Todas las entradas por Paco Colmenares

Periodista y Productor por la UNAM, especializado en animales. Director Editorial de Pet's Life Magazine y petslife.com.mx Nunca he vivido sin animales, ni quiero. Apasionado de la música, el cine y los libros viejos. FB, Ig, Twt y Tktk: @pacocolmenares

Consejos mínimos para no perder a una mascota.


Cada persona que ha perdido alguna vez a una mascota en la calle te lo puede decir: Daría lo que fuera por regresar el tiempo y evitarlo.

Para quienes realmente consideran a su mascota como parte de la familia, perderla en la calle, regresar y ver que se ha salido, verla correr y nunca regresar, son golpes muy difíciles de superar. Desde luego, el mayor dolor es la nostalgia, el no volverlo a ver, pero también ocurre un miedo brutal por saber que un perro o gato de casa se enfrentará con un mundo muy difícil y doloroso afuera, así como la culpa recalcitrante por aquellas cosas que pudimos haber hecho mejor para prevenir el extravío.

Aunque hay casos varios de personas que lucharon, buscaron, aguantaron y encontraron de nuevo a su mascota, el índice de mascotas perdidas definitivamente es muy alto. Por eso queremos compartirte algunos muy valiosos consejos para evitar que esto te pase, y si no te sirven de momento (porque tus mascotas tienen un gran jardín o porque tú ya los aplicas todos) pásale el dato a quien sea que conozcas con mascota, así estarás ayudando a dos: la familia humana no tendrá que sufrir el dolor de perderlo y la mascota no sufrirá el dolor de perder a su familia, dolor que es tan o más grande que el humano (creénos, hemos visto mascotas encontradas en la calle que aunque han sido sanadas físicamente, nunca recuperaron el ánimo y murieron de tristeza, esperando ver a su familia humana una vez más).

1.-Fuera la Soberbia

Empecemos por lo más obvio. Hay dos tipos de soberbia (humana, exclusivamente) peligrosa para las mascotas. La primera es sobre el ser dueño: «Soy muy listo para que me pase a mí». Por supuesto el perder a tu mascota no te hace tonto, pero sí es responsabilidad tuya, y en el 98% de los casos, fue un descuido que pudiste evitar. Ser más cuidadoso de lo normal no te hace un exagerado, depende de como veas a tu mascota. Si fuera tu hijo humano, no repararías en cuidados y precauciones, entonces ¿por qué no exagerar con tu perro o gato? El segundo tipo es sobre la mascota: «Tengo el mejor perro del mundo y jamás se perdería». Ahí sí es normal que nos sintamos como con los hijos humanos, TODOS creemos tener el mejor perro/gato del mundo. Un perro no se aleja demasiado porque lo desea, sino porque no se da cuenta a tiempo cuando el camino ya no es conocido. En el caso de los gatos, mucha gente supone que puede dejarlo salir cuando quiera y solito regresará. Su sentido de orientación es muy bueno, pero si algo lo asusta, un perro lo persigue o huye cuando comience a llover, puede llegar a un punto en el que ya no identifique su ubicación. No le otorgues cualidades mágicas a tus mascotas.

2.- La Placa

Te sorprenderías saber cuantos animales de compañía no tiene siquiera una placa con sus datos o estos no están actualizados. Una placa puede costar desde 50 pesos y representa la única forma de lenguaje de tu perro. Mucha gente está dispuesta a devolver a un perro o gato con sus dueños de manera desinteresada… y si no, al menos lo harán por una recompensa, la que seguramente no te molestaría dar si te lo regresaran. El caso es que cualquiera de las dos formas, es imposible sin una placa. No le pongas calle, colonia, número interior y código postal. Ponle muy claro el nombre del perro y un número de teléfono local, si quieres la colonia en todo caso y ya. Eso sí, siendo muy francos, mientras menos brillantitos tenga, mientras menos joyería parezca, menos será lo que te pidan de recompensa en el caso de que lo encuentre alguien medio interesadón. «Depende el sapo, la pedrada», dicen por ahí.

3.- El doble collar

A mucha gente, el collar de castigo le parece una tortura, cosa que es un poco exagerada porque el umbral de dolor canino es tan elevado que incluso a algunos muy activos les cuesta trabajo entender la corrección con él. Sin embargo, están en todo su derecho de no usarlo con sus perros. El caso es que si no usas uno de estos collares de acero, deberías darle a tu perro un doble collar. Una de las causas más frecuentes de perros perdidos es «Se rompió su collar… en donde traía su placa». Es decir, si el mismo collar de donde cuelga su placa de identificación es de donde lo jalas, en un arranque de emoción, podría romperse, con lo que tu mascota saldría corriendo sin datos para que lo encuentres. Un collar suave de tela no le es molesto a un perro, después de un día se acostumbrará a dormir con él y traerlo siempre. Así, sólo cuando salgas a pasear le pones el otro (o una pechera, cómoda, aunque más tardada de poner y quitar) y en caso de que se rompa, siempre traerá su placa colgando. (En el caso de la pechera lo más común es que se rompa el broche hacia la correa o la correa misma.)

4.- Que conozca la zona

Entiendo que para muchas personas en esta ciudad, el paseo no puede ser lo más largo y calmado del mundo, por sus ocupaciones, pero todos deberían intentarlo. En los alrededores de mi casa he visto vecinos que sacan a sus perros al jardín de enfrente y en cuanto hacen sus necesidades se meten a casa de vuelta. Si un día uno de esos perros llega a salir, le bastará llegar a la esquina para haberse perdido. Si tu vuelta de paseo es siempre lo más lejos que puedas de casa, le estarás dando tiempo a tu mascota de conocer la zona. Si pasea a tu lado cuatro, cinco, diez cuadras a laredonda, estará grabando olores, colores, personas, texturas y vueltas. En caso de que un día se aleje sin tí, tendrá más tiempo para darse cuenta y, al reaccionar, aún reconocerá la zona, por lo que tratará de regresar a tu casa y probablemente tenga éxito.

5.- La socialización

Hay cientos de motivos por los que un perro debe de socializar, y aquí hay uno más. El perro que es jalado o cargado por sus dueños en cuanto ve a otro perro, entiende que la cercanía de cualquiera es señal de alarma (por como te pones tú) y siempre será agresivo o huraño. Esto hará que el día que se encuentre solo en la calle, corra de un lado a otro en cuanto vea otro animal. Entre carrera y carrera, ya sea correteando o huyendo, se alejará de casa en un dos por tres, además de bajar de la acera descuidadamente y será difícil de agarrar por alguien, en caso de que quieran ver los datos de su placa. Un perro que socializa está equilibrado, es más feliz… y está más seguro.

6.- El amigo de todos

Si te es posible, llévalo contigo a la tienda de la esquina, a las afueras de la panadería, a la tintorería, a la cancha de juegos. El punto es que lo conozca Don Pepe el de la tienda, Doña Lucha la de las quesadillas, los chavos que siempre están jugando basquet… que sepan su nombre, que realmente lo conozcan y que vean que nunca está sólo, así como lo mucho que lo quieres. De esta forma tendrás aliados en caso de que desaparezca y habrá más de uno con la chance de detenerlo en el camino, antes de que se aleje más. Incluso, si alguien en una tienda es especialmente amable con los perros, puedes llevarlo y comprarle dos pesos de croquetas cada que vayas, que las coma ahí. Esto hará que si sale solo de tu casa, quizá vaya directo a ese lugar.

7.- El Microchip

A mucha gente le parece algo muy moderno, pero tiene casi 20 años de existencia comercial. El implante de Microchip es muy usado en perros de raza pura vendidos por criadores, pero se puede pedir para cualquier perro. Es diminuto e indoloro, pero contiene mucha información valiosa medicamente, así como los datos del dueño. No es un chip de localización satelital, pero si se extravía una de tus mascotas, un veterinario lo puede leer a la primera visita que lo lleve quien lo encuentre. Un invaluable método de cuidado que cualquier veterinario te puede decir en donde adquirir.

8.- Entérate de la tecnología

Actualmente existen collares con chips como los de un celular, a cuyo número les mandas un mensaje de texto y el collar te rebota una coordenada. Esta la introduces en una página de internet y tienes su ubicación. ¿Carísimos? Para nada, tienen costos que estoy seguro pagarías cualquier día por verlo regresar en caso de que se extraviara. Un buen ejemplo en México de esta tecnología es la empresa GPetS, localizables en www.dondeestamimascota.com o al 12515951.

Y de ahí pa´lante… hay collares, como los de la marca INNOTEK, con sensores que se colocan en la puerta y le dan un toquesito de electroestática (como el que sientes cuando un globo se carga de electricidad con tu cabeza) cuando se acerca a donde ya no debe. Sensores de movimiento que emiten un sonido inaudible para nosotros pero molesto para ellos, en fin… hay más cosas de las que imaginas, sólo no tienen la publicidad necesaria. No dejes de investigar.

Por encima de todo está tu precaución. Nunca los dejes sin correa, a menos que sea un espacio cerrado con una sola salida que puedas controlar. Un perro puede vivir por siempre caminando con correa, siempre y cuando le eches ganas y camines a un buen ritmo. Es muy cómodo sentarse en una banca a verlo correr, pero es más benéfico para ambos si no te sientas y caminas a su lado. Sólo hace falta un descuido para que tu perro «genio» se dé una vuelta equivocada y no te encuentre, si eso coincide con una breve distracción tuya, tendremos un nuevo perro callejero. Cuida puertas y ventanas, no pongas muebles cerca de donde pueda salir, vigila haber cerrado todo bien antes de salir de casa, piensa en su seguridad siempre.

Si tienes alguna recomendación más, no dudes en platicarnos, pues de hecho, este listado lo hemos armado con base en las experiencias de algunos radioescuchas, quienes nos comparten lo que «hubieran» hecho, esperando que tú nunca pases por el trago amargo que ellos pasaron al extraviar a su querido miembro de la familia.

 

Archivo Muerto. Las cosas que olvidamos.


La humanidad, la sociedad, tiene un mal que le aqueja desde adentro constantemente, estropeando su camino y su avance, entorpeciendo su propio crecimiento y mejora. Nuestra sociedad conoce bien dicha enfermedad, se llama Memoria Corta.

Es falso cuando autoridades corruptas o grupos de poder dicen que los casos de abuso animal le importan a «pocas personas», lo que sucede es que muchas veces, conscientes de nuestra enfermedad, esperan un tiempo prudente para reaccionar a nuestras exigencias, sabiendo que la efervescencia de la indignación y el coraje, es momentánea, efímera.

Para un enorme número de personas, el abuso animal, como muchas formas de abuso, son cuestiones que les importan, pero que no guardan en su agenda personal.

Es de triste risa ver cómo al día siguiente de un caso de abuso flagrante, se crean grupos en redes sociales que están «en contra» y más que eso. Son grupos de indignación, de reacción, en donde se vierten cientos y a veces miles de comentarios hartos de estas formas de degradación humana (porque no se degrada a los animales, a ellos se les lastima, se degradan los humanos al mostrarse capaces de esos niveles pueriles de acción).

Y digo que esto es de triste risa porque dicho asunto sucede al día siguiente… la semana siguiente… acaso el mes siguiente… y después disminuye en enorme medida.

¿Qué ha pasado con los asesinos de «Callejerito», aquel perro callejero que fue usado como presa de caza ante dos perros de pelea, instigados por enfermos mentales adolescentes?

¿Que fué del «Mata-gatos» de Sinaloa, aquel muchachito estúpido que sencillamente quemó vivo a un gato y lo filmó en compañía de otros criminales de su edad?

Por supuesto que no se han quedado completamente aislados ninguno de estos casos, existen personas, grupos, verdaderos luchadores que han seguido cada uno de estos hasta el día de hoy, pero la «gran masa» que reaccionó en su momento a estos dos casos de insoportable violencia comprobada, se desvaneció ante la «falta de resultados».

Es decir, como no se castigó y corrigió el problema en los días subsecuentes al hecho, consideraron inútil mantenerse al tanto, y después… simplemente lo olvidaron.

No quiero decir con esto que sigamos persiguiendo a estos sujetos con notables deficiencias de socialización, pues es una persecución estéril y que sólo engendra rencor. Digo que debe seguir siendo un punto a tratar en la agenda personal de los miles que reaccionaron en el momento, la presión hacia las soluciones DE FONDO, sería más útil.

¿Qué piensa un gobierno al que le llegan estas quejas? Regularmente dejan pasar un tiempo, soportan alguna manifestación… y regresan a sus actividades normales. La masa que no se organiza y no presiona, no es un tema para preocuparse, así que tomarse el tiempo para sentarse a discutir reformas de ley que castiguen SEVERAMENTE estos casos de abuso, es una pérdida de tiempo y presupuesto.

¿De verdad creemos que están muy ocupados en otras cosas?

Ya bastante hemos hablado de cómo un caso de abuso y violencia contra una animal se refleja en el futuro de una sociedad, a través claro, del futuro comportamiento de sus perpetradores.

Entonces ¿por qué no es una agenda urgente de nuestras autoridades? Estamos hablando de corregir una ley, no de construir un puente de concreto. ¿Cuánto se tiene que tardar y gastar en planear, modificar y publicar un ley?

Esto no es cosa del cansancio gubernamental, sino del enfoque que les importa. Si la gente presiona sobre un mismo tema durante uno, dos, tres meses, seis meses, un año… entonces son temas que merecen ser vistos, pues puede que se reflejen en las próximas elecciones.

Si un tema dura dos semanas, un mes… y desaparece, entonces no vale la pena desgastarse mucho, pues deben enfocar baterías en su próxima campaña.

Esta enfermedad de la memoria corta nos está entorpeciendo demasiado. Nos estorba, nos retrasa, alenta nuestro crecimiento como sociedad, amenaza con ignorar el mejoramiento de las nuevas generaciones.

Hoy está reciente el caso de Pulga, la perrita que fue rescatada de las calles, rehabilitada, entregada en adopción y maltratada nuevamente, por un sujeto que fingió, actuó y mintió para tenerla y luego llevarla al borde la muerte. Necesitamos otra modificación al respecto.

En las leyes «para humanos» no castigamos igual a un asesino «ocasional», derivado de una riña o un accidente, como a un asesino «premeditado», que planeó un objetivo y lo ejecutó con dolo y ventaja.

El caso de Pulga es similar. Si debemos modificar la ley para castigar a quien lastime a un animal de manera «ocasional», debemos ser más duros con quien lo planea, pide la potestad de una animal, miente, y al final lo lastima peor.

Para todo esto necesitamos reactivar el archivo muerto y sanar nuestra memoria corta. Tenemos que reconvocar a la gente a los casos que NO SE HAN RESUELTO. Una multa, una amonestación y la queja pública no son suficiente castigo, mucho menos una SOLUCIÓN.

Necesitamos la participación de todos. Quiero su respuesta. ¿Estamos?

Hasta MatArte. El Reporte Pulga.


NOTA IMPORTANTE:

EL PRIMERO DE LOS COMENTARIOS AL TERMINAR ESTE POST, lo hace Alejandro Ramírez, Cineasta, QUE NO ES EL RESPONSABLE DE LO SUCEDIDO A PULGA. Debemos estar conscientes que su nombre puede ser común y se deben verificar las personalidades antes de reaccionar. Red Animalia NO HA PUESTO ENLACES, CORREOS O DIRECCIONES hacia el responsable, en tanto el caso no sea completamente investigado y comprobado. En el caso de la confusión, ESTE ALEJANDRO NO ES NI SIQUIERA EL PRESUNTO RESPONSABLE. Si le dan click en su nombre, los dirigirá a su blog, en donde podrán ver que es una persona completamente diferente. El es un Cineasta verdadero, y hasta donde nos correponde, NO HAY DUDA DE SU HONORABILIDAD.

La confusión puede ser incluso mayor, por lo que aclaramos la existencia de 3 personas más, relacionadas al mundo del cine que NO TIENEN RELACIÓN ALGUNA CON EL CASO DE PULGA, MUCHO MENOS CON CASOS DE MALTRATO.

Ellos son: ALEJANDRO RAMÍREZ MAGAÑA, ALEJANDRO RAMÍREZ CORONA Y ALEJANDRO RAMÍREZ ÁLVAREZ.

Ellos 3 no deben ser confundidos, contactados, identificados ni relacionados de forma alguna con el caso Pulga.

Dada la delicadeza de la confusión, pues, agradecemos su interés en el caso y su actitud hacia los animales, pero les instigamos a permitir que la investigación y castigo se deje a cargo de los responsableS que siguen sobre el caso. EL PRESUNTO RESPONSABLE NO TIENE UNA PÁGINA PÚBLICA, BLOG O ENLACE CONOCIDO, por lo que honestamente NO TIENE CASO BUSCAR SUS DATOS EN LA RED.

En cualquiera de los casos, Planeta Mascotas y Red Mascota Multimedia INVITA ENFÁTICAMENTE A NO REACCIONAR DE MANERA VIOLENTA, AMENAZANTE O INTIMIDANTE HACIA ÉL, O PERSONA ALGUNA. Ante todo somos un país con leyes y la única forma de evolucionar de la forma que deseamos, es demostrar nuestra capacidad para reaccionar por las vías adecuadas.

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Empiezo por lo que muchos de ustedes (gracias) están realmente interesados: el estado de salud de Pulga, nuestra maravillosa perrita (porque como dice Alberto Cortéz, lo que amamos lo consideramos nuestra propiedad) que después de haber sido rehabilitada de las calles, fue entregada en adopción y rescatada nuevamente de las manos de un estúpido adoptante que en sólo UN MES ya la tenía peor que cuando dejó las calles.

Según me comunica directamente su -doble- rescatadora Mariana, Pulga sigue estable, monitoreada permanentemente, hidratada a través de una patita, alimentada a través de otra. Ya se incorpora con dificultad para comer, pero no puede caminar. Las expectativas de recuperación son son altas, aunque inminentemente requerirá mucho tiempo.

Por el otro lado, la organización Rescate Animal está asesorando a Mariana para actuar legalmente contra Alejandro Ramírez, quien formalmente se ha escondido como cucaracha expuesta a la luz. Debo recalcar, para quienes se preguntan «¿Pero por qué se le entregó a un sujeto así a la perrita?», que fue un engaño pleno. Alejandro Ramírez mintió en todo lo que pudo y fingió lo mejor que fue capaz para adoptar a Pulga. Era muy difícil filtrarlo antes de que esto sucediera.

Esto último nos deja con una idea un poco más clara: todo parece indicar que Alejandro sabía bien lo que haría con Pulga, que actuó para conseguirla y luego, para llevarla a ese estado.

Una de nuestras bloggernautas, Gabriela Pérez, me expuso una posibilidad que de entrada no quise aceptar del todo, quizá por mórbida: Tal vez el «cineasta» la vio como un proyecto para «proyectar su mundo». No lo digo ahora como una acusación, es sólo una teoría, pero una teoría posible.

Hace no mucho, un deficiente mental llamado Guillermo Vargas, quien se creía artista, expuso a un perro callejero amarrado, sin darle de comer o beber, para ser testigo del proceso de su muerte cruel. Él en verdad lo creía arte… y lo peor es que las autoridades que le permitieron montar dicha «exposición» no hicieron nada, juntos con los asistentes, hasta que el perro murió.

A mucha gente alrededor del mundo le parecía una aberración e instigaron al gobierno nicaraguense (de donde estaba dicha exposición) a detener el acto. Nada pasó. El gobierno de Costa Rica (país de donde era originario el mórbido sujeto) pidió lo mismo. Nada pasó.

Algunos desviados, como este tal Guillermo Vargas, consideran que como la muerte es parte intrínseca de la vida, puede ser provocada con la justificación de «proyectar» una realidad. Como si de eso se tratara el arte.

Pero no hay que asustarnos demasiado; esta comprensión del universo la soportamos e impulsamos aún en muchos ámbitos. La mitad de la población en este país está a favor de la tauromaquia o, al menos, no está en contra, las corridas de Toros es otra actividad en la que se pueriliza la palabra ARTE para adjudicársela a una exposición de tortura y muerte. Y aquí tenemos hasta «santuarios» dedicados a esa forma de arte. Todos los diarios deportivos retratan cada día una viñeta de este arte. Los ricos y famosos acuden a verlo. Hay programas de TV dedicados enteramente a él.

¿El Toro es un mueble? ¿Como «no da la patita» es menos «animalito»?

La conmiseración por la vida es o debe ser universal, de otra forma es sólo hipocresía. Es decir: no podemos decirnos pacifistas porque evitamos la guerra con nuestro país vecino, mientras apoyamos la guerra con un país lejano porque «no son como nosotros» o «son raros». Del mismo modo, es hipocresía decir que un perro expuesto a la muerte es una aberración, pero la tauromaquia es arte o los gallos de pelea son un deporte.

Reiteramos lo dicho antes: nos urge un cambio social radical, una visión de la vida distinta. Tenemos que adoptar la «tolerancia cero» que tan bien le funcionó a Giuliani. Nada de «Crueldad, nomás poquita». Si no enseñamos a nuestros hijos a respetar TODA la vida, les dejamos la posibilidad de sembrar el virus de la crueldad. Si no les reprochamos a nuestros padres y hermanos la tauromaquia, les decimos que estamos de acuerdo con «cierta» forma de tortura.

¿Qué tiene que ver todo esto con Pulga? Que la posibilidad de que el maltrato brutal a Pulga haya sido un «proyecto» artístico, es lógica en tanto sabemos que hay quien lo hace y hay quien lo acepta.

Mientras esto se comprueba, tenemos dos cosas que hacer: 1.- Modificar nuestra visión de la tortura y 2.- No olvidar.

¿Qué pasó con lo asesinos de Callejerito? ¿Con el Mata Gatos de Sinaloa?

Lo olvidamos.

No todos, claro. Hay gente que sigue cada uno de esos casos hasta el final, pero la «fuerza» de la gente, de la indignación, de la masa, se apagó. Por eso en nuestro país existen expresiones como «en lo que se calman las aguas». Estos abusadores solo deben esperar un poco a que la gente olvide. Esconderse en lo que el fervor pasa.

Esto ya no lo podemos olvidar. Estaremos sobre el caso de Alejandro Ramírez hasta el final y después del final. Debemos insistir hasta que se castigue y luego seguirlo hasta ver «su trabajo», presionarlo para que la sociedad recuerde que él hizo esto, en un periodo de su vida en que ya estaba consciente de lo que hacía (ya no era un «pobre chamaco» que no sabía lo que estaba haciendo).

Seguiremos reportando sobre Pulga, pero más, sobre este sujeto, que debe ser estandarte de lo que ya no podemos permitir.

¡Ve a Kroketas!

Pequeños mitos caninos. (Que no le digan, que no le cuenten)


La gente tiende a dar respuestas rápidas a preguntas importantes cuando se trata de los perros. Es como si todos fueran un poco veterinarios o un poco expertos, por el simple hecho de tener uno en casa o porque les agradan.

La verdad es que algunos podemos tener sangre ligera para los perros, y eso a veces nos hace entenderlos mejor, pero NO nos da facultades psíquicas, mucho menos, nos convierte en Dr. Doolitle.

Por eso es importante reconocer cuando tenemos que preguntarle a un experto, acudir con un especialista, como siempre romper el mito con cultura nueva, con conocimiento.

Y eso por eso que vamos a hablar rápido de algunos Mini Mitos Caninos y sus respuestas rápidas.

Mito. Perro que ladra no muerde.

Hay diferentes tipos de ladridos… y sí, algunos no significan que un perro atacará, algunos son ladridos de alegría, con otros más agudos pueden estar pidiendo juego, comida o simplemente atención, algunos (como en el aullido nocturno) son comunicación de unos con otros, por lo que generalmente son ladridos hacia arriba, hacia la nada… y alguno son ladridos de nervios y alerta, ladridos que significan un preámbulo. Es como si dijera: “Mira, ladro fuerte, es porque soy peligroso”. Para identificar a cada huno hay que conocerlo bien al perro en cuestión, así que no aplica con perros ajenos.

Perro que ladra, puede morder, depende la circunstancia. El ladrido es una alerta, está avisando su incomodidad antes de actuar. Nada de valentías absurdas, si un perro ladrando no se calma, déjalo en paz.

Mito. El perro libre es el más feliz.

Falso. El perro ha sido domesticado por el hombre, tiene miles de años siendo la compañía de los seres humanos y disfruta su presencia.

Es imposible verlos como animales silvestre, ya no, nunca más. “Liberar” a un perro en un parque o bosque, es en realidad quitarse, por la vía más cómoda y cobarde, una responsabilidad que sencillamente nos dio flojera, si eres niño, no dejes que tu papá te eche ese choro, si eres adulto, no seas otro cómodo irresponsable del montón. Además, en “libertad”, las posibilidades de que el perro muera pronto y de forma dolorosa, son muy altas.

Mito. “¡Míralo! ¡Si sabe lo que hizo…!” Está consciente que hizo una travesura.

Regañarlo porque encontramos algo malo que hizo hace un rato, no lo hace entender la travesura, sólo lo asusta por nuestro tono de voz.

Enseñarle el zapato que mordió hace media hora, mostrarle el vaso que rompió cuando no estabas, o acercarlo a que huela su orina o heces que dejó en tu sala un rato antes, es absurdo. Creerá que lo regañas por ponerte atención o hacerte caso para acercarse.

No está consciente del error, está asustado por nuestro enojo.

¿No lo crees? Dile cosas como “perro cochino, malcriado, esto no se hace” pero en el tono chistosito que usas cuando lo apapachas. Verás que se acerca, mueve la cola y es feliz. ¿Entonces cuál crees que es el factor de miedo?

No lo cachaste en el momento del error, ni modo, no va a entenderlo después.

Mito. Las hembras necesitan ser madres al menos una vez (Porque si no se enfermará, será una perra triste, extrañará tener cachorros algún día)

Falso y doblemente grave. Ninguna hembra mejora su futuro o salud con una camada de cachorros. Al contrario, si se esteriliza desde los seis meses de edad, se reducen riesgos de muchas enfermedades futuras. Remover quirúrgicamente o “cancelar” el aparato reproductor, reduce considerablemente la producción de hormonas, por lo que los cánceres de este tipo se quedan sin gasolina.

Los perros en general no “envidian” un hecho que no conocen. Si nunca es madre, la perra nunca “añorará” serlo, porque no sabe el “sentimiento” que implica, aunque lo vea en otras.

Lo más grave, claro: creencias de este tipo tienen a MILLONES de perros en la calle, pero eso sí, su mamá tiene la satisfacción, ¿no?

Mito. El Doberman se vuelve loco y te desconoce.

Muuuuy falso. Creencias populares hablaban de un cerebro superdesarrollado o un hueso que crecía de más. Es falso. Son pretextos para esconder la culpa de una mala socialización, de una mala educación o de haber convertido a nuestro perro en agresivo a fuerza de nuestros propios nervios. Sí, es uno de los perros más fuertes, por lo que si no son encausados correctamente en tanto su energía, es fácil hacerlos agresivos, pero no es algo genético o biológico.

Mito. El Labrador es el perro más amable del mundo.

Seamos justos, tampoco esto es automático. Un labrador con una educación descuidada, puede ser tan o más agresivo que el típico perro malo.

No hay santos ni demonios por naturaleza, todos son responsabilidad humana.

Mito. “No está gordo… ¡está sanote!”

Pues falsote. Como con los humanos, un perro que rebasa su estructura normal, tiene una enfermedad llamada SOBREPESO. Puede ser muy grave y detonante de muchísimos otros males. Ve con un veterinario a la de ya, para que te diga su condición real y qué hacer para ayudarlo. Si no, la diabetes, el cáncer, los problemas de articulaciones o cadera, en fin… muchas cosas malas le esperan.

Mito. “Pobrecito, se aburre de las miiiiiismas croquetas todos los días…”

En realidad son muchísimo menos quisquillosos que nosotros y no responden mucho que digamos a cosas como el aburrimiento. Si algo es placentero y funciona para sobrevivir, en la mente del perro no hay por qué cambiar. Claro, si huele carne, pollo o algo sabroso en tu plato, querrá conocerlo, pero si no se lo das, no tendrá por qué pedirlo constantemente, será un mera curiosidad.

Y quizá el mito más grande de todos: Los Perros comen huesos.

Perros y huesos, mito de caricaturas, tanto como los perros cazando gatos o los gatos comiendo pescados de los que sacan el esqueleto intacto. Los huesos son los restos, las sobras.

Les gustan por el sabor de la carne que les queda o porque resiste a la primera mordida y a veces les gusta el reto, pero no porque la naturaleza les haya puesto huesos en su menú principal.

De hecho, para muchos perros un hueso es un enorme riesgo, pues puede romperse, astillarse y lastimarle severamente la garganta, esófago, estómago o intestinos.

Lo importante ante cualquier mito, es acudir con los especialistas, informarte, preguntarle a gente calificada. Tu perro es tu responsabilidad, no juegues a las adivinanzas con su vida. Protégelo de la ignorancia humana como él te protege de las amenazas externas.

 

Los mitos del Perro I.


El día de hoy respondemos a una petición especial de nuestros bloggonautas y nos apoyamos de amigos especialistas para hacer una breve exploración cientifico-mitológica de uno de los animales más cercanos al ser humano, el que más tiempo ha caminado a su lado y el que implicado una mayor conexión entre los humanos y el mundo natural, comenzamos con la saga mítica del Perro.

¿Qué tiene de mitológico un perro para aparecer en esta sección? (¿Es que a Paco Colmenares se le acabaron las leyendas?)

Lo que sucedió es que este humilde autor, ante la observación de un joven radioescucha y blogger, no tuvo más que reconocer que se ha dejado llevar por la maravillosa cosmogonía de los seres de fantasía pura, dejando de lado la fantasía misma que han traído siempre los seres que nos acompañan a diario.

Por eso decidimos hacerle un homenaje a aquel amigo que, aunque tiene 12 mil años caminando con nosotros, sigue siendo un misterio en muchos sentidos.

¿Hasta donde llega su consciencia? ¿Qué tan inteligente puede ser? ¿Es capaz de resolver problemas nuevos sin condicionamiento? ¿Sabe que nosotros somos los amos?

Hay muchas interrogantes que a lo largo de las próximas semanas iremos develando poco a poco y con la ayuda de nuestros expertos invitados y colaboradores del programa. Pero como todo gran camino empieza con un paso, el día de hoy empezamos por resolver algunos enigmas tan básicos que los creemos obvios.

Por ejemplo: ¿qué es un perro?

Desde luego no vamos a concentrarnos en el hecho de que es un mamífero cuadrúpedo y demás definiciones de biología. Empecemos por decir que su familia, Canis, apareció en el planeta hace unos 300 mil años, pero los antecesores más lejanos con conexión canina, tienen más de 30 MILLONES de años.

Cynodictis

Este súper abuelo prehistórico del perro es conocido como Cynodictis, y era un animal enorme con forma de mangosta pero de hocico alargado.

El Cynodictis vivió en el periodo Oligoceno y se extendió sobre lo que hoy es Europa y Asia, y por su tamaño y forma, se le ha llamado amablemente El Oso-Perro.

Tomarctus

Aunque genéticamente tiene muchas relaciones caninas, el Cynodictis está aún en discusión sobre su parentesco, lo que no sucede con el Tomarctus, oficialmente el canino más viejo del planeta, de unos 24 millones de años.

Parece muy factible que sea este el animal del que evolucionaría el gran lobo, el Canis Dirus, del que se tienen fósiles con 300 mil años de antigüedad. Empero, el lobo que hoy conocemos (Canis Lupus) es muy diferente a los grandes lobos de las eras glaciales, los que medían casi el doble que los actuales y competían mano a mano y desde entonces, con un famoso felino, el dientes de sable.

Canis Dirus

En términos muy generales, la familia canina actual, toda derivada de ese gran Lobo Dire, se compone de lobos, perros salvajes, chacales, zorros y el perro común.

Tanto el Gran Danés como el Chihuahua son hijos de la misma familia, y sus características se han ido forjando por los ambientes en que han vivido.

Sin embargo, las características que definen al canino son un poco engañosas, y hacen que algunas veces se incluyan falsos perrunos en la familia.

Canis lupus

Por ejemplo, a diferencia de lo que la mayoría cree, la Hiena no es un cánido, pues su conformación genética está mucho más cercana a los grandes felinos.

Tampoco lo es el recientemente extinto Lobo de Tasmania, que era en realidad un marsupial, más cercano a los canguros que a los perros.

Incluso hay un animal, que al puro estilo engañoso del “Conejillo de Indias” (ni conejo, ni de la India), fue llamado Perro de las praderas, cuando en realidad es un clásico roedor.

Ahora bien, es cierto que todas las razas del Perro doméstico provienen del mismo abuelo, pero también es cierto que como uno de los animales con mayor capacidad de adaptación ambiental, con el paso de los años cada una fue desarrollando capacidades y costumbres diferentes.

Pero de eso… platicamos en la siguiente entrada de Animítica en Planeta Mascotas. Hasta entonces, esperamos sus dudas y comentarios, para seguir ampliando el conocimiento.

Prefiero exagerar por un gato.


Nuestros tiempos modernos han acercado tanto a la gente en el mundo como a la información que genera. Internet, como el máximo exponente de la globalización mediática, pone a nuestro servicio millones de datos, anécdotas, vídeos e imágenes nuevas cada día.

Yo, honestamente, creo que esa es la razón por la que vemos últimamente tantos casos de abuso animal, como los de Sinaloa, Michoacán o, el de esta semana, la británica que tira un gato a la basura.

No creo, como el optimista Aguilar – Camín, que la violencia sea mediática, exacerbada por los medios. Al contrario, creo que antes de la Era Internet existían los mismos o más actos de abuso (en nuestro campo, abuso animal), sólo que con las distancias, quedaban en la impunidad del anonimato.

Hoy hay cada vez menos lugares en donde al menos UNA persona no cuente con un celular con cámara. A esto se le añade una computadora con internet y tenemos una nueva celebridad en el mundo del abuso.

Traigo todo esto a colación, porque con el caso reciente de la mujer que pone al gato en el bote de basura, comienza la nueva andanada de discusiones sobre derechos: Derechos humanos vs. Derechos animales.

Desde luego creo que la mujer, bromeando o no, metió a ese gato a la basura en un acto de estupidez que merece un castigo y debe ser un ejemplo. Tampoco estoy de acuerdo en que se le deba dilapidar o quemar en la hoguera, pero sí que su castigo debe ser ejemplar, debe ser tan severo que ella no vuelva a pensar algo así, pero sobre todo, que todas las personas que se enteren piensen dos veces antes de siquiera hacer un nuevo «¡Shu!» o un «¡Sáquese!»

Europa siempre se ha distinguido por poner el ejemplo en cuanto a la legalidad y la severidad con la que se castigan las infracciones, será quizá que transitaron antes que nosotros por edades oscuras en las que la podredumbre humana era una cualidad casi de la realeza, no sé, pero es innegable que los países de Europa Occidental siempre dan la nota en cuanto a castigar cosas que en otros lugares se ven como «menores».

Hace no mucho un par de muchachos imbéciles en Francia fueron a dar a la cárcel por quemar a un perro, se les puso una enorme multa y la incapacidad de poseer una animal por el resto de su vida. En España se sigue meditando el castigo para un hombre que a pedradas le fracturó la mandíbula a un perro, lo que podría representarle un año encerrado.

Ahora le toca a Inglaterra poner el ejemplo con esta mujer.

El caso parece menor (incluso la doña dijo «Es sólo un gato») y a los ojos de muchos, la rabia de la gente Animalista es exagerada. Tomando como punto de partida que golpear a la mujer aún no sucede y todo se ha quedado en ganas, me parece que la reacción se va volviendo natural, común… normal.

El mundo entero, como si se tratara de cumplir la profecía maya, ha entrado en una vorágine decadente, conflictiva y violenta que parece lejos de resolverse. Los pobres culpan a los ricos, los ricos al gobierno, el gobierno a los países vecinos, los países vecinos al país desarrollado y el país desarrollado a los pobres.

Algunos, quiero creer que la mayoría, saben en el fondo que «el gobierno», «las instituciones» y «las empresas» son entes imaginarios y que las acciones acaecidas dentro de estos conceptos son realmente realizadas por seres humanos, y no por una entidad mágica.

Como tal, entonces sabemos, sentimos, que somos nosotros mismos los podridos y nosotros los que tenemos que cambiar.

La gente animalista está en esa línea. La mayoría sabe que para cambiar al mundo humano, hay mecanismos, la mayoría engorrosos y burocráticos, que se deben usar para no empeorar las cosas. Sin embargo, sabe también que en el mundo animal se sigue viviendo bajo la ley del más fuerte, y en dicho rubro, el animal siempre pierde.

Cada semana hay un nuevo caso de abuso contra los animales y cada semana hay un reacción más furibunda de parte de los defensores. ¿Por qué? ¿Estamos exagerando? ¿Somos el simplismo al que le llaman Pet-Lover, Animalista, Ecologista? ¿Somos en verdad un montón de hippies  en sandalias encadenándonos a los tractores que amenazan el Amazonas?

Nada más lejos.

Quienes reaccionamos así por el maltrato animal, trabajamos, comemos, vivimos y consumimos como todos. Somos como cualquier otro ciudadano, muchos trabajamos (para vivir, por un sueldo) en cosas totalmente alejadas de esto que defendemos. Y porque estamos como cualquier otro en esta sociedad, es que reaccionamos así, es que nos preocupa tanto.

No tenemos los medios para luchar contra el crimen humano, así que seguimos los mecanismos sociales y esperamos su respuesta.

No podemos hacer mucho contra las decisiones de las empresas multimillonarias.

No manejamos Wall Street, el Banco Mundial. No movemos el Dow Jones ni nos dejan hablar con Obama o Calderón.

Sin embargo, sabemos que los narcotraficantes no son amantes de los animales, que los criminales ganan más dinero apagando vidas (de cualquier especie) que cuidándolas. Sabemos que Donald Trump no está tan preocupado por la belleza de la mariposa monarca como por la de su utilísima Miss Universo. Sabemos que hasta Rico Mc Pato prefería guardar una moneda en su bóveda antes de dársela a otro patito hambriento.

Y porque sabemos eso, sabemos que tenemos que hacer lo que SI podemos. Sabemos que podemos educar mejor a nuestros hijos y, quizá, hacer reflexionar a nuestros padres.

Sabemos que si la mayoría de la gente fuera capaz de respetar y apiadarse de la vida de UN perro, tendría una visión diferente a la hora de acabar con miles de empleos, pagar miserias por jornadas de doce horas… y claro, a la hora de pensar en matar a otro hombre.

Nos preocupa y enoja tanto que maltraten a UN animal, porque nos recuerda que la podredumbre interna que nos tiene en este precipicio empieza en las bases, en los instintos. Sabemos que con cada patada a un perro se da permiso para ocho golpes a un niño, que por cada gato incinerado se da permiso de ocho balazos a un padre de familia.

Cada maltrato animal nos recuerda que el peor mal de este planeta somos nosotros, que el peor enemigo del hombre es el hombre, que el sentimiento más riesgoso es la insensibilidad.

Y por eso es que si la reacción es exagerada, sólo puede ser contenida con leyes que realmente nos sirvan. Leyes, autoridades y castigos que le enseñen a las nuevas generaciones a ser sensibles, a respetar la vida.

Si ponemos como ejemplo a un muchacho idiota que quema vivo a un gato, dándole 1 año de cárcel, 5 años de servicio a la comunidad, una multa de 100 mil pesos y la obligación de someterse a un tratamiento psiquiátrico, él y todos sus «amiguitos»  la van a pensar dos veces la próxima vez que vean a un animal cualquiera caminando por la calle.

Pedimos justicia, acción y leyes severas,  porque nos urge mejorar algún aspecto de nuestra vida, proteger lo poco que queda limpio de este mundo, cuidar la última conexión que tenemos con este planeta, propagar la idea de que cualquier vida tiene un valor específico en este universo.

No nos pidan que nos calmemos a la hora de exigir justicia, no nos digan que es intrascendente la vida de un gato; sobre todo, no nos pidan que nos preocupemos por otras cosas como… el futuro… o sus hijos… porque eso es lo que estamos haciendo.

La vejez no es una enfermedad: El perro Senior.


Antes de decir nada, necesitamos entender algo: el envejecimiento de un perro no es una enfermedad, no es un mal y no tiene por qué ser un sufrimiento. El que un perro sea anciano o Senior, es un proceso natural que se notará en menor o mayor medida, dependiendo de la vida que el perro haya llevado hasta ese momento.

Un perro se considera senior cuando rebasa regularmente los siete años de edad, pero dependiendo de su raza y tamaño, puede darse un poco antes o un poco después.

Esto desde luego en términos de teoría, pues hay perros que aún después de los 10 años no parecen evidenciar un comportamiento de viejo, así como algunos perros pueden reducir su actividad física antes de esa edad. Todo depende de la vida que le hemos dado.

En un sentido general, el envejecimiento representa una disminución de las capacidades físicas, menor agudeza en los sentidos y mayor tardanza corporal para autoregularse, algo así como para “epararse solito”

Los síntomas primeros son, desde luego, los físicos. Es normal que un perro Senior pierda algo de su pelo en ciertas zonas, que reduzca su masa muscular y aumente la grasa en su cuerpo, además de las conocidas canas, que generalmente empiezan a darse por zonas pequeñas, empezando en la cara.

Como en todos los demás seres, su cuerpo debe disminuir su actividad porque ya no soporta lo mismo. Su corazón trabaja más lento, por lo que correrá menos. Algunos días no querrá y en general no deberá brincar. Su vista y oído empezarán a ser menos agudas.

El envejecimiento es inevitable, pero no así los síntomas negativos, lo que se pueden retrasar mucho con la atención adecuada.

Por ejemplo el baño. Nada de bañarlo cada semana o cada quince días. Más que nunca nuestro perro necesita conservar las condiciones naturales en su pelo, por lo que debe bañarse cada mes o mes y medio. No antes.

Por supuesto el cepillado del pelo y de dientes no entra en esta categoría, esos deben hacerse con la misma regularidad de siempre. De la cepillada de pelo dependerá que conserve su brillo. De la cepillada dental, que no adquiera enfermedades bucales.

Ahora es tiempo más que obligado para acudir con los expertos, pues habrá zonas más sensibles en nuestra mascota, como los ojos, oídos, nariz y boca. Para cada zona hay un experto veterinario y ante cualquier cambio notorio, hay que buscarlos.

Una de las afecciones más comunes, estará en los músculos y articulaciones. Hay que evitar que un perro mayor de 7 años se pare en dos patas, brinque de la nada o arranque en una carrera como cuando era cachorro.

Las articulaciones deben ser un punto de especial cuidado, junto con la cadera. Mientras más grande nuestro perro, más grande el cuidado.

Y desde luego, como nosotros, la alimentación. Si antes debías evitar golosinas y comida a escondidas, ahora más. Al envejecer, un perro necesita cada vez menos calorías y grasas, además de requerir alimento de fácil digestión. Esto no significa menos alimento, sino de mejor calidad. Cuando acudas con tu veterinario, le podrá hacer un diagnóstico y recomendarte los mejores ingredientes para tu perro.

Si nuestro perro aún está en la frontera de la vejez, es decir 7 u 8 años, aún hay tiempo de preveer enfermedades graves. Aún puedes hacer esa esterilización a la que le diste tantas vueltas. Machos y hembras reducen el riesgo de cáncer si han sido operados de su sistema reproductor, pues evitamos que las glándulas sigan produciendo hormonas, con el riesgo de descontrolarse.

Y viene, claro, el carácter. Ya no es la mejor edad para educarlo (pues además debiste hacerlo antes, ¿verdad?), pero tampoco podemos dejarlo comportarse como quiera. Si no quieres darle un entrenamiento formal, todavía podemos enseñarle cuestiones básicas de obediencia, y más aún, reforzar lo que ya había aprendido. El viejito sigue entendiendo y créanme, puede seguir aprovechándose de un dueño barco.

La vejez es una nueva etapa, no debe verse como el principio del fin. Hay que recordar que en sus años de juventud, él estuvo al pendiente de ti, dormía menos profundo para estar alerta, respondía en cuanto le llamabas y siempre estaba de buenas para recibirte.

Te toca hacer lo mismo por él, se lo debes, se lo ganó. Lo único que te pedirá es amor, compañía, comprensión y algunas veces, más paciencia, pues también él está pasando por una etapa nueva, en la que encontrará cosas que no le gustan, pero no puede evitar.

Y finalmente, si aún no ha llegado esta etapa… ¿qué esperas? Pon atención en el futuro y revisa en qué estás fallando, para prepararle una vejez feliz.

De Albóndigas y otras estupideces.


La primera semana de Agosto de 2010 sorprendió a muchos usuarios de redes sociales con un volante digital denominado: Albóndigas de Exterminio.

Dicho panfleto, entre otras cosas, argumentaba que en defensa de la salud, en reprimenda a los irresponsables y en protección de los niños, comenzaría una campaña de exterminio canino a través de alimento envenenado, depositado de manera premeditada, entre arbustos y jardines de los principales parques de la Colonia Condesa.

He aquí algunos fragmentos:

«Amigos, en vista del enorme incremento de mascotas (perros) en nuestra colonia Condesa y al caso omiso de sus dueños de recoger las heces fecales (sic), nos vemos en la necesidad de aplicar el Plan “Albóndigas De Exterminio” a los perros sin correa.»

«…además a muchos de nuestros hijos NO les gustan los perros y les tienen miedo, y los dueños no hacen nada cuando se les acercan y los espantan, cuando mucho un simple “disculpe” dejando al niño llorando asustado.»

«…para esto ya puedes pasar a recoger a nuestro lugar de reunión los miércoles, viernes y domingos después de las 10:00 am tu porción de ADE, así también te daremos 6 cápsulas para disolver en las fuentes.»

Desde luego vamos a obviar la falta de pericia al redactar, así como los pleonasmos que usa el conocedor «vecino».

Cómo tal el problema era una amenaza expresa, con delito confeso incluido, de envenenar perros por culpa de dueños irresponsables.

Así de sencillo y claro, tan simplista como la lógica misma con la que el supuesto grupo de vecinos habría llegado a dicha conclusión. Primero supongamos que este volante hubiera resultado verídico:

1.- Los vecinos confesaban que cometerían dos delitos contra la salud, el primero, depositar desechos tóxicos de manera premeditada en medio de la vía pública, más aún, entre la vegetación de parques. El Segundo, más grave, contaminar de manera intencional aguas públicas, que están al alcance, sí de mascotas, pero también de los muchos niños que dicen proteger.

2.- Mucho nos quejamos de la ineficacia de las autoridades, sí, pero para sancionar estos casos de irresponsabilidad (no levantar las heces), les guste o no, existe una autoridad. Dictaminar una solución alterna que incluya la muerte (increíblemente dolorosa, traumática y prolongada, provocada por veneno) por cuenta propia, es lo mismo que tomar la justicia en propia mano. Es decir, se equipara a salir a asesinar ladrones porque nuestras autoridades no los están atrapando.

3.- En el plano teórico, los perros en vía pública deben caminar con correa, esto incluso, por ley. En la realidad, cuando de parques y zonas recreativas se trata, el 90% de los perros que caminan sin correa NO SON AGRESIVOS. Y esto no es por confianza pura en ellos, sino porque como dueño, sé que cuando mi perro es agresivo me causa problemas desde la primera vez, haciendo daño y haciéndose daño y no es lo que una persona cuerda desea. En lugares tradicionalmente canófilos, como el Parque México, el Parque España o «las Islas» en Ciudad Universitaria, los enfrentamientos entre perros son raros, la agresión de un perro a una persona, mucho más.

4.- Siempre hay algún desequilibrado que trae un perro agresivo con ganas de armar pelea o peor, de amedrentar a la gente. Créame, estos tipos NO SON BIENVENIDOS entre las comunidades caninas de los parques y de toparse con ellos, lo hará en un parque, en una calle o en la puerta de su casa. Son delincuentes y hay que denunciarlos, para sancionarlos.

5.- Si al niño no le gustan los perros, es respetable, pues es preferencia, pero debería enseñarla a NO temerles por el mero hecho de ser perros. Un niño equilibrado y seguro de sí mismo, que no le teme a las cosas por antonomasia, es un niño más feliz. Enseñarlo a cuidarse y ser precavido no implica enseñarlo a mantenerse lejos de todos los seres vivos. En todo caso, debería enseñarle a no acercarse a la gente, realmente hay más riesgo de sufrir daño.

6.- Sería todo un derroche de brillantez enviar sus planes por correo electrónico, probablemente es el medio de comunicación con mayor filtración de información. Sería difícil que la información no le llegue rápidamente a algún defensor de los animales. Basta con que UNO de los hijos, sobrinos, primos o hermanos de esos vecinos que hacen el acuerdo se entere para que trate de hacer algo tan sencillo como publicarlos en su Facebook, Twitter o por correo electrónico.

Ahora, digo todo lo anterior con un afán de razonar el hecho, pues no dudo que entre las personas que se enteraron de este volante, exista alguno a quien la idea le pareció realmente una «solución». Afortunadamente, hasta el día de hoy dicho volante ha resultado solo una amenaza, un mito, o como se les conoce en la red, un Hoax.

Entonces, ¿no hay problema? ¿Para qué nos preocupamos?

Todo lo contrario. Lo que este volante decía, es sólo la expresión ficticia de una «organización», pero es algo que sucede todos los días en cualquier colonia de muchas ciudades, si no es que de todas.

El «perro envenenado» es una figura común de nuestra sociedad, una triste expresión de la falta de cultura, educación e inteligencia, es un recuerdo común para muchos niños cuya mascota era más ruidosa que lo normal, tenía más energía o paseaba más lejos de lo deseado.

Le cuento, como anécdota que un buen amigo (que hoy en día es el Editor de la fantástica revista Animalia Magazine) cuenta entre las memorias de su niñez con tres perros consecutivos envenenados.

El «perro envenenado» es la resultante de dos sectores: dueños irresponsables y gente sin respeto por la vida.

Por un lado, los dueños irresponsables que dejan al perro correr libre por la calle sin vigilarlo caen en la comodidad y cargan la primera culpa. Es muy sencillo, cuando se tiene a un perro que  siempre regresa a casa, abrir la puerta por las mañanas, permitirle subsanar sus necesidades en donde sea (sin recogerlo, claro, porque «no lo ví«) y esperar a que regrese. Ese perro ciertamente puede resultar, además de un riesgo para la salud, una amenaza para otros perros que sí pasean con correa o personas que se cruzan en su camino.

Se estima que sólo entre el 8 y 9% de los perros extraviados son producto de una correa o collar rotos. El restante 91% son perros que corren libres y en alguna vuelta o carrera no encontraron el camino de regreso. En cambio, un perro que aprende a caminar siempre con correa al lado de su dueño, se convierte en un perro equilibrado, sin ansiedad, más educado y asertivo.

Es decir, para todos conviene que el perro salga con correa, falta quitarse la pachorra, la flojera de caminar a un ritmo más elevado para ayudarlo a hacer ejercicio. No hay nada mejor que comenzar el día con una caminata al lado del perro y nada mejor para rematar un buen día. (Créame, para un sedentario común, cuando llegó a casa el primero de mis cinco perros, mi vida comenzó a cambiar para bien, comenzando por mi salud y mi peso.)

Sin embargo, como tantas cosas acerca de los animales se necesitan legislar, urgen espacios expresos para que los perros equilibrados convivan y hagan ejercicio libres. Espacio controlados, seguros, en donde la gente sepa que ciertos días, encontrará perros libres y entonces, decida si acude o no. Lugares con depósitos para heces y con algún vigilante que se cerciore de que se cumpla con la limpieza. Lugares en donde la cultura animal florezca y en donde después, los mismos dueños se vigilen y se insten a cumplir la norma entre ellos.

Estos lugares ya existen, creados por la costumbre y el acuerdo tácito, pero no están reglamentados para evitar estos enfrentamientos.

Y por el otro lado, el sector de los «envenenadores», necesita una severa reprogramación. Alguien debe hacerle saber el valor de una vida, la complejidad maravillosa de un organismo vivo y hasta su peso cósmico en este mundo. Andar cargando muertes absurdas de animales sobre los hombros no es bueno para nadie. Ser un asesino de perros es el resultado de una educación pobre, de un descuido familiar y una disfuncional concepción de la vida.

Ser capaz de matar a un animal por el hecho mismo de que «no me gusta», es un paso más cerca de la estupidez y habla de una agresividad latente, un paso más cerca del sociópata. La agresión hacia los animales es uno de los problemas psiquiátricos más severos en la niñez y adolescencia, que desensibiliza al individuo, haciéndole perder el valor por la vida, la de los demás y la propia, permitiéndole aprender a descargar la ira contenida en su forma más pueril y peligrosa.

Y esto no lo digo yo, lo dicen cientos de estudios alrededor del mundo, lo dicen expertos como el Dr. Albert Schweitzer, el especialista del FBI Robert Ressler, la famosa antropóloga Margaret Mead, la psicóloga Linda Merz-Perez, el Dr. Alan Felthous… y muchos, muchos más. ¿No me cree? Googleé eso nombres nada más, no tiene que tomar mi palabra como cierta.

La conexión entre los asesinatos humanos y el maltrato animal es tan clara como riesgosa… y sí, envenenar a un animal es agredirlo de manera expresa, se esté presente cuando el animal muere, o no.

Dejemos de engañarnos, hay un problema de cultura de ambos lados, pero uno de los dos es más peligroso que el otro, uno de los dos afecta a la psique del individuo y necesita ser tratado antes de convertirse en algo peor.

Ustedes decidan a cuál de los dos me refiero.

Cuiden a sus mascotas, sean responsables y denuncien a los agresores. Esto aún está en nuestras manos.

Los mestizos de moda: Acciones I.


Entre los muchos comentarios que hemos recibido a recientes fechas sobre nuestra postura de «Poner de moda al mestizo», en algunos de ellos hemos recibido un argumento importante: «No somos personas públicas y en teoria no queremos re-educar a la gente, entonces ¿cómo ponemos de moda al mestizo?»

Ciertamente nuestro post y nuestra posición al respecto (de la que somos portavoces pero no autores, pues hay miles de personas luchando por ello antes que nosotros), tiene algo de teórico. Teóricamente queremos que aquellas personalidades que sí gozan de notoriedad y, por ende, de seguidores, adopten dicha postura y nos ayuden con esta expansión de la idea.

Claro, sería un poco ególatra decir que esperamos que esas personas pasen por nuestro post y adopten la postura simplemente porque nos leyeron, empero, no nos hemos quedado de brazos cruzados y tratamos de acercarnos a quienes representan un modelo, ejemplo o líder de opinión para la gente, pero la verdad es que ellos, como lo dijimos serán herramientas de información. No serán la fuerza misma.

Entonces, refrendamos ¿qué hacemos para poner de moda al mestizo?

Vamos a tocar algunos de los puntos que pueden ser muy útiles al respecto y para los que solamente necesitas actitud.

Ya no más «callejeros»

Dejemos de llamarles así. «Callejero» es una condición de vida, es una circunstancia, porque vive en la calle. No es su denominación fenotípica o biológica, no dice nada sobre sus características físicas. En lo personal no creo que sea despectivo per se, sin embargo, es una forma en que la gente les resta importancia y aprovecha para separarlos de los perros de raza, aduciendo con ello muchas cosas, como suciedad, enfermedad, descuido o riesgo. Quizá entre los amantes de los perros, «Callejero» no se dice en sentido negativo, pero otra vez, no vamos por las personas que ya los amamos, vamos para el resto de la gente, para la que «Callejero» sí es común que se use como un calificativo de inferioridad.

Obviamente, menos de los menos les llamemos «corrientes» o «eléctricos» (cuyo chiste radica desde luego en: corriente con corriente). La «finura» no tiene que ver con la pureza de la raza, si así fuera, el 90% de los habitantes de este país seríamos corrientes y el restante 10%, casi. Hay perros mestizos cuyas condiciones genéticas funcionan de manera más «fina» que los de raza pura, pues su organismo es más fuerte, sus reflejos más rápidos, sus instintos más útiles y sus reacciones más inteligentes.

Incluso evitemos llamarlo «cruzado». No es sólo un término que tampoco sirve para definirlos, sino que es un pleonasmo. Conocemos como «cruza» al apareamiento de dos perros. Es decir, todos los perros del mundo, de raza pura o mestizos, requieren de una cruza, entonces, todos los perros del mundo son cruzados.

Empezar por la denominación correcta es un buen paso, especialmente para los niños y jóvenes. Hay muchos adultos que nunca supieron cambiar esa costumbre y que aún los llama así. No desaprovechemos la oportunidad de corregir amablemente a cualquiera que oigamos llamarlos erróneamente. «Es un Mestizo» o al menos «Criollo».

La pregunta

No es que esté mal querer sobre las razas y conocer algunas más, pero es mucho mejor emocionalmente hablando, darle personalidad a las mascotas. Tratemos de que la primera pregunta al ver a un perro, propiedad de alguien más, no sea «¿De qué raza es?».  Es darle más importancia de la necesaria a un aspecto secundario. Lo mejor para ayudar a que la gente los vea más como individuos y menos como objetos de tienda, es empezar por «¿Cómo se llama?». Es lo que nos preguntamos entre nosotros. No imagino la cara de uno de nosotros cuando nos invitaran de viaje, por ejemplo a Europa, y alguien le preguntara a nuestro acompañante (suponiendo que nosotros no podemos contestar porque no hablamos el idioma) «¿Y tú amigo de qué raza es?». Esto es especialmente útil frente a niños, pues los enseñamos desde chicos a tener prioridades… y la raza no debe ser una de ellas.

La reacción

Cuando vemos un poodle, un labrador o un schnauzer, por la calle, aparentemente sin dueño, es normal que la gente diga «Mira, pobre perrito», «Que bonito perrito«, o alguna frase similiar. En cambio, ante un perro que parece «genérico», es decir, tan mestizo que se aleja mucho de las razas comunes, los tratan de alejar con un «shush», «úshcale» o «sáquese«. Es una forma más de hacer diferencia. El Mestizo en la calle no tiene más gérmenes, enfermedades o riesgos que cualquier otra raza. Los que se han vuelto agresivos por su mala suerte (de encontrar gente agresiva) no suelen acercarse, así que si lo hace, no importa si parece de raza o no, merece el mismo trato que los demás. No hay que dejar de tener cuidado, no debemos aproximarnos demasiado a la ligera, pero no permitamos que se siga propagando la idea del «feral», término tan odiosamente usado por autoridades sin conocimiento para hacerlos ver como «perros peligrosos».

La felicitación

Esto es especialmente para nosotros los amantes de los perros: felicitemos a quien orgullosamente pasea con su mestizo. Adoptar a un perro de calle o a un mestizo a través de una asociación, implica una mentalidad ganadora: buscaba un amigo, no un accesorio de color y forma específica. Eso es razón suficiente para felicitar al dueño. Felicidades por adoptarlo, felicidades por encontrar un perro tan lindo, felicidades por no tener prejuicios. Incluso se vale agradecerles a nombre de los perros mestizos, ¿por qué no?

La propaganda

Especialmente para quienes tienen ocasional, o frecuentemente, algún contacto con los medios. Cuando por alguna razón somos parte de algún artículo, encuesta o muestra gráfica sobre las mascotas, no tenemos por qué seleccionar a nuestras mascotas más «puras». Dejemos que compitan por la cámara equilibradamente. Hay perros mestizos que se roban la foto mucho más que cualquier raza. Esto aplica para nuestra foto de Facebook, Hi5, Twitter o el portal que sea. Mientras más perros mestizos veamos aquí y allá, más fuerte será su imagen como mascota ideal.

No es lo único que podemos hacer, pero son algunas ideas, discutidas también con nuestros blogeros, internautas y radioescuchas. Si tienes alguna nueva idea, no dudes en platicarnos, ¡necesitamos de todos!