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El daño de amarrar a un perro mucho tiempo


Es una constante conocer casos de perros que pasan gran parte del día amarrados ya sea en el patio de su casa o afuera de algún comercio. Aunque las razones pueden ir desde el maltrato y el desinterés, hasta el hecho de no querer dejar solo al can durante horas laborales, se debe reconocer que limitarle el espacio en que se desplaza puede afectar gravemente su salud.

Reducir su área de desplazamiento impide que nuestro perro interactúe y sociabilice con otros animales, además disminuye drásticamente su movilidad y actividad física, lo priva de llevar a cabo acciones inherentes a él como olfatear y explorar, y lo confina a pasar el tiempo en un lugar donde convergen heces, orina, agua y comida.

Según expertos, los perros pequeños necesitan moverse constantemente en un espacio de mínimo 80 metros cuadrados, mientras que los grandes en uno de más de 200. El espacio en el que se desenvuelve un perro es de vital importancia ya que debe brindarle las condiciones necesarias para su crecimiento y bienestar, pues de lo contrario podría generarle problemas físicos como atrofia muscular, y psicológicos como agresividad, estrés y ansiedad.

Se llama atrofia muscular cuando algunas partes del cuerpo se adelgazan debido a una pérdida de masa provocada entre muchas otras causas por la inactividad o el poco uso de las articulaciones y extremidades.

Restringir el libre movimiento de un perro ocasionalmente puede ser necesario si el objetivo es evitar que escape o mantenerlo seguro mientras sus dueños realizan alguna actividad de riesgo. Sin embargo, se debe procurar que esto sea por poco tiempo y que el collar y la correa colocadas sean cómodos y de un material adecuado como nylon, cuero o tela. Lo más importante siempre será dar una buena calidad de vida a nuestro perro, lo que incluye que tenga un sitio donde pueda moverse con plena libertad.

¿Te dicen algo sus orejas?

Los animales de los Circos están muriendo. ¿De quién es la culpa?


Paco / Claudia

Tras la puesta en vigor de la Prohibición de uso de animales en espectáculos, como el Circo, mucho se ha empezado a barajar el destino que tendrán estos animales, y sobre todo, de quién debe ser culpado de él, cómo si en realidad fuera eso lo más importante.

Y es que todo el mundo se queja del maldito gobierno y de los locos animalistas inhumanos que presionaron para que se prohibiera el uso de animales en los circos, porque AHORA, hay muchos de ellos en mal estado y es nuestra culpa. (Claro, AHORA, porque ANTES de esta prohibición, todos esos animales estaban en perfectas condiciones, ¿cierto?)

Esto no es vida

Muchas personas, que estamos seguros tienen el corazón en el lugar correcto, se han dejado llevar por una falacia Post hoc, ergo prompter hoc. Es decir, un razonamiento en el que sólo porque un hecho sucede a otro, automáticamente, el segundo debe ser provocado por el primero:

1. Se puso en vigor la Ley.
2. Los animales se están muriendo.
R= Los animales se mueren por culpa de la ley.

Pero se llama FALACIA, porque es FALSO. Un argumento no se puede enjuiciar con tal simpleza, porque se eliminan a todos los demás factores y actores que intervienen entre un proceso y otro.

Veamos esto con un poco más detenimiento:
Propuesta del gobierno: Transitorios: Segundo. Los circos presentarán a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de forma inmediata una base de datos que incluya el número y características de los ejemplares de vida silvestre que posean. Estas bases de datos se pondrán a disposición de los zoológicos del país para que éstos estén en posibilidades de seleccionar a los ejemplares que sean susceptibles de ser integrados a sus colecciones. Los ejemplares de vida silvestre incluidos en las bases de datos a que hace referencia el párrafo anterior que no sean seleccionados por los zoológicos, podrán ser entregados por sus poseedores a los Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre pertenecientes a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales con el objeto de que no impliquen gasto por concepto de manutención de animales que ya no podrán ser utilizados en sus centros de trabajo.

Esto tiene un poco de planeación. ¿No? Claro, si te pones a hacer una lista de tus animales y haces el trámite de envío, aún mientras, si quieres, peleas por que esa ley no pase. Pero si te empecinas en creer que lograrás parar una ley y no tienes la mínima intención de Plan B, te agarrarán las prisas, como es tan común entre los mexicanos, y sólo te quedará quejarte.

Propuesta de los cirqueros: Papá gobierno, tus zoológicos no me aceptan a los animales (quienes me dieron de comer por años), entonces los voy a dejar morir a la mitad de un paraje, para que la opinión pública te castigue. ¿Lo peor? Parece que surtió un poco de efecto, pues durante semanas se pudieron hallar notas «informativas» sobre la maldad de una ley mal planeada, y la desesperanza de los pobres y nobles cirqueros.

Sí, «informativas» entre comillas, porque hasta parece que algunas tenían una paga detrás, o un patrocinador, pues casi eximían a los dueños de esos animales de su responsabilidad, como si esos animales hubieran llegado a sus manos por obra de la naturaleza, los hubieran protegido de una tormenta y se hubieran puesto a hacer actos estúpidos, como saltar de un cubito a otro, o a través de una aro de fuego, por decisión propia.

Realidad: Los circos y los cirqueros mismos fueron mantenidos por años con el sufrimiento de los animales. ¿Cuántas veces vimos fotos y videos de animales famélicos? Las 5 libertades de estos animales fueron violadas minuto a minuto, eran «dietados» por días para entrenarlos, vivían en jaulas en las que apenas podían moverse, (sobre todo los felinos, a los que no podían hacerles un corral como a las llamas, eran golpeados, no vivían libres de angustia ni de dolor, y mucho menos tenían la posibilidad de expresar sus conductas naturales. Vivir así, no era vida.

Y algunos todavía se sentían «amantes de los animales», porque quizá los admiraban, o demostraban ese «amor» malentendido, con muchas caricias. Pero la falta de libertad, no deja espacio para «AMAR». No se puede secuestrar a una persona en su departamento, y pretender con besos, flores y regalos, compensar la soberbia de creerse «su dueño».

¿Qué dieron a cambio los animales de esto? Dinero, mucho dinero, con lo cual la gente podía comer, vestirse y salir a divertirse. ¿Qué va a pasar con ellos ahora que «YA NO LES SIRVEN»? Dejarlos morir para castigar y dar escarmiento.

¡Pero es que ya no los puedo hacer trabajar! ¡Y he sido domador de leones toda mi vida! ¡No sé hacer otra cosa! Y claro… como los seres humanos tenemos capacidades tan limitadas y cerebros tan poco plásticos, no puedo aprender ahorita un oficio o profesión que esté dentro de la ley, ¿verdad? ¿O estará involucrada algo de pereza?

No se vale, lo que deberían ponerse a hacer es mejorar los shows para poder alimentarlos como ellos lo hicieron antes. Esto no es algo que saben desde hace 80 días, es algo que se viene dando en todo el mundo. ¿Tomaron previsiones? ¿NO? Pues debieron. Ahora no me vengan que lo único que pueden hacer es quejarse y lavar cerebros para que otros los sigan. Claro que no, siguen siendo SUS animales, deben velar por ellos, buscarles hogar en otros lugares del mundo, contactar ONG´s internacionales, o mudarse con ellos a donde les puedan dar una buena vida en el último de los casos, aunque deban hacer algo increíble: dedicarse a otra cosa.

Pero además con este gran «Circo» (ahora sí) están escondiendo la realidad más importante: Se ha CORTADO la cadena. Claro que la última Generación de Animales de Circo que estuvieran durante una transición así, iban a ser parte de un ajuste complejo, pero serán eso: LA ÚLTIMA GENERACIÓN. Si ya no se pueden hacer espectáculos así en nuestro país, no llegarán cachorros nuevos de felinos, paquidermos o ungulados, muchos de ellos de mercados negros o «criaderos» dudosos, algunos incluso en casas y ranchos de delincuentes de otro nivel. Por dura que sea esta reestructuración, será la última, y será una contribución importante para disminuir la caza furtiva de madres, que dejan a huérfanos a merced del mercado negro.

La solución no es regresarlos a la vida miserable que tenían, con las cartas abiertas para comprar más y más y perpetuar el sufrimiento de miles y miles que nacen, se compran y mueren año con año en los circos. YA BASTA de paternalismos, ¿quieres hacer algo? Organízate y busca la manera de ayudar a un animal, podemos juntar alimento mientras se contacta alguna reserva, se puede hacer la diferencia un animal a la vez.

Que todos vivan así

El Fraude de la Brigada de Vigilancia Animal


Apelo a su lectura de compresión.

Nos sentimos defraudados por el gobierno, una vez más.

Nos sentimos víctimas de un fraude porque el gobierno ha prometido, de nuevo, o así se entendió, que tendríamos un cuerpo eficiente para combatir el maltrato animal y rescatar a los animales que sufren de ello en nuestra ciudad. Que se cuerpo les daría albergue, manutención y cuidados, con sólo hacer el reporte correspondiente.

La Brigada de Vigilancia Animal resultó un fraude porque nos dijeron que un cuerpo policial especializado sería capaz de poner en resguardo a cualquier animal que sufriera el maltrato de la calle y el abandono, y que eso sería absorbido completamente por el presupuesto de gobierno, que para eso se le paga.

¿De qué maltrato se le debe proteger a los animales?

De los golpes propinado por sus «dueños». De la falta de alimentación. Del abandono en azoteas y patios. De la falta de atención médica. De la falta de higiene. De la explotación. De la lluvia. Del sol.

El gobierno debería haber conformado un cuerpo policial que pudiera ser capaz de allanar un domicilio en donde un animal es maltratado, y no sólo pudiera «requerirle» a los pseudo dueños la rectificación de su comportamiento, a menos que sea vea el maltrato evidente.

Esta Brigada debería responder a los reportes de perros abandonados cuando vemos claramente que no han comido en muchos días, al acostarse bajo un auto, en nuestra colonia. Y si además es notorio su mal estado de salud, por heridas, infecciones de ojos, pulgas o simplemente la suciedad de semanas y semanas que se le pega por dormir en el piso, las llamadas de emergencia deberían ser más efectivas.

En lugar de eso, tenemos sólo una Brigada Animal que tiene que «respetar» la autonomía del hogar, los derechos del maltratador a no dejarlos entrar a su casa. Es un cuerpo de policías que cuando se le reportan tres animales bajo un puesto de tacos, no responde, porque prefiere atender sólo a uno que atropellaron, obvio, porque es más sencillo.

Y otra vez, tenemos que hacerlo todo nosotros, los ciudadanos.

¿Qué podemos hacer antes el maltrato, nosotros?

Si hay golpes y heridas, podemos documentarlo con nuestros celulares, porque ya es delito penado con multa y cárcel, y no hace falta mayor evidencia que un video normal en donde se muestre. Por cierto, las heridas también incluyen la falta de alimentación y la falta de atención médica, pues si se notan infecciones, pueden poner en peligro su vida, y la modificación de ley lo ampara.

Claro que para ello sería útil tener algún abogado a la mano, peor hay pocos, porque como no es muy redituable, casi no se dedican de fondo a conocer estas leyes. Ojalá alguno tenga tiempo.

Si vemos animales de calle que no comen, podemos poner un poco de comida, de esa de granel, afuera de casa. Si se la pones sólo un poco cada mañana, no se «quedará» todo el día ahí. Pronto entenderá el horario de los alimentos y aparecerá en esa hora más o menos.

Si se le abandona en azoteas o balcones, se está cometiendo una negligencia total, así que puedes denunciarlo a la PAOT, al 5265 0780 o incluso en línea, anónima, en http://www.paot.org.mx/.

Estos perros abandonados o callejeros, regularmente se ve que podrían necesitar vacunas o una revisión médica, así como un baño. Si ya se deja manejar por tí, o confía, puedes llevarlo al médico. Casi en cualquier colonia hay un MVZ que cobra más barato en esos casos, o que hacen un espacio para «servicio social». Si en tu colonia no, propónselo a tu vet más cercano. Dile que si no ha pensado donar el 5% de su tiempo a esos animales, como una retribución a su sociedad. Verás que le metes la idea.

De la lluvia y el sol afortunadamente no necesitan protección permanente. Pero cuando sí, podrías promoverle a tus vecinos que dejen a los callejeros dormirse en los techos adyacentes, o bien, pedir una cooperación de cajas viejas y bolsas en las tienditas cercanas, y conformar unas «casas» muy improvisadas, recubiertas con hule, para que se cubran un rato.

La explotación está prohibida, pero sobre todo, lo está la venta de animales en la calle, y si no hay venta, habrá menos explotación ilegal. Reporta a los vendedores de calle que veas, sin importar lo «buena onda» que se vean, porque lo más seguro es que él sólo los venda, y el criador de traspatio, es menos «amable», por eso no los vende él. Si llamas a la policía, se los quitarán y le pondrán una multa.

Y bueno, si ya el animal está en manos de un matratador violento, entonces sí, puedes llamar a la Brigada y ellos le pueden hacer la requisición por muchos medios. También llámalos si ves un animal accidentado o herido, que no se puede mover, pero no sólo llames y te vayas, quédate con él a que llegue la Brigada. No te harán responsable, pero si se va el animal antes de que lleguen, habrán gastado tiempo que podrían haber usado en rescatar a otro.

Porque bueno, tampoco tienen taaaantas unidades y elementos para atender todos los casos al mismo tiempo, y necesitan poner prioridades.

Y bueno, si le has dado un baño al perro de la colonia, está sano, duerme de repente en zonas techadas, le das croquetas de vez en cuando, el señor de los tacos no lo corre a la primera y le deja robarse las tortillas que se caen… entonces no necesita tanto rescate, mejor deja que la Brigada atienda a los heridos.

Y vaya, si crees que como ciudadano puedes hacer algo por el problema, hazlo, no sólo le pidas al gobierno que venga a quitarte el asunto de la vista, porque te duele el corazón, pero no tienes tiempo ni dinero para comprarle 10 pesos diarios de comida.

Porque la Brigada es un fraude. Porque nos defrauda que no sea como en las películas, en las que los ciudadanos casi no tienen nada qué hacer, sólo levantar el teléfono y aliviarse el alma, porque «Papá Gobierno» me dará todo lo que necesito.

Nos sentimos defraudados porque creemos que cuando la educación y la conciencia fallan, la pena de corregir al vecino me gana, el «no es mi problema» es más fuerte que mi dolor… entonces la Brigada, o la Policía, o el Delegado, o el Ejército, ¡o alguien! debería venir a resolverme los problemas.

 

 

 

 

Apelaba a que comprendiéramos lo que leemos, y no sólo a leer lo que queremos encontrar. La queja, no sólo aquí, sino en redes sociales, sobre la Brigada de Vigilancia Animal, ha venido mayormente de la gente que no conoce su proceder, sus resultados, ni su meteórico avance de las últimas semanas. Lo curioso es, que en todo el país, no hay un cuerpo policial como la Brigada, y de la noche a la mañana, nosotros queremos que tengan hospital, aislamiento, vacunas, pruebas, cirugía, que levanten heridos, abandonados, accidentados, perdidos, que los alimenten, los mantengan, los recuperen… y que todo salga «del gobierno». Si pudiste leer el artículo completo, el Fraude no es culpa de la Brigada, sino de nuestras expectativas de fantasía, que quieren una policía superpoderosa, que nos resuelva los problemas con sólo una llamada. Ni este cuerpo policial, ni ningún otro, funcionará jamás como esperamos si sólo le pedimos al gobierno que haga, que dé, que ponga, que preste, que done, que pague…

Soy muy afortunado de pertenecer a Koncientizando por un Mundo Mejor A.C., un equipo fantástico que está logrando cosas fantásticas, sentando un precedente que quizá mañana pueda ser útil para todos, los quejumbrosos y los proactivos, pero sobre todo, que salve 10 veces más animales que hoy.

Maltrato Online.


Maltrato Online

Evidentemente hablar de tortura y asesinatos de animales, publicados en la red, no tiene nada  de positivo. Por ello esta columna no tiene la intención de narrar, describir, platicar o presumir ninguno de estos aberrante actos, mucho menos de ilustrarlos.

El fin es ayudarnos a hacer cargo de la responsabilidad de ser navegantes en la red y lo que realmente provocamos con nuestra indiferencia o con nuestra interferencia, al respecto de estos casos.

Antes que otra cosa, habrá que aclarar la línea de la realidad: desde tu silla, desde la web, POCO o NADA harás respecto a los casos de maltrato animal, al menos a inmediato o corto plazo. Pero a mediano y largo plazo, a favor de la mejora cultural, sí hay un nivel de incidencia importante, del que todos, como la gran masa de navegantes web que somos, debemos tomar responsabilidad.

Los casos que uno puede encontrarse en la red, en forma de video o foto, son muchos, muchísimos y prácticamente son ejecutados sobre cualquier animal. La existencia de cámaras en los celulares ha convertido en testigo a cualquiera que la posea, y en Popular a cualquiera que la explote. La libertad de expresión tiene ese doble filo y el riesgo intrínseco de provocar estos casos, cosas, tipejos y barbaridades.

¿Te indignan? ¿Te llevan más allá de la Rabia? ¿Quieres vomitar o golpear al responsable?

Correcto, esa emoción es importante para empezar, pero después de sentir ese golpe bioquímico, tienes que aplicar la razón y actuar con inteligencia.

¿Qué es lo que quiere quien hace estas fotos/videos? 

Reconocimiento. Aplausos, abucheos, insultos, ira, risa, likes, reproducciones o lo que sea, pero quieren salir del anonimato. Lo más probable es que estén descontentos con su vida, la encuentren vacía y carente de motivos, éxitos y metas. Son sociópatas que se saben incapaces de cosas que les enaltezcan, como realizar una obra artística, o destacar en el plano intelectual, deportivo o cultural, así que sólo pueden acudir al extremo contrario: destacar en conductas aberrantes, para las que no se requiere DESARROLLAR ninguna habilidad, sino QUITARSE lo que llamamos «escrúpulos», cosa que es mucho más sencilla.

Es por eso que no importa lo mucho que te esfuerces en redactar un comentario ofensivo, humillante o amenazante para estos sujetos, cualquiera que sea la reacción, le estás haciendo cumplir su meta, satisfacer sus pueriles necesidades. Ellos ya saben que carecen de moralidad, calidad humana o bondad. Se mofan de ello, se sienten orgullosos que la gente lo note y se los recrimine. Preguntarles ¿Por qué haces eso? o ¿Cómo eres capaz?, no sólo les motiva, sino que los enaltece, pues les indica que han logrado llegar a un nivel que a otras personas les es imposible siquiera comprender, así que están mucho más «elevados», en su escala, de lo que pensaban.

Creen que su «maldad» es símbolo de hombría, o de habilidad, pues ya han perdido toda esperanza en hacer algo que valga la pena con el mínimo de calidad, para que a alguien más le importe.

A diferencia del perfil de Asesino Serial, en donde sólo el subconsciente quiere ser descubierto, en el Psicópata Torturador la exposición es muy importante. Publican en redes sociales y canales públicos para que la gente los note, pues en la vida real son socialmente invisibles e intrascendentes.

¿Qué hacer contra ellos?

Reportar. Bloquear y eliminar. Como quieras, pero NO LES PERMITAS SABER QUE TE IMPORTAN. Si necesitas mencionar su nombre para promocionar que otros lo bloqueen, asegúrate de hablar de ellos en tercera persona y no respondas a ninguna de sus reacciones.

¿Pueden abrir otro perfil? Claro, pero deberán comenzar de cero en sus visitas, followersconexiones, lo que es sumamente frustante.

Si encuentras un video de tortura en YouTube, abre el link y páusalo de inmediato, así evitarás que «gane» una nueva reproducción. Dale un «No me gusta» y repórtalo por su contenido violento. Si tiene los suficientes reportes y dislikes, YouTube lo eliminará a la brevedad. Si debe eliminar varios videos del mismo autor por reportes, eliminará y baneará a su autor permanentemente, complicándole mucho su «camino a la fama».

Elimina, bloquea, reporta

Si es un usuario de Twitter o Facebook, repórtalo de inmediato, sin agregarlo, sin darle like, sin darle follow, sin enviarle ningún tweet, ni publicar en su muro.

Denúncialos en sus círculos personales, si los conoces. Muchas veces los amigos de la escuela, el trabajo o el vecindario, no saben que tienen entre sus conocidos a una persona de esa calidad, así que trata de evidenciarlos en la medida de tus posibilidades, en sus círculos personales. Es paradójico, pero muchos de ellos buscan exposición mediática con seudónimos o máscaras, porque quieren ser reconocidos a la distancia, pero no «juzgados» por sus familias y su entorno. Si reconoces a algún maltratador, trata que otros lo reconozcan también.

Sandra Segovia, fundadora de Todos Somos Animales y estudiosa del área legal, ha proporcionado también esta información:

Puedes denunciar maltrato animal cibernético si mandas un correo con toda la información o llamas a:

NIVEL FEDERAL policia_cibernetica@ssp.gob.mx | 001800–4403690 Y EN EL D.F. AL 51403690
CDMX gic@pgjdf.gob.mx | denuncia@ssp.gob.mx | 52 41 04 20 y 52 41 04 21 ext. 1151
JALISCO policia.cibernetica@jalisco.gob.mx | 36687978, 36687900 Ext. 18041.
NUEVO LEÓN 089 | 01(81) 2020-6800 | sspnl@nuevoleon.gob.mx

Denunciarlos ante la autoridad es una opción mucho más directa, por supuesto, pero para ello, tendrás que revisar antes:

  • Si vive en una entidad cuya legislación marque como delito la tortura y muerte de animales. No en todos lados es así. En el Distrito Federal sí, pero aún aquí es de reciente adición, así que el proceso aún es hasta desconocido para muchas autoridades, y es lento.
  • Que su perfil realmente tenga información real para localizarlo. Que les encante la exposición no significa que su nombre o «ubicación», sean reales, así que pueden no servirte de mucho.
  • Si en las fotos aparece realmente él. Puede ser muy hombrecito para presumir que lo hace, pero a la hora de defenderse, puede argumentar que las fotos eran falsas, de alguien más, trucadas, bajadas de internet o que él aparece en ellas, pero no hizo nada.
  • Que no pueda tomar represalias en tu contra. La cobardía de sus actos, necesaria para descargar su frustración en animales, puede no afectarle si se junta con más «amiguitos» que le den valor. Y si se trata de demostrar valentía, no habrás hecho nada, excepto arriesgar a que tengamos a un defensor de la vida menos, tú.

En fin, como puedes notar es muy complejo y con muy poca probabilidad de éxito.

Si lo conoces realmente o sabes quién es, sí es importante que acudas con su familia o alguien cercano a él, para exponerle lo que está haciendo. La antropóloga Margaret Mead, ampliamente reconocida en el estudio sociocultural, decía que «permitir que un niño asesine o torture a un animal y se salga de ello sin castigo, es de lo más peligroso que le puede ocurrir», pues es un paso fuerte e importante hacia una psicopatía que podría derivar en lesionar o matar a un ser humano, después. Esto ha sido avalado por la historia y las estadísticas, tanto como para que el FBI vea en este factor un punto de evaluación trascendental a la hora de «dar seguimiento» a psicópatas potenciales. Así también lo estudiaron profundamente las Dras. Linda Merz-Perez y Kathleen M. Heide en su libro Animal Cruelty: Pathway to Violence Against People.

Recuerda: la falta de atención y respuesta es lo que más les duele a estos tipos y les desmotiva a realizar actos que son complicados, como para no haberle afectado a nadie.

Ayúdanos a disminuir estos casos actuando con inteligencia y cabeza fría. La única solución contra la estupidez, es el crecimiento de la cultura.

Bibliografía referencial: Pattison, Stephen. Shame: Theory, Therapy,Theology. Cambridge, U.K.: Cambridge UP, 2000. // José Ovejero. La Ética de la Crueldad. Anagrama, 2003 // Stout, Martha The Sociopath Next Door. New York:  Three Rivers Press, 2006 // Linda Merz-Perez. Animal Cruelty: Pathway to Violence Against People AltaMira Press, 2004
 
 
 

No hay árbol que nazca torcido.


El libre albedrío es un arma de dos filos.

Es la herramienta moral que más nos separa del resto de las especies (porque siempre la usamos, aunque hay especies que ocasionalmente demuestran ser capaces de ir contra sus instintos también). Todo lo que hacemos en la vida pasa por un filtro de «selección», es decir, todo lo que hacemos lo decidimos hacer. Podemos incluso dejar de respirar, de comer o de dormir, si así lo queremos, aún cuando nuestro instinto de supervivencia nos dicte lo contrario.

Así, emocional o racionalmente, escogemos las cosas que vivimos, las cosas que efectuamos, que decimos o aquellas que ignoramos y a las que les ponemos atención.

Ese libre albedrío seguro ha hecho que todos los que defendemos el derecho a la vida animal nos enfrentemos, incluso en nuestro círculo más cercano (pareja, hermanos, padres),  a discusiones sobre lo que es válido y lo que no, sobre lo que está bien y lo que no.

No podemos evitar que incluso las personas que más queremos sean partícipes y simpatizantes de la tauromaquia, que se atrevan a maltratar un animal o que ignoren las conductas aberrantes de los maltratadores.

Y eso es desde que nacemos.

Este fin de semana me tocó enfrentarme con una panorama interesante, aleccionador. Un niño, parte de mi familia, fue a la estúpidamente llamada «fiesta brava» hace tiempo, llevado por supuesto por su padre, también de mi familia, cosa de la que apenas me enteré en estos días.

Cuando tuve un momento para que su padre no escuchara, aproveché para hacerle una pequeña entrevista:

«¿Te gustó ir a los toros?» -pregunté.

«Mmmm… no mucho.» –dijo él.

«¿Por qué?» -pregunté después ya con una interna sonrisa, tratando de no incluenciar su respuesta.

«Pues estaba divertido cuando el señor jugaba con el toro y toda la gente gritaba cuando se quitaba, pero cuando el toro por fin le pegó, nadie gritó. O sea, nadie le iba al toro.»

«Pues sí, casi nadie le va al toro.» Dije yo, con un halo de decepción.

«Y además me molestó cuando un hombre gordo sobre un caballo se acercó a picarlo, el caballo no podía correr por tantas cosas encima y el hombre gordo ni siquiera se bajó a pelear bien, todo fue desde lejos» Dijo, aduciendo una notable cobardía de parte del «hombre gordo».

«¿Y qué más?» -preguntaba yo, emocionado por ver que notaba la tan injusta competencia.

«Y al final creí que sí se iban a pelear uno contra uno, pero entonces el torero sacó una espada y lo mató. Eso si ya no me gustó. El toro escupió mucha sangre, temblaba de las patas y además no vino un veterinario, nada más lo arrastraron.»

Para mí sus respuestas fueron una verdadera epifanía, me llenó de esperanza notar que no lo había asimilado como algo «normal» y me llenó de ira saber que había presenciado un espectáculo que a él también le había resultado cruel y mórbido, obligado por su padre.

Voy muy poco a esas comidas familiares, así que por llevar la fiesta en paz no seguí con el asunto ni se lo platiqué a nadie en dicha reunión.

Me llevé mejor la reflexión a casa. (Después de instigar a mi primo -Ups!- a que la próxima vez que lo invitaran, le dijera a sus padres por qué no quería ir, a ver si a éstos les daba vergüenza, al menos)

No existe tal cosa como un «árbol que nace torcido». Todos se «tuercen» o «son torcidos» en algún momento de su vida. Nadie tiene por qué asimilar la muerte de otro ser vivo como algo «normal» o como algo que el hombre «tiene derecho de hacer».

Sólo bajo la defensa propia o la amenaza a nuestra vida un niño puede aceptar quizá, la necesidad de matar a un animal.

Pero a este niño, como seguramente a muchos otros, la Corrida de Toros le parecía un competencia, un juego. Creía de inicio que el hombre debía esquivar al toro, nada más, haciendo puntos, marcando «goles». Pero incluso veía la embestida del toro como algo válido, pues era al fin una competencia.

Cuando se incluyó a un animal cegado y notablemente obligado a estar ahí (el caballo), la injusticia le pareció mayor. El trabajo del «Picador» le resultó aún más cobarde y pueril. A su forma de ver, nada tenía que hacer.

Pero sobre todo, la muerte no era algo con lo que contaba de inicio. La competencia no le justificaba matar al toro… y verlo sufrir sin sentido fue aún peor para él.

Esperaba que viniera un «veterinario» (como sale un médico a revisar a cualquier lesionado en los demás deportes) y esperaba quizá una camilla, un trato digno pues, porque «arrastrarlo» le mereció un «nada más…», es decir, esperaba algo de compasión, de justicia para el competidor animal, aunque hubiera perdido injustamente.

Fue aleccionador y espero, avergonzante para quien lo provocó. (Sí, para su padre, quien ignoro si me está leyendo)

Debería ser motivo de vergüenza para cualquier adulto coherente llevar a sus hijos a ver eso, forzarlos a asimilarlo y aprenderlo. Debería ser preocupante si al ver al toro sufrir su hijo está feliz, deberían reprenderlo si lo festeja… pero no, porque ellos, adultos, en ese rubro ya son árboles torcidos, que por supuesto encuentran normal «torcer» a sus hijos también.

Mañana, adultos, no se pregunten por qué su hijo «compitió» con otro niño en su escuela, y al ganar, lo tomó de los pies y lo arrastró. No se asusten si al ver uno de esos horribles videos donde un imbécil mata un perro, su hijo ríe y brinca de alegría.

No hay tal cosa como un «árbol que nace torcido». La mayoría de las veces nuestro entorno familiar nos deja torcernos, o nos empuja a ello.