En Red Mascota Multimedia y Animalia Magazine constantemente recibimos llamadas y correos pidiéndonos ayuda para perros y gatos en situación de calle. Los consejos, recomendaciones y anécdotas que a veces les podemos regalar a nuestros radioescuchas, versan sobre todo acerca del cuidado que se debe tener al tratar con estos amigos, pero el 100% de ellos, incluyen o terminan en el mismo punto: acude con un especialista.
No es fácil ayudar o rescatar a un animal en situación de calle, tampoco es un juego y no debe ser un pasatiempo. De hecho, debemos empezar por excluir uno de esos dos términos. No sirve de mucho «ayudarlos«, se debe estar listo para completar el proceso entero hasta que se finiquite como un Rescate.
El Rescate como tal, debe de verse como un proceso de corto, mediano o largo plazo, que es interdisciplinario, es decir, se compone del trabajo cuidadoso de varios especialistas.
Pero tampoco hay que asustarse. Al hablar de especialistas, no sólo me refiero a los valiosísimos médicos que cuentan con la experiencia y la academia. Hay verdaderos especialistas en rescate, cuya carrera y vida externa nada tienen que ver con la Veterinaria. Grupos protectores que saben cómo acercarse a animales huraños o que pueden ser hasta agresivos, Hogares temporales que saben cómo promocionar y encontrar hogares definitivos, Psicólogos y Etólogos que ayudan a la mascota a reducir la ansiedad, el estrés o el miedo. En fin, gente que aparte de sus actividades de vida (contadores, maestros, amos y amas de casa, meseros, vendedores, no importa…) dedican gran parte de su semana a ayudar animalillos domésticos que cayeron en la mala fortuna de la indiferencia o descuido humanos, porque algo debe quedar claro: TODOS los animales domésticos que sobreviven en la calle, tienen como origen ese factor.
Muchas de las llamadas y correos que recibimos son de gente que busca un «refugio» para un perro o gato que está «afuera de su casa«. Es decir, nos piden darles los datos sobre lugares en donde reciban al animalito que les parte el corazón cada que salen y lo encuentran. No estoy diciendo en lo absoluto que esta empatía sea mala, no. Sentir, emocionarse o sufrir por el dolor de un animal callejero es el primer y muy necesario paso, el que todos deberíamos dar siempre. Sin embargo, está muy lejos de la acción que esta enorme «comunidad callejera» necesita.
Rescatar a un animal de calle es un proceso increíblemente satisfactorio que puede ser tan corto o tan largo como las ganas que le «echemos», pero también como la disciplina que tengamos al respecto.
Cualquier animal de calle, por mucho o poco tiempo que lleve en ese estado, tiene un desgaste de salud y de higiene, pero sobre todo, tiene un desgaste emocional por enfrentarse a la lluvia, los autos, las personas indiferentes o hasta agresivas, el ruido y la falta de comida.
Por ello el primer paso, de mucho cuidado, es saber aproximarse a él. No importa si es un perro pequeño o un «gatito indefenso», estresado y atemorizado puede reaccionar violentamente, agrediéndote a tí y poniendo en peligro su vida al huir. Debes acercarte con cautela, pero firmemente. Que tu primer paso no sea agarrarlo, ni siquiera acariciarlo. Debes empezar por aproximarte con los brazos abajo, para evitar parecer una amenaza. Si puedes siéntate a unos pasos de él, en una banca o en la acera. Demuéstrale que no eres un peligro, que TÚ estás en calma. En el mejor de los casos, el animal por sí solo se acercará, lentamente o con confianza, pero al estar a tu lado, demostrará que no te tiene miedo y puedes avanzar.
El segundo paso es el contacto. Muchos animales de calle han sufrido, al menos, un golpe. Por ello la mano por encima de su cabeza es mucho más señal de riesgo que por debajo. Parece más riesgoso para tí aproximarte a su cuello bajo que a sus ojos, pero en realidad estaría más listo para defenderse por encima y estará expectante por si esa mano significa un golpe. Si tiene las orejas permanente bajas y no mueve la cola, está estresado, dale tiempo. Mucha gente confunde ese gesto con «docilidad», pero lo que el animal está haciendo es proteger sus orejas y preparando sus músculos para defenderse o correr. Permítele que se relaje, que relaje el cuello, las orejas y que mueva la cola. Si para entonces has logrado acariciar su cuello, estás del otro lado, es muy probable que él confíe en tí.
Tercer paso: muy importante. Sin apretones ni toques fuertes, trata de explorar su cuerpo, especialemente sus patas, cara y cuello, en busca de mordidas, golpes o lesiones de cualquier tipo. Si por error acariciaras una zona afectada sin verla, podría dolerle y reaccionar. En caso de que halles un problema, evita acercarte a esa zona y tomarlo así.
En adelante es un poco de instinto tuyo. Puedes ofrecerle agua o comida, esperando que la necesite, lo que generará un vínculo mayor. El alimento humano les resulta más atractivo y conocido (por lo que han podido «robar» o encontrar en sus días de calle), pero si así fuera no pretendas llenarlo con él, solo hazlo confiar más. Jamón, carne de res o salchichas, son las opciones más seguras, pero lo ideal es que sean croquetas. Si come y bebe agua limpia, el vínculo entre ambos será mayor y puedes invitarlo a tu hogar.
Ubica a un veterinario cercano y/o de tu confianza. Lleva al animal o hasta pídele al doctor que te ayude con él. Su experiencia lo hará manejarlo mejor y al mismo tiempo, mientras el animalillo siente que lo acaricia, lo puede revisar de base.
Hasta el momento NO he mencionado el baño, ¿te fijaste?. Aunque la mascota esté muy sucia, es importante primero revisarlo de salud y generar ese vínculo fuerte. El agua es un enemigo común de los animales callejeros. La gente la usa para ahuyentarlos y de la lluvia se protegen. Si pretendes bañarlo con cubeta o manguera, lo más seguro es que huya o desconfíe y regresamos al punto cero.
Si lo han revisado y requiere atención, es hora de deslindarse del dinero o hacer cooperacha. Los cuidados básicos no son tan caros, pero si necesita algo mayor, puedes acudir a gente protectora, asociaciones o hasta tus amigos y familia, pero recuerda, no se vale regresarlo a la calle porque te va a costar, es tu responsabilidad y asumiste cumplir ese papel por él.
Si no requiere atención médica o ya se la han dado, viene el proceso más complejo: hallarle hogar.
La mayoría cree que «debe haber un refugio» en donde lo reciban. Sí, los hay, pero todos están en su límite. Seguramente te lo recibirían, pero la verdad, estás pasando la responsabilidad a otros y tu rescatado aún enfrentará otros problemas.
Lo mejor que puedes hacer es buscar a un persona que lo quiera para siempre.
Aquí puedes apoyarte de la difusión que nosotros o los muchos amigos protectores te podemos brindar. Te puedes meter a nuestro facebook Red Mascota y encontrarás a muchos de ellos, o desde el tuyo busca términos como «adopciones», «rescate» o «animales». Encontrarás mucha gente que te puede ayudar y sobre todo, asesorar para darle seguimiento a la adopción, así como a elaborar cuestionarios y hojas de datos que puedes presentarle a los adoptantes, más aún si no son conocidos tuyos.
A todos ellos diles que TÚ te quieres hacer cargo del animal durante la adopción, para que sepan que cuentan con un voluntario más, con una mano nueva en esta pesada, pero muy importante labor que tenemos en la ciudad.
En el área metropolitana existen unos 22 millones de habitantes y se calculan 3 millones de perros callejeros. ¿Te imaginas si sólo el 10% de la población se dedicara a rescatar, cada quién, a UNO SOLO de estos animalitos callejeros? En cuestión de una semana, habríamos terminado con el problema de los perros en la calle.
Claro que esos números son una utopía aún, pero la difusión de esta maravillosa disciplina de rescate nos irá acercando poco a poco a ayudar a más animales callejeros al año y quizá un día nos acerquemos al margen Cero Calle. No más callejeros.
No te espantes, el cuidado que debes poner, no se compara en NADA con la satisfacción que te da ver a ese perrito que estaba afuera de tu casa, cómo juega y brinca con su nueva familia. Si no lo has vivido, te has perdido una de las mayores alegrías de tu vida.
Siempre ten en cuenta el riesgo de enamorarte y convertirte tú mismo en el adoptante. Te lo dice un amigo que ha colocado algunas mascotas en otras casas, pero que al mismo tiempo hoy tiene 5 maravillosos hijos, de los cuáles 4 llegaron de esa exacta manera.
No bajes los brazos y cuenta con todos nosotros.