¡Sabe a Medicina!


El que acepte con gusto los medicamentos mejora el tratamiento.

MVZ Samantha Hay-Parker

Technical Advisor Boehringer Ingelheim Animal Health

Cuando hablamos de medicación oral en mascotas, es muy probable que a nuestra mente vengan imágenes de intensas peleas en las que el peludo se resiste repetidamente a tragar la tableta o la suspensión, comienza a salivar en exceso o incluso vomita, expulsando total o parcialmente el medicamento, lo que podría poner en riesgo el éxito terapéutico.  

A pesar de lo anterior, la medicación oral es y seguirá siendo la vía más utilizada en medicina veterinaria. Es por eso que los médicos buscan constantemente tratamientos palatables (agradables al gusto) que faciliten su administración, garantizando la continuidad del tratamiento sin afectar el vínculo entre la mascota y su humano.

Para garantizar la aceptación de un tratamiento oral, el sabor juega un papel fundamental, aunque también otras características del producto como los componentes de la formulación, la textura, la forma y el tamaño. 

En cuanto al sabor, los perros tienden a preferir sabores de carne o mezclas complejas de distintos sabores. 

El escenario ideal para todo propietario y médico veterinario es que la mascota consuma voluntariamente una medicación, y ese deseo aumenta cuando el tratamiento es de administración continua, como en enfermedades crónicas o tratamientos preventivos regulares, tales como los desparasitantes. Al incorporar además de otros atributos, como determinadas texturas y tamaños adecuados en los tratamientos farmacológicos, es incluso posible lograr que la mascota ingiera el tratamiento en forma voluntaria.

Los antiparasitarios se deben administrar de forma continua para evitar infestaciones tanto del paciente como en el ambiente. La frecuencia y la dosis se determinan en función de las necesidades de cada uno, según la presión parasitaria a la que esté expuesto, pero deben ser administrado a intervalos regulares. 

De acuerdo con las directrices internacionales de desparasitación, los perros deberían ser prevenidos frente a parásitos internos de cuatro a 12 veces al año, mientras que el tratamiento para ectoparásitos (pulgas y garrapatas) debe ser mensual.  Sin embargo, la mayor parte de los propietarios no desparasita a sus perros regularmente, lo cual implica un mayor riesgo de infestaciones parasitarias y, muy importante, mayor riesgo de transmisión de enfermedades que afectan a los humanos.

Como ejemplo de lo anterior, en 2020 se publicó un estudio en el que se documentó que el 96 % de los perros con propietarios tienen un alto riesgo de parásitos internos como resultado de su estilo de vida. Por ello, la desparasitación debería ser mensual siguiendo las recomendaciones internacionales. No obstante, lejos de cumplir con 12 desparasitaciones al año, en promedio, estos perros solo son desparasitados alrededor de tres veces. 

Si esperamos que se cumpla la estrategia de prevención parasitaria así como la adherencia a terapéuticos de uso crónico, es importante que se tengan alternativas que simplifiquen la administración e incluso fortalezcan el vínculo con la mascota. Estas alternativas existen y su utilización ha permitido adherencia al tratamiento exitosamente, tanto en medicina veterinaria como en medicina pediátrica. 

Ahora lo sabes, cuestionarse “¿y qué tal sabe esa medicina?”, no es una pregunta menor. Nosotros podemos entender que un medicamento es necesario para estar mejor de salud, ¡y aún así hay quienes no lo toman por eso! Para que tu mascota no tenga que preguntarse “¿por qué me obligan a comer eso que sabe tan amargo?” pregunta a tu médico siempre si para el tratamiento indicado, existe una versión más palatable.

La (¿nueva?) tendencia del Pet Parenting


Ver a nuestros perros  y gatos como un miembro de la familia, con todas sus consideraciones y cuidados, y no sólo como un extra opcional al que se le coloca al final de la lista de prioridades entre los integrantes de la misma, parece asombrar aún a instituciones y medios no especializados hoy en día, aún cuando para nosotros sea algo tan lógico como natural.

El término Pet Parenting, ha ganado cada vez más espacio al mencionar nuestra relación con las mascotas, aunque en español aún suena un poco conflictivo para muchos su traducción, que sería algo así como “Paternidad de Mascotas”, pues la figura de papá o mamá, aún resulta un tanto “sagrada” para muchas personas que consideran transgresor dar ese nombre también a la persona que cuidan de un animal.

Perrhijos y Gathijos, empero, se han tomado cada vez más, cómicamente o no, como términos aceptables, así como simplemente hablar referirse a los animales en casa como “los niños” o “mis hijos”.

El cambio no es realmente una novedad, y hace mucho dejó la posibilidad de haber sido una “moda”. Desde 2013, la casa de estudios de calidad Mintel, reportó que en Estados Unidos un abrumador 96% de los dueños de mascotas consideraban a sus animales como “miembros de la familia”, mientras que desde 2014 la encuesta de Wakefield Research decía que para el 54% de los dueños de mascotas ‘milenials’ (personas nacidas después de 1980-81) era indispensable cenar al mismo tiempo que sus mascotas.

La pandemia que comenzó en 2020, sólo parece haber venido a enfatizar más estos resultados. La misma agencia Mintel, reporta que el 63% de las personas con animales en casa han pasado significativamente más tiempo con sus mascotas desde la pandemia, y esto ha abierto los ojos y corazones a los que faltaban, pues les han acompañado al lado mientras trabajaron, se reunieron virtualmente con otras personas, tomaban clase, en fin, en esos momentos antes reservados y en ausencia de mascotas, por lo que los lazos son cada vez más fuertes y cercanos.

Parece que el amor por las mascotas ha evolucionado, y la única conclusión posible es que siga creciendo.

Cachalote varado que sorprende a Madrid


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Status: http://www.iucnredlist.org

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Foto: @inigogarcia

Las redes sociales se activaron durante toda la mañana en la capital española. Los peatones no podían comprender lo que veían en pleno centro de Madrid: una ballena encallada en el río Manzanares, justo frente al Puente de Segovia.

No sólo estaba el cetáceo de más de 15 metros de largo y una tonelada de peso, sino que dos hombres con trajes blancos, que aparentaban ser científicos, le procuraban cuidados.

El Ayuntamiento madrileño dejó a los habitantes cuestionándose un poco más sobre el animal para con un breve mensaje: “Esta mañana ha aparecido #UnCachaloteEnMadrid. En breve daremos toda la información.”

Sin embargo, no tardó en aclarar la situación: Se trata de una escultura hiperrealista del colectivo artístico belga Captain Boomer que busca hacer del cuidado del ambiente un tema de la agenda mundial.

Para el colectivo, los “científicos” involucran más al espectador en una metáfora de lo que denominan la disrupción de nuestro sistema ecológico, ya que consideran que nuestro vínculo con la naturaleza está alterado.

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Foto @MADRID

El colectivo tiene 3 proyectos, este particularmente es “Whale” y desde 2008 ha recorrido ciudades de Francia, Holanda, Alemania y Reino Unido y se exhibirá en Madrid hasta el domingo como parte del programa cultural CiudaDistrito.

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Foto: @MADRID

Perros: mucho más que compañía.


Los perros no se limitan a darnos momentos de alegría en nuestras vidas como animales de compañía, su refinado olfato y capacidad de aprendizaje los han convertido en nuestros compañeros desde hace más de 15 mil años, cuando el humano comenzó su proceso de domesticación.

Un análisis de yacimientos arqueológicos europeos realizado por Pat Shipman, una investigadora de la Penn State University sugiere que los primeros perros domesticados habría ayudado en la caza de mamuts.

Existen registros de canes ayudando en labores de caza,  rescatando montañistas en los Alpes o en grabados medievales acompañando a los reyes europeos.

Se han convertido en nuestros aliados para el trabajo en los más distintos ámbitos como perros pastores, para detectar drogas, ayudando en las labores de rescate y hasta como perros guías.

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Foto: Pixabay

Aquí te presentamos una breve lista de los “empleos” para perros más en el mundo:

De Servicio y de terapia: que son adiestrados para ayudar a las personas con discapacidades físicas o alguna enfermedad. Ellos realizan funciones de:

  • Perro de señal para personas sordas, guías para personas invidentes, de alerta médica para aquellos que sufren una enfermedad que puede comprometer su vida. Por ejemplo, alertan a las personas epilépticas.
  • De asistencia emocional como aquellos que ayudan a las personas con autismo, o aquellos que se llevan a terapia grupal, como asilos o para personas con otros trastornos sicológicos.

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Foto: Pixabay

Policía: quizá los más conocidos, ayudan en las labores de vigilancia en bancos, hospitales, tiendas, etcétera. Sin embargo, sus funciones son mucho más amplias pueden ser entrenados para detectar explosivos, drogas, salvamento y rescate, así como búsqueda y localización de restos humanos.

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Foto: Policía Federal

 

Militares: tienen funciones parecidas a las de los perros policías realizan detección de narcóticos o drogas, rastreadores, guardias y de búsqueda y rescate. Como Frida, que se hizo célebre en los trabajos de rescate tras el sismo del 19 de septiembre.

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Foto: Semar

 

Pastores: quizá la sinergia humano-perro más antigua. Los canes han sido nuestros compañeros hace miles de años y sí, aunque comenzamos cazando juntos, pronto la vida sedentaria dio pie a la crianza de animales y con ella, el pastoreo.

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Foto: Pixabay

Actores: En este rubro se puede debatir si existe o no maltrato a los animales, debido a las técnicas que entrenamiento utilizadas o incluso lo que implica la duración de una jornada laboral durante la grabación de una película.

Lo que es cierto es que con el nacimiento de la cinematrografía, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, los animales se convirtieron en parte importante de los filmes llegando a ser protagonistas como Lassie.

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Foto: Pixabay

Astronautas: quizá no ha sido un empleo pero sí uno de los papeles más tristes en la historia que les ha tocado desempeñar. Laika y sus camaradas cosmonautas perrunos aunque ayudaron al avance de la exploración espacial, tuvieron un desenlace triste.

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Foto: Sputnik

 

 

Animales: una medicina para el ser humano


Compartir la vida con un perro, un gato u otro animal nos trae más beneficios de los que podemos imaginar. La compañía y convivencia diaria con ellos genera vínculos afectivos y emocionales tan fuertes como los que tenemos con familiares o amigos.

La Asociación Psicológica de Estados Unidos afirma que las personas que viven con un animal y que practican una tenencia responsable tienden a elevar su autoestima, son menos solitarias y experimentan menos ansiedad. La empatía humano – animal también ayuda a liberar el estrés, así como a disminuir la depresión y estimular la memoria.

De acuerdo con la Psicóloga Teresa Ramírez, “tener un perro incrementa la autoestima porque estás siendo útil y cubriendo las necesidades de un ser vivo que en todo momento manifiesta su amor y alegría por estar contigo”. Agrega que acariciar a un perro, sacarlo a pasear y jugar con él vuelve más activo al dueño, lo que se traduce en relajación y menos tensión.

Estudios recientes han demostrado que tener un gato o un perro reduce la presión arterial, además de que su presencia funciona de entretenimiento y distracción ante el dolor provocado por la pérdida de un ser querido. Incluso está comprobado que animales, como los caballos y delfines, sirven de terapia ante diversos padecimientos.

Para la Psicóloga Teresa Ramírez, “el animal da una razón de vivir a personas que no tienen ganas de levantarse por las mañanas y que quieren dormir todo el tiempo (…) sobre todo ayuda a salir adelante a quienes han sufrido una pérdida”. Destaca que los animales también son un gran aliciente para los adultos mayores que enfrentan la soledad o que realizan pocas actividades. “Una persona de la tercera edad a veces no tiene con quien hablar y lo hará con su perro, lo cual le provocará satisfacción”, afirma.

Así que ya sabemos. Convivir con un animal siempre será garantía de bienestar y felicidad.

Amor y Odio entre hermanos

¿Águilas o aguilillas? Avistamientos en la CDMX


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Foto: Halcón de Harris/ Pixabay

Si no eres un experto fácilmente puedes confundir a una águila con un halcón de Harris, también conocido como aguillilla, ya que se parecen muchísimo.

Sin embargo, el halcón es un poco más pequeño aunque comparte el pico ganchudo y las garras fuertes. La diferencia sustancial es mirar las patas: a las águilas, las plumas les llegan casi hasta las garras,mientras que los halcones tienen patitas “pelonas”, pues dejan de tener plumas desde mucho más arriba.

La profesora de Biología de la UNAM, Elisa Ramírez Lomelí, asegura que es más común ver halcones de Harris en la Ciudad de México que águilas, sólo que la gente suele confundirse.

Las águilas requieren más espacio, por ser más grandes, así como un sitio de caza más amplio y gustan de hacer sus nidos en lugares muy altos, sin embargo, los halcones al ser más pequeños se adaptan mejor a la ciudad.

¿Ya leíste: «El águila… un ave rapaz en peligro de extinción» ?

La integrante de la Sociedad Mexicana de Ornitología señala que los halcones además son muy utilizados para la cetrería,  que sirve para controlar aves plaga como las palomas y sus servicios son recurridos en aeropuertos o centro comerciales.

En la ciudad de México se han registrado avistamientos en el Ajusco y en la Sierra de Guadalupe, ya que los halcones viven en zonas boscosas. Ramírez considera que podría haber nidos incluso en Chapultepec o Aragón, aunque por el momento no se tenga reporte de ellos, ya que las condiciones para que un halcón sobreviva son propicias en esos bosques urbanos.

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Foto: Halcón de Harris/ Pixabay

Se trata de un ave ampliamente distribuida en el país, por lo que es muy común verla en la Ciudad de México.

La experta recordó el avistamiento de un halcón de Harris en el metro Nopalera, el 30 de junio del año pasado, cuando el ave se permaneció por más de una hora en la estación, justo sobre el logo de la estación. La imagen del rapaz sobre el nopal se hizo viral luego que los usuarios recordaran el mito de la fundación de Tenochtitlán.

El dios Huitzilopochtli les indicó a los mexicas que se establecieran en el lugar donde encontraran un águila devorando a una serpiente posada sobre un nopal, lo que de acuerdo con las crónicas de los códices habría ocurrido en el año de 1325.

Esa vez, incluso el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) bromeó con el hecho y dijo: «Confirmamos el dato. El águila sobre el @MetroCDMX Nopalera es la señal sagrada, por si dudaban de vivir en la Gran Tenochtitlan».

¿Ya leíste: «Águilas que anidan sobre un casino olvidado»?

Para Ramírez Lomelí es un error común confundir a las dos aves si no se tienen conocimientos sobre ellas y asegura que si se llega a ver un águila en la ciudad, lo más probable es que se trate de un animal que alguien tenía como mascota y se escapó.

Según la NOM-059 de Semarnat, el halcón de Harris o aguililla rojinegra, cuyo nombre científico es Parabuteo unicinctus, está en la categoría de «protección especial” que abarca las especies que podrían verse amenazadas por factores que inciden negativamente en su viabilidad y ello hace necesaria su recuperación y conservación.

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Foto: Halcón de Harris/ Pixabay

El águila… un ave rapaz en peligro de extinción


En el mundo existen más de 60 especies de águilas distribuidas en América, Europa, Asia y algunas partes de África, desafortunadamente muchas de ellas están en riesgo de desaparecer. En México, siete especies están en peligro de extinción, las cuales son: cabeza blanca, arpía, solitaria, crestada, elegante, tirana y blanquinegra, mientras que el águila real se ubica en la categoría de “amenazada”.
Esta ave, considerada emblema de nuestro país, presenta números alarmantes, pues a inicios del año 2016 quedaban tan solo cien parejas de reproducción en vida silvestre. La deforestación y construcción de zonas urbanas e industriales son una amenaza real para estos animales; la afectación de su hábitat y la disminución de su población son el claro ejemplo del impacto negativo que la presencia del hombre ha tenido sobre su existencia.
Otra acción que revela la inminente amenaza del hombre es la extracción de las aves rapaces de su ambiente natural y su tenencia ilegal. Esta situación muestra la urgencia de poner en marcha nuevas leyes, políticas y programas aún más orientadas a la protección, reproducción y preservación de dichas especies.
La ley General de Vida Silvestre, creada el 3 de julio de 2000 y cuya última reforma se realizó ‪el 19 de enero‬ de este año, estipula que “es motivo de infracción y sanción administrativa poseer ejemplares de vida silvestre fuera de su hábitat natural sin contar con los medios para demostrar su legal procedencia” y agrega “el saqueo de nidos para fines comerciales es un problema que se ha detectado (…) se sabe que los huevos son robados para coleccionistas o para incubarlos”.
Como sabemos recientemente se han avistado águilas en algunos puntos de la Ciudad de México, lo que ha sido motivo de sorpresa y admiración para muchos habitantes. Al respecto, es importante destacar algunos apartados de la Ley de Protección a los Animales del Distrito Federal, publicada en febrero de 2002 y cuya última reforma se llevó a cabo en junio de 2017.
Esta legislación resalta la importancia de dar un trato digno y respetuoso a las águilas y a todas las especies. Define como maltrato “todo hecho, acto u omisión del ser humano, que puede ocasionar dolor o sufrimiento afectando el bienestar animal” y añade “todo acto que implique la muerte innecesaria o injustificada de un animal es un crimen contra la vida”. También destaca que si es necesario capturar una especie silvestre en la vía pública deberá realizarse bajo denuncia a las autoridades correspondientes y siempre libre de maltrato.
De acuerdo con la Bióloga por la UNAM, Estrella Serrano García, “el avistamiento de águilas en la capital del país también puede deberse a que escaparon de zonas en cautiverio o de cetreros, que son sitios donde se adiestra de forma autorizada a las aves rapaces para dispersar a otras más pequeñas de lugares en los que aterrizan y despegan aeronaves o en los que funciona algún otro medio de transporte». “Sea cual sea la razón, siempre deben ser tratadas con respeto”, agrega.
Aunque las autoridades trabajan de manera permanente, a través de dependencias como la SEDENA, PROFEPA Y SEMARNAT para recuperar, rehabilitar, proteger y reintroducir en su medio a animales capturados o comercializados, es necesario sumar esfuerzos para erradicar el tráfico ilegal de especies y crear conciencia sobre el respeto al mundo animal.
Si deseas consultar la Ley General de Vida Silvestre o la Ley de Protección a los Animales del Distrito Federal, puedes hacerlo en los siguientes enlaces:

Águilas que anidan sobre un casino olvidado


Llegaron hará unos 4 años a un espectacular publicitario de un casino abandonado en el cruce de Montevideo y Avenida 100 metros. Eran dos, pero actualmente son entre 4 y 5.

Los habitantes de la unidad habitacional que se encuentra justo detrás del casino notaron su presencia por los chillidos matutinos. Algunos comenzaron a verlas también en el atarcerder, mientras se reunían en un árbol del lado de los edificios.

Se trata de una familia de águilas que decidió convertir las áreas verdes de la zona habitacional en su lugar de caza.

“Las ardillas no tanto, pero las palomas y las ratas que había cerca del contenedor de basura prácticamente desaparecieron”, afirma Miguel Díaz, vecino de la zona.

Las aves rapaces probablemente salieron del Parque Estatal Sierra de Guadalupe, donde es común que se avisten también golondrinas, zopilotes y aguillillas de cola roja. El parque se ubica en los municipios de Coacalco, Ecatepec, Tultitlán y Tlalnepantla.

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Lee también: «Águilas en peligro de extinción»

Es justo este último municipio mexiquense el que colinda con la delegación donde las águilas se han acentado: Gustavo A. Madero.

De esa dirección es que ve llegar cada día a las aves Jesús, quien trabaja como “checador” de las rutas de camiones que salen del paradero del Metro Politécnico.

“Vienen de allá -señala hacia el cerro del Chiquihuite-, casi siempre son dos pero hemos llegado a contar cuatro o cinco”, la misma cifra que refieren los vecinos.

“Se paran ahí en el anuncio y se quedan. No tienen un horario ni nada. Hay semanas que las veo a diario, otras no las veo en días.”

El cerro del Chiquihuite tiene la peculiaridad de albergar una colonia popular: Cuautepec, que literalmente de traduce del náhuatl como “Cerro de Águilas”.

“No molestan a nadie, pasan y están ahí. Yo no las veo siempre pero es porque estoy un rato en las manañas y me voy”, revela Lourdes, una mujer que tiene un puesto de tamales en la acera de enfrente de donde se ubican las aves.

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Las águilas no representan ningún peligro para los humanos, dado que estas rapaces no se acercan y sus hábitos alimenticios incluyen aves más pequeñas, como palomas o gorriones, así como roedores, ya sean ardillas o ratas o lagomorfos, es decir, conejos. Tampoco irán tras gatos, ni perros pequeños.

Las águilas se mantienen en pareja, por lo que es probable que las dos que observan recurrentemente juntas sean el macho y la hembra, mientras que las pequeñas sean diferentes camadas de crías que han tenido.

Suelen tener el nido en lugares remotos, por lo que el espacio en el espectacular publicitario puede ser sólo un lugar que utilizan cuando van de caza y que se mantendrá mientras encuentren alimento suficiente…

O el puente vehicular que están construyendo justo sobre la avenida no perturbe sus vuelos.

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¿Animales callejeros o “de la cuadra”?


Existen casos donde los gatos o perros viven en una zona donde son alimentados por los vecinos del lugar, reciben algunas vacunas o son esterilizados, sin embargo, no entran a sus casas y no los consideran sus mascotas.

Es muy posible que alguna vez hayas visto un grupo de gatos en tu colonia o un perro “callejero” que “vive” en tu calle o la entrada de tu edificio. Si te preguntan quién es su dueño en automático dirás “nadie, lo alimentan entre todos los vecinos”.

Es muy probable que tampoco duerma en la casa de alguno de los vecinos sino que más bien le hayan adaptado una caja o una cobija como su camita para el exterior. Lo más común para estos animales de compañía es que reciban la definición de callejeros, pero nada más alejado de la realidad.

Conoce a: Los gatos que habitan el Metro de la CDMX

A estas poblaciones se les conoce como animales semidomiciliados y son los que presentan mayores posibilidades de reproducirse con éxito, ¿por qué? Porque a diferencia de los animales en situación de calle, tienen algunos cuidados veterinarios, una fuente de alimentación segura y condiciones óptimas para pernoctar.

De acuerdo con los expertos, los animales de compañía se dividen en tres categorías:

*Domiciliados: aquellos que tienen dueño, viven dentro de una casa y reciben cuidados. Tienen altas tasas de reproducción.

*Semidomiciliados: viven en alguna zona donde son alimentados y protegidos. Se les permite entrar en las casas, pero también deambulan libremente por las calles. Esa razón también les permite mantener altas tasas de reproducción.

Existe también la definición de animales comunitarios, sin embargo, ella se basa en que los semidomiciliados deben tener un dueño –aunque éste les permita vagar todo el día- y los comunitarios no tienen un dueño definido.

La realidad es que ambas definiciones implican animales “medio cuidados” por una o varias personas en una comunidad.

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Photo by Johann on Pexels.com

*En situación de calle: no tienen dueño ni cuidados. Al no recibir atención veterinaria son susceptibles a enfermarse y no tienen una alta esperanza de vida, es decir, no viven por mucho tiempo. Son susceptibles al maltrato y suelen temer al ser humano.

En este ramo también podríamos considerar a las poblaciones ferales.

¿Qué hacer ante estas poblaciones?

Siempre que hablamos de animales semidomiciliados o en situación de calle hay que considerar que el primer paso es cumplir con la esterilización. Es el método más efectivo para controlar la sobrepoblación.

El segundo es ponderar los beneficios del animal en la zona, es decir, una colonia de gatos que mantiene controladas a las ratas de un lugar, por ejemplo.

En términos generales no son animales de compañía que demanden mucho cuidado ya que su responsabilidad suele ser compartida por varios miembros de una comunidad.

En términos de cuidados veterinarios, se requieren los mismos que un animal domiciliado.

Ahora ya sabes, no son ni el gato ni el perro “de la cuadra” o del edificio, son animales de compañía semidomiciliados, o comunitarios si los quieres llamar así, que requieren ser esterilizados y cumplir con un cuadro de vacunas además de un lugar para que puedan dormir cómodos y sin sufrir por los cambios en el clima.

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Los gatos que habitan el metro de la CDMX


En la Ciudad de México, caminar por el pasillo que conduce de los andenes a la salida Guerrero y Rosales en la estación del metro Hidalgo de la Línea 2, cada día representa una molestia para cientos de usuarios. El mal olor es una de las características constantes en esa área del Sistema de Transporte Colectivo (STC), y algunos pasajeros señalan como principal causante de esta situación a un grupo de gatos que habita tras paredes y mamparas publicitarias.

Ahileed Gutiérrez es una joven para quien atravesar ese pasillo es ya parte de la rutina. Afirma que la limpieza se realiza muy de vez en cuando y que el olor a orines, la presencia de excremento y basura son un verdadero foco de infección; sin embargo, no culpa a los felinos, sino a las autoridades del metro por su falta de compromiso para mantener instalaciones limpias y óptimas.

Son varios los usuarios que aseguran han emitido la queja correspondiente ante personal del STC. La respuesta siempre es la misma: “la mayoría de gatos proviene del Panteón San Fernando y los preferimos a ellos en lugar de tener una plaga de ratas que de por sí son tan comunes en esta parte de la ciudad”.

Los usuarios se acostumbran, las autoridades ignoran

De acuerdo con Miguel Hernández, trabajador de limpieza del metro, la administración es muy descuidada y poco responsable, pues al personal no se le proporcionan los recursos ni materiales necesarios para desempeñar su labor. A Don Miguel le gustan los gatos y asegura que ellos no son el origen del problema, incluso aplaude que diariamente algunos pasajeros los alimenten con migajas o croquetas que llevan expresamente para ese fin.

Mientras las horas transcurren, se puede ver a hombres, mujeres y niños que al atravesar por el pasillo de “la muerte”, como muchos de ellos lo llaman, se cubren boca y nariz con lo mano, una pañoleta o lo que tengan a su alcance. Muchos piden la intervención de alguna asociación protectora de animales para que los gatos sean sacados del lugar, esterilizados y puestos en adopción.

Una comerciante de accesorios para celular que diariamente está instalada en algún punto del pasillo, asegura que son aproximadamente 30 felinos los que ahí habitan; “los gatos son muy ariscos, solo se dejan agarrar por una señora que todos los días viene entre 8 y 9 de la noche a alimentarlos”, afirma.

Según la vendedora, hace aproximadamente un año y medio, personal del STC intentó sacar a los animales con agua a presión. Advierte que “los maltrataron y les pusieron veneno, por lo que la población se redujo drásticamente”. Conforme pasaron los meses, el número de felinos volvió a incrementarse.

Aunque no son pocas las personas que alimentan a los gatos de la estación del metro Hidalgo, también son muchas quienes les avientan botellas y los corretean. Para el usuario Jorge Morales, estas acciones son inaceptables e injustas para cualquier ser vivo; advierte que no solo son gatos los que constantemente están en el lugar sino también personas en situación de calle que deberían ser atendidas. Todo esto, destaca, es consecuencia de un trabajo deficiente del gobierno y de la mala administración del STC que solo pretexta el riesgo de ratas para mantener a los gatos y no hacer su labor.

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