La terrible y triste historia del cándido Murciélago Vampiro y su Drácula desalmado.


Sin lugar a dudas, el famoso conde Drácula es uno de los íconos de terror para diferentes culturas alrededor del mundo. Ya sea por copia, por importación cultural, por costumbre o por cercanía, el conde en alguna de sus interpretaciones está presente en miles de imágenes, anuncios, adornos, revistas, pósters y por supuesto disfraces, a lo largo y ancho del globo.

Podríamos hablar mucho de la historia misma del conde, aunque desde luego sería difícil aportar algo nuevo, pues se han escrito tantos libros, obras de teatro, cuentos y guiones cinematográficos, que la historia se ha ido hasta desgastando en poco más de 100 años, desde que apareció la novela homónima Drácula, escrita por Bram Stoker en 1897.

Sin embargo, existe una parte de la leyenda que resulta un tanto injusta para uno de sus actores.

El mito del vampiro moderno bien podría tener algo así como 700 años. Sería muy difícil dictaminarlo con total seguridad, pues algunos relatos de la vieja Europa que aún no usan la denominación, parecen hablar de seres similares y rondan estas fechas. Sin embargo, las criaturas vampíricas en sus muchas denominaciones, parecen presentes desde hace miles de años, en relatos griegos, egipcios, chinos y mesopotámicos.

Pues en este largo camino, en algún punto entre la suerte, la investigación y los rumores, el murciélago vampiro se le pegó a esta leyenda.

El Desmodus Rotundus, o murciélago Vampiro, es un quiróptero de la subfamilia Desmodontidae y es hematófago, o sea, se alimenta de sangre.

Dos razas de murciélagos vampiros se alimentan de sangre de aves exclusivamente, y solo una se alimenta de sangre de mamíferos mayores, como caballos, reses y borregos. Desde luego, en la menú de ninguno se encuentran los humanos, pero pueden atacar si se lo proponen, cosa que sucede con extrema rareza.

La mordida del murciélago no es letal por si misma. De hecho es muy pequeña y muy poco profunda. Hacen un hendidura a nivel de piel y sin buscar venas o zonas especiales. Su saliva tiene un anticoagulante, lo que hace que pueda seguir emanando la sangre hasta que se llena, lo que además, pasa relativamente rápido.

Sí existe un riesgo con las mordidas del murciélago vampiro, pero es debido a las bacterias y virus que pueden transmitir con su saliva y depositarlas directamente en el torrente sanguíneo.

Es común que transmitan la rabia, aunque también se les asocia con enfermedades como La fiebre murina y la enfermedad de Chagas.

Todo esto hizo que la leyenda de Drácula, del Vampiro asesino e inmortal, se asociara con la del Pequeño Murciélago Desmodus.

El mamífero volador de 10 centímetros es incluso simpático y poco huraño, pero tiene una fama de matón que ya quisieran los mafiosos italianos.

En muchos lugares no es raro ver que ante la aparición de un murciélago, la gente que esté cerca se cubra el cuello con su chamarra o con las manos, como si corrieran en verdad el peligro de que les atacara el vampiro del cine.

Algunas películas, libros y cuentos han hecho esta asociación estableciendo que el Vampiro humanoide tiene la capacidad de tranformarse en murciélago para huir. En otras, como Bats, de 1999, murciélagos alterados genéticamente son el enemigo en pleno, aterrorizando poblados enteros.

Nada más lejano.

El ataque de un murciélago vampiro, es muy raro que se reporte. El de una banda entera de murciélagos: increíble.

Pero las leyendas y los mitos son así. Fértiles imaginaciones nutridas de fantásticos detalles de la vida real y en esta ocasión le tocó al inocente Desmodus Rotundus ser parte de uno de los mitos de terror más antiguos.

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