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Criollos, Mestizos, mi amigo el milrazas.


El nombre “Criollo” proviene de la palabra Criar y fue usado originalmente durante la época de La Colonia, para referirse a las personas que nacían en nuestro país, teniendo ambos padres españoles. Poco a poco la palabra fue flexibilizando su significado, hasta ser aceptable para denominar a aquellos cuya raza podía ser difícil de identificar debido a que no tenía las características fenotípicas claras hacia ninguna de las razas de origen.

En esta comprensión del término, se comenzó a aplicar hacia nuestros amigos caninos, casi con tanta frecuencia como el término Mestizo, de similar historia. Pero… ¿Cuándo aparecieron los Criollos?

Todas las razas del mundo son actualmente muy distintas a cómo fueron en su origen. Se podría suponer que los primeros perros del mundo eran de “razas puras”, pues se mantenían compartiendo entornos y necesidades similares en la zona donde vivían, por lo que evolucionaron con características muy parecidas.

Sin embargo, las cruzas interraciales también comenzaron de manera natural, cuando algunas manadas de razas antiguas, aún salvajes, iban migrando lentamente a otra zona, hasta toparse con otras manadas diferentes.

Entonces nos encontramos con que el perro criollo y el perro de raza pura, deben tener una antigüedad muy similar: desde siempre.

Es fácil entender que las colonizaciones, conquistas e invasiones humanas, promovieron las cruzas interraciales y aceleraron la proliferación de perros criollos, al traer consigo ejemplares de cierto tipo a lugares lejanos con razas muy diferentes.

En nuestros días hay una costumbre al error en el trato y conocimiento del perro Criollo.

Para empezar, el punto de partida de esta equivocación es la forma en como los llamamos, con términos como “Cruzado”, “Corriente” o “Callejero”.

El primer término, Cruzado, es un uso incorrecto de la palabra y la conceptualización, prácticamente un pleonasmo. El segundo término, Corriente, es desde luego una forma despectiva que enfrenta a un ejemplar con características únicas con uno de características definidas por raza. Eso implicaría un grado de “fineza” en los perros de raza, lo que habla de la calidad morfológica y genética del ejemplar, pero algunos perros Criollos pueden tener características tan buenas, que podrían rebasar la calidad de un perro de raza pura. Finalmente el más común, Callejero, debiera referirse a cualquier perro por su situación de vida, en la calle. No es realmente ofensivo, o no debe tomarse así, pero no explica puntualmente cuando nos referimos a un perro Criollo, además de que es temporal.

En algunos círculos se ha puesto de moda el término Perros Ferales, aludiendo a aquellos que llevan mucho tiempo viviendo en la calle y que han llegado a formar manadas bien establecidas.

El problema con este término es que tampoco puede abarcar a todos, pues estrictamente se debe aplicar a los perros que han nacido en la calle y han vivido siempre en ella, aprendiendo poco o nada de la convivencia con los seres humanos, más allá de verlos como otra especie de la cual cuidarse. De hecho, para la Real Academia de la Lengua Española, la palabra Feral es un adjetivo en desuso que significa Cruel o Sanguinario. Es probable que el término es nuestros días lo hayan empezado a poner de moda algunos sectores de gobiernos que buscan advertir, de manera alarmista, el riesgo de perros callejeros en manadas, que en la defensa de su territorio, pueden comportarse agresivamente si se les provoca.

Hasta aquí la entrega de hoy, la historia y descripción del perro Criollo, en el próximo post hablaremos de las ventajas genéticas y de comportamiento que puede tener un perro criollo.

Mientras eso pasa, queremos leerlos, saber su opinión al respecto.

Y les recomiendo que busquen la próxima edición de la revista Animalia Magazine, en donde extenderemos el tema y hablaremos de algunos mitos al respecto.

No se lo pierdan.