, se lo permitirás siempre. Si tiene un límite, lo tendrá todo el tiempo.

Y el que tu mascota haya asumido tu liderazgo desde siempre, será fundamental para cuando quieras modificar tu manada en términos de sus integrantes.

Las anécdotas de “el perro celoso del bebé recién llegado” no son pocas, pero además, no son difíciles de entender. Un perro no siempre está listo para compartir su espacio y la atención de su líder, pero sobre todo, si no ha comprendido quién es el líder y, por tanto, quién toma la decisión de ampliar la manada, entra en un conflicto mayor.

Aún así, los perros comprenden con gran facilidad cuando se trata de un “cachorro”, por lo que a menos que tenga ya graves problemas de socialización -o incluso problemas clínicos-, no es fácil que reaccione agresivamente hacia un niño.

Pero cuando se trata de un integrante más crecidito, la cosa cambia, sobre todo si es perro y reacciona igual. Con esto tratamos de atacar una duda más o menos constante, que hemos podido observar con nuestros lectores en Animalia Magazine o Animalia Radio: ¿Qué combinación de mascotas es mejor tener? ¿Perro chico con perro grande? ¿Viejito con cachorro? ¿Hembra con macho? ¿De raza o mestizo?

Cachorros encantadoresLos cachorros son la primera opción de la mayoría de las personas cuando piensan adoptar un perro, aunque curiosamente, es quizá la más complicada de las opciones. Un cachorro se ve muy bonito, pero debes tomar en cuenta que crecerá como quizá no lo estás visualizando. La mayoría de los dueños primerizos no considera el tamaño que tendrá de adulto, ni tiene entre sus opciones la posibilidad de que no resulte de la forma, color o carácter que imaginó. Además hay que tomar en cuenta que el cachorro tiene dos tareas: aprender de la vida y aprender las reglas de tu manada. Eso es mucha información y requiere de mucha más paciencia de su líder en lo que la procesa. La naturaleza del cachorro es jugar y conocer todo y a todos cuantos crucen en su camino, por lo que se lleva bien con machos, hembras, viejos, jóvenes y de todos tamaños; sin embargo, no todos se llevan de maravilla con el cachorro. Los “seniors” o viejitos, son menos tolerantes, especialmente los de raza chica, pues un cachorro está “de su vuelo”, pero con muchas más energías. Desde luego, las hembras tienden a aceptar más a los cachorros por su instinto maternal pero no es una regla, menos con las que han sido esterilizadas.

Los Seniors o viejitos, por el otro lado, son los últimos en la lista de opciones para los adoptantes, pero pueden ser una maravilla para las personas que no les gusta hacer gran ejercicio, o no tienen mucho tiempo. Requieren de poco ejercicio -aunque esto no significa que no lo necesiten regularmente- y disfrutan más las tardes largas frente al televisor o a los pies de su líder. Con ellos hay que tomar en cuenta que el veterinario puede estar más presente y que en ciertas etapas ya no puedes enojarte si pierden el control de sus necesidades de vez en cuando. Son poco tolerantes, claro, pero es totalmente falso eso de “perro viejo no aprende trucos nuevos”. Si tu liderazgo es claro y amable, un viejito está dispuesto a seguir, pues ya no tiene mucha necesidad de retar al jefe.

Entre hembras y machos es casi cuestión de gusto, pero tienen ligeras diferencias. Las hembras suelen escoger más claramente el lugar de sus necesidades y tienen relativamente menos energía. Los machos “marcan” su territorio y son más retadores. En ambos casos debes contemplar la esterilización, pero más con las hembras, porque en caso de tener cachorros no puedes zafarte por ningún motivo de la responsabilidad. Por supuesto son más tolerantes entre contrarios, pero también debes enfatizar tu liderazgo si no quieres que un macho asuma como SU hembra a una de sus “hermanas” y empiece a retarte por acercarte a ella.

¿Chicos o grandes?

Entre las razas y los mestizos no debe haber mayor diferencia. Si eres un criador o competidor de exposiciones, quizá te importe mucho la raza, pero no veo el porqué debiera importar si no lo eres. La ventaja con un perro de raza –siempre y cuando el criador sea serio- es que más o menos sabes cómo será físicamente, pero también viene con un paquete de condiciones de salud predispuestas, que generalmente el criador no te platica. Con un mestizo no sabes mucho de su futuro –aunque su tamaño lo puedes adivinar un poco por ciertos rasgos que tu veterinario sabe identificar- pero la ventaja es que en muchos casos es producto de una evolución natural, es decir, suelen ser perros con organismo fuerte, resistente, que ha evolucionado genéticamente para sobrevivir en la calle o viene de padres con esa historia.

En todos los casos, te puedo asegurar que la clave es conocer a cada uno y plantearle tu liderazgo de acuerdo a su carácter, pero DEBES hacerlo.

Si cada uno de los miembros de tu manada comprende que tú eres el jefe, agregar a otro será menor problema, no importa si el nuevo integrante es de la misma especie o anda sobre sus dos pies.

Aprende a ser líder, pero no sólo porque debes hacerlo, sino porque te ayudará a disfrutar más la vida al lado de tus mascotas.

 

 

14 Cosas que hacer ante el ROBO, SECUESTRO o EXTORSIÓN


Constantemente recibimos denuncias civiles de robos y secuestros de perros -especialmente, aunque también algunas de gatos-, que aunadas a los casos extraídos de nuestro estudio sobre Perros Extraviados, en donde el extravío deriva en Extorsión, nos llevó a conjuntar los datos obtenidos, en busca de consejos que reduzcan las posibilidades de que te pase a tí o a alguno de los tuyos.

Aparentemente, con la creciente cultura de amor animal en metrópolis como la Ciudad de México, algunos cobardes e inútiles que no supieron hacer algo provechoso de su vida, se han dado a la tarea de robar mascotas para luego pedir un rescate, o en algunos casos, usarlos como reproductores.

En cualquier caso es terrible, por lo que hicimos mesa redonda algunos de los autores de esta página y colaboradores de Animalia Magazine y he aquí lo que resultó:

Para disminuir las posibilidad de que suceda:

1.- No presumas su RAZA.

Ya de por sí es bastante negativo seguir calificando de «mejor» a un perro porque es de Chihuahua Mixraza pura, pero para este caso, si dejas de presumir que tu perro es «puro»o que tiene «pedigree», o que sus papás «son campeones» y más bobadas del estilo, reducirás su atractivo ante los que quieran robarlo para criaderos clandestinos. Incluso es mejor si, aún si tu perro «parece de raza», le digas a los demás que «da el gatazo» o «salió bonito» pero realmente es una mezcla. Especialmente, si te pregunta un desconocido en la calle, invéntale que tiene problemas de piel, que es asmático o que salió con la cadera chueca y lo tienes con tratamiento permanente.

Es tan simple como el por qué no andas en la calle gritando que tu reloj es muy caro, que hoy acabas de cobrar o que tu carro es nuevo y no trae localizador GPS. Guárdatelo para tu familia.

2.- Presume que lo ADOPTASTE.

Aún si no es cierto, es mejor presumir que lo recogiste de la calle o lo adoptaste de un albergue. La gente tiende a creer que quieres más a las cosas por las que pagaste más, así que si lo compraste por X cantidad, «seguramente estarás dispuesto a pagar otra similar o mayor» por recuperarlo. Si puedes, adereza la historia con cosas como que «era muy agresivo y lo tuviste que rehabilitar». Los ladronzetes no quieren problemas, por eso entre una persona con paraguas y una sin él, asaltarán a la segunda casi el 100% de los casos.

3.- Presume que tiene CHIP.

Deberías ponérselo, pero aún si no lo has hecho dile a todo el mundo -menos al veterinario, claro- que sí tiene. El Chip ayudará a su identificación, y en caso de que te lo roben, puedes reportar el número. Si se pierde y termina en un antirrábico o clínica de rescate, lo identificarán, lo reportarán a tu MVZ de cabecera y ayudará en la orden de NO-SACRIFICIO. Si alguien lo encuentra y lo lleva a revisión, será retenido en la clínica que lo identifiquen.

Si bien es cierto que aún no se cumplen al 100% estas condiciones, dado que no todos los Veterinarios, ni los centros de Control Canino cuentan con scanner, poco a poco se hace más popular su uso, y lo que buscamos es aumentar todas las probabilidades.

Como extra, a muchas personas les suena a «GPS» eso del chip, lo que lo convierte en un ejemplar «riesgoso» para ser robado.

4.- Presume que está ESTERILIZADO.

Bueno, de hecho, hazlo ya si aún no lo has hecho, pero mientras, dile a todo el mundo que ya los esterilizaste. De nuevo, la idea es que los vendeperros lo vean menos atractivo. Si ya lo está, además, pon ESTERILIZADO al reverso de su placa.

5.- Manda hacer una nueva PLACA.

Bueno, claro, en caso de que sientas que le falta algo. La conformación que, hablando con la gente de la FMVZ-UNAM y los Pata Pirata, resultó ideal, fue así:

Por delante, sólo el nombre de tu perro. Detrás: «Esterilizado», un correo electrónico o Placaun número de teléfono celular (permitirá que ante una extorsión, identifiques el número y lo guardes automáticamente en el historial) y una palabra clave, algo que no tenga nada que ver contigo o con tu perro y, por supuesto, que no publiques en ningún lado. Al menos, si se pierde, evitarás las extorsiones, pues quien te llame diciendo que lo tiene, deberá leerte esa palabra de su collar, para corroborar que lo tiene en sus manos.

6.- No pasees con RUTINAS.

Quizá es importante que la hora sea más o menos la misma para los paseos de tu amigo, pero puedes variar de vez en cuando, tratando de mantenerle el mismo rango de tiempo entre paseos. Sobre todo, no hagas la misma ruta de paseo siempre. Un día empieza a la izquierda, otro a la derecha, a veces vas al parque, a veces no, no vayas toooodos los lunes a la misma tienda con tu perro. En fin… no seas predecible.

7.- No te distraigas

Cuando salgas a pasear con tu mascotas, pasea CON ellas, es decir, dedícales tiempo de calidad. Evita ir mensajeando, hablando por celular, twiteando, whatsappeando o anexas. En primer término, te impedirá captar si hay alguien sospechoso, pero además, para cualquier tipo de robo, una persona con el celular en la mano es casi un aviso con luces y sonido que dice: «SOY PRESA FÁCIL».

En nuestro estudio sobre extravío, casi el 70% de las personas que extraviaron a su mascota, terminaron por reconocer que estaban platicando con alguien más, o usando su celular cuando el perro desapareció.

Además tus mascotas agradecerán la atención, evitarás que coman porquerías de la calle y prevendrás peleas con otros perros antes de que sea tarde.

8.- Tómate muchas FOTOS.

Esto seguro no te costará trabajo. Si no tienes una factura por compra (ojalá que no lo hayas comprado), entonces necesitarás testificar tu propiedad, al menos con fotos. Si tu perro tiene rasgos especiales como uñas de colores salteados, manchas particulares, le faltan dientes o tiene un rasgo único, fotografíalo con detalle. En caso de robo y localización, deberás pelear que es tuyo, con testigos y pruebas. Siempre ayudará. Y claro… no publiques todas esas en tu Facebook, por favor.

9.- Basta de «CHECK IN».

A decir verdad, en nuestro país, estoy en desacuerdo con andarle avisando a todo el mundo a donde vas y en donde estás, aún si vas solo, con programas como Swarm,  Foursquare y similares. Pero si lo vas a hacer, al menos no lo hagas cuando vayas con tus mascotas. Los lugares Pet Friendly se están haciendo famosos (¡bravo por ellos!) pero lamentablemente eso implica ser famosos para todo el mundo. Si te ven hacer un «check in» en estos lugares, pueden imaginar que estás con tu perro. Y creéme, no es tan complicado saltarse la seguridad de estas redes. No te confíes de la «configuración de privacidad».

Si ya sucedió:

10.- Levanta una DENUNCIA.

Para evitar que los ignorantes en el Ministerio Público le resten importancia a tu caso, trata de no aportar el lado emotivo. Es triste, pero tenemos que ser fríos para que no nos vean como «exagerados». La denuncia es por robo de un bien mueble, o «semoviente», como si fuera una bicicleta o un auto. Si no te crees capaz de aguantar el llanto o el coraje, lo cual para muchos de nosotros sería entendible, pide a un familiar menos apegado que la haga.

11.- Empieza tú mismo con la INVESTIGACIÓN.

No tienes que violar la ley ni meterte en problemas, sólo es cosa de recabar toda la información posible.

Por ejemplo, si vas a más de una clínica, pensión o estética, deja teléfonos distintos en cada una y lleva un registro de esas relaciones. En una das el celular, en otra el de casa, en otra la casa de tus padres o algún hermano. Un punto importante respecto al Secuestro y Extorsión por mascotas, es que la víctima no puede dar información. Esto no lo piensan muchos imbéciles ladronzuelos y te llaman a casa, cuando el teléfono de la placa es otro. Si así fuera, puedes ceñir la lista de sospechosos. Acude a donde hayas dejado ese número y pregunta por empleados que hayan sido despedidos o hayan renunciado recientemente, ahí tendrán sus datos y los puedes aportar a la información.

En este delito, como en otros, gran porcentaje de culpables son personas que te conocían desde antes, en mayor o menor medida.

12.- No ofrezcas Recompensa

Sé que suena raro, pero en estos tiempos ofrecer una recompensa parece alentar a la gente a pensar en devolver un perro perdido por su ganancia, no porque es lo correcto. El problema no está en PREMIAR a alguien que ejecuta un acto bueno, lo que sería muy loable, sino en avisarle a la gente que recibirán un PAGO.

Los casos de extravío que hemos recabado, y que derivaron en extorsión, tienen toda la pinta de ser «secuestros de ocasión», es decir, el perro fue encontrado por alguien que regularmente no se dedica a nada malo o ilícito, pero ya que se enteraron que había dinero de por medio, un instante de ambición les hace preguntarse «¿Cuánto estará dispuesto a pagar?», comenzando una escalada de ofertas y amenazas que puede acabar mal.

13.- Que negocie alguien más

Si has recibido llamadas de extorsión que hablen de entregarte a tu perro a cambio de dinero, haz que negocie una persona cercana a ti, pero no tan apegada al perro. Los extorsionadores tratarán de hacerte sufrir con ruidos o amenazas sobre el bienestar de tu mascota, y tu sufrimiento lo usarán para calcular cuánto más te pueden presionar.

14.- Comunícate, habla, dilo.

Desafortunadamente, nuestra realidad nos ha obligado a ser un poco más desconfiados, pero el problema es desconfiamos de todos, y eso nos reduce fuerza de cohesión. Cuando creas que alguien «raro» o inusual ronda la colonia y te ve con atención al salir con las mascotas, lo más importante es hacerlo notar. Platica con la gente «de planta», el del puesto de periódicos, los comercios establecidos, el bolero y, mejor aún, el policía de colonia. Es importante generar retroalimentación entre vecinos: «¿Ha visto a ese señor que se para en la esquina últimamente?» «¿No le ha parecido sospechoso el tipo que se estaciona aquí y no se baja del carro?». Puede parecer «chisme», pero no. Es muy distinto andar investigando con quién se acuesta o a qué hora llegó el vecino X, a preguntar algo que te inquieta, por la seguridad de la zona en donde vives.

Al platicarlo entre vecinos, puedes provocar dos cosas:

1.- Que más personas lo noten, lo vean con desconfianza y lo hagan sentir incómodo. Esto no les gusta a los ladrones de este tipo. Si roban mascotas es porque no quieren meterse en algo más grave o violento, y puede ser razón suficiente para que desistan su «vigilancia».

2.- Que alguien que lo conoce se entere y le diga algo como «Ya te andan cachando», lo cual también puede ser suficiente. Por supuesto, empieza con la gente con la que más confías o tiene más tiempo viviendo/trabajando en la colonia.

Por cierto, si a varios les resulta sospechoso y les inquieta, júntense y al mismo tiempo, desde cierta distancia, saquen su celular y tomen una foto. Si el tipo lo nota y se ofende, es más complicado que se grabe las caras de todos para pensar en «represalias». Lo importante aquí es no dejar solo al «vecino valiente», porque es muy fácil quejarse y lamentarse de los problemas, pero a la hora de actuar, dar un paso para atrás.

Si se lo comunicas al policía de colonia, es probable que éste al menos pase a preguntarle qué se le ofrece o a qué se debe que esté parado sin hacer nada. Evidentemente, esto también desalienta a un ladrón a seguir ahí.

Desconfiamos de las autoridades, claro, pero incluso en el tema de la corrupción, hay lógica. Un policía se puede corromper, como cualquier persona, pero el precio tiene que ser interesante, y aunque la modalidad de robo de mascotas haya crecido, tampoco es un negocio gigante, que alcance para repartir a todos los niveles de autoridad. Reporta estos casos al 060 o, en Twitter, al @caspoliciadf

Estos no son los únicos puntos posibles, pero fueron los que en consenso, nos resultaron más importantes. Como siempre, la información se enriquece con el conocimiento de todos, no dudes en hacernos saber tu opinión, más consejos, o tu anécdota… aunque de todo corazón deseamos que sean el menor número posibles de casos.

Cuídate mucho.