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Aprender a ser Líder. El Lobo que todos llevamos dentro.


Un líder lo es permanente. No hay días de descanso o vacaciones, porque no es un trabajo, es una actitud frente a nuestra mascota. No hay trucos, palabras mágicas o silbidos que otorguen el liderazgo. Se debe establecer con la vida diaria, demostrando y comportándose como un jefe al que el perro admira, no al que le teme.

Para comprender realmente a detalle cada momento del liderazgo, podemos remitirnos a los instintos primarios del perro y contextualizarlos en nuestra vida cotidiana.

Empecemos por hablar del liderazgo dentro de la madriguera. Debemos entender, primero, que para ellos no somos “humano y perro”, para ellos somos todos individuos de una misma manada, con diferencias anatómicas que no hacen una diferencia significativa. Para el perro de la familia, él pertenece a esta porque tiene techo y comida en el mismo lugar que nosotros y que le proporcionamos nosotros, con lo que le estamos dando importancia y un lugar.

Por eso mismo, el perro está más dispuesto a obedecer límites y evitar enfrentamientos: quiere quedar bien y mantener su lugar en la manada, y sí, porque tiene sentimientos de apego y cariño por nosotros.

Es por eso que el que pueda dormir al lado de una cama o en una zona de la habitación que otro miembro comparta, le ayuda también a la mascota. Estar ahí evita que se sienta relegado, separado. Lo integra más. Imagina a tu perro, crecido, durmiendo a los pies de la cama de tu hijo, en su propia cama o cobija. Mantén esa imagen, volveremos más tarde a ella.

El perro es un cánido, descendiente directo y muy cercano aún de los Lobos, los que son animales con una gran concepción de Sociedad.

La mayoría de los lobos, establecen una jerarquía dentro de su familia y la respetan durante largos periodos de tiempo. Perros y lobos son protectores y territoriales por naturaleza, respecto a su manada son inteligentes y respetuosos.

Algunos estudios han llegado a demostrar manadas de lobos que comprenden como “su territorio” extensiones de cientos de kilómetros. Desde luego, para una manada de 8 o 10 miembros (que es el promedio, aunque hay algunas de hasta el doble), cubrir todo este territorio permanentemente es imposible, porque lo que establecen prioridades. O sea, su territorio para vivir y cazar, puede ser de 100 kms. a la redonda, pero sólo lo vigilan cuando es necesario y cuando ya han asegurado un perímetro de quizá 50 kms. Aún así, si este se ve en riesgo por otra manada o por otro tipo de predador, irán cerrando su campo de acción hasta poner, primero, por encima un par de kilómetros alrededor de su madriguera.

La madriguera misma está generalmente emplazada en un lugar que tenga sólo una salida. El Lobo comprende que el cachorro está indefenso y que en caso de ser atacada la base, es más complicado cubrir dos frentes, por lo que prefieren exponer la vida de los adultos defensores que la seguridad de los cachorros.

Entonces pues, reconocen con claridad algo así como su zona de prioridad –La madriguera y algunos metros alrededor-, su zona de seguridad –los kilómetros cercanos en donde hay comida y alimento- y su zona de confort –el mayor territorio posible, en donde sólo en condiciones ideales de seguridad se aventuran-.

Además, su estructura jerárquica no es muy ajena a nosotros. Para ellos no hay sólo un jefe, sino una Pareja Alfa. Macho y hembra, los más fuertes de la manada, aseguran la estabilidad reproductiva y mantienen un equilibrio. Ellos los que tienen la última palabra sobre las disputas y pueden terminar con una pelea. Además controlan la comida y deciden si es necesario trasladar a la manada a otra madriguera o incluso, a otro territorio.

El resto de la manada, dependiendo de sus características, asumen otros roles. Casi en todas las manadas de lobos la cacería y cuidado de los cachorros se reparte por igual, pero en ciertos momentos se establecen roles definidos.

Por ejemplo: Imaginemos un escenario en el que otros lobos extraños atacan a una manada. Esta, tras defender la madriguera y cuidar la seguridad de los cachorros, deben contraatacar y perseguir a los trasgresores derrotados hasta una zona lejana. En dicho caso, las hembras y quizá algún macho, se mantendrán en la madriguera aún después de haber rechazado a los intrusos, mientras el resto inician la persecución.

Puede suceder que algunos machos se vayan deteniendo en el camino, pero no por cansancio, sino para mantener un control de zona, en caso de que algún enemigo rezagado vuelva a intentarlo. Usualmente, hacia el final de la persecución, sigue el Macho Alfa con algunos otros individuos. Esta forma de ahuyentar, ya sea que alcancen a los intrusos o no, puede llevarlos a vigilancias de hasta 200 kilómetros a la redonda.

¿De qué nos sirve saber todo esto sobre los lobos cuando tenemos sólo a un perro? Sirve al comprender el principio inicial: para el perro, él no es sólo uno de su especie, son tantos como la familia incluya, perros o humanos.

Podemos extrapolar muchos de estos instintos lobeznos a nuestros perros, aunque claro está que los miles de años de domesticación han cambiado algunos y suavizado otros. También las diferencias de raza hacen diferencias de carácter, cierto, pero en todos subsiste el sentido de familia. No hay perros solitarios, en todo caso, hay algunos perros que no han aprendido a socializar correctamente, y esto debe y puede ser corregido.

Y con esto, es muy fácil encontrar las ventajas de que la convivencia con el perro de la casa, sea aún más cercana. Además de los beneficios que tiene el perro, el niño gozará de muchos más. Pero estos puntos los platicaremos en la próxima entrega.

Hasta entonces.