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Sin hijos, con Animales. Los nuevos modelos de familia.


El mundo cambia. Las sociedades evolucionan adecuando sus necesidades y la felicidad no siempre viene en un esquema tradicional. Ser una familia diferente, tiene sus ventajas.

Adaptarse y ser feliz en el proceso, es la principal característica de una especie sobreviviente, y nosotros somos una de las especies más efectivas en ese ámbito.

Esto queda de facto cuando situamos a nuestra especie en el hábitat quizá más agreste y violento, que al mismo tiempo se esfuerza por ser el más benévolo y práctico: las Grandes Ciudades, un ecosistema en si mismo.

Plantamos un árbol aquí o allá, pero no todos sobreviven a la falta de atención, a las raíces limitadas por banquetas o a los vientos de trayectoria modificada gracias a los grandes edificios. La fauna se ha ajustado, perdiendo los colores vistosos, quizá en un esfuerzo por camuflarse entre el asfalto y el metal desgastado, pero existe y juega un papel definido en este hábitat. Y nosotros, su principal habitante, también nos hemos ido ajustando a sus exigencias.

Uno de los mayores retos que enfrentan las poblaciones metropolitanas, es la proliferación de los individuos.

A diferencia de la mayoría de las especies, el hombre parece carecer de un control poblacional natural. En donde hay muchos, puede haber más, y con una sobrepoblación, viene siempre una lucha por recursos que algunos sufrirán y otros aprenden a vencer.

Hoy, especialmente en las grandes ciudades, crece una nueva forma de respuesta a la sobrepoblación y la lucha por los recursos, que algunos especialistas le han llamado el Recurso de ser una familia DINK.

Convertirse o formar, de manera temporal o permanente, una familia DINK: Dual Income, No Kids (Dos Ingresos, Sin Hijos) ha sido una forma de respuesta a los retos de estas sociedades modernas, en donde se vuelve una competencia más dura cada vez proveer de recursos necesarios a todos los miembros de una familia grande.

Dos Ingresos, Sin Hijos, significa que ambas personas trabajan, y no sólo porque el dinero apriete o urja, sino porque así lo quieren hacer. Hay más recursos, hay más espacio, se pueden concentrar más en tareas que se complicarían al tener que cuidar a los hijos y no consideran la reproducción como un paso necesario de la vida.

Sin embargo, las parejas o familias DINK enfrentan un problema que no es menor: la compañía.

Aunque pareciera obvio pensar que al vivir dos individuos juntos hay compañía permanente, la realidad es que la lucha laboral hace que muchas veces el tiempo que uno pasa con el otro se vea disminuido. Fines de semana de trabajo, viajes, salidas tarde o entradas más temprano, cambios de turno, cierres de mes, cosas que hacen a una pareja DINK pasar menos tiempo con el otro, y que los confrontan con una necesidad afectiva mermada.

Pues para ello, de nuevo la inventiva humana abrió un recurso tomado de nuestra capacidad de adaptación. Muchas familias DINK añaden una especie de Hijos que requieren menos recursos y espacio que los habituales, claro, me refiero a los animales de compañía. Gathijos y Perrhijos, en su mayoría, los animales como esquema de una familia se vuelven cada vez más populares ante la decisión responsable y pensada, o la imposibilidad física, de tener hijos humanos, conviertiendo a la familia en una nueva modalidad, la familia DINKIA al sumar Indoor Animals, o Animales en Interiores, especificando que se trata más allá que de una “mascota” como lo veían generaciones anteriores que incluso podían hacerles vivir fuera, en balcones, azoteas o patios. 

Las ventajas de una DINKIA

¿Y cómo no considerarlo? Sustituir a los hijos humanos por hijos animales, en realidad ofrece muchas ventajas. Aunque deben ser vistos como compromisos a largo plazo, ninguno de los dos animales más populares rebasan la expectativa de 20 años, lo que hace más posible reajustar el camino de una vida humana, que en promedio triplicará ese periodo.

Los recursos que requieren, aún en un cuidado óptimo, son muchísimo menos que los que requerirá un ser humano.

El espacio ni se diga. Aún otorgando el espacio adecuado y sobrado, ambos ocupan entre la mitad y un tercio de lo que usualmente necesita un ser humano, y al aumentar el número de animales no se tiene que multiplicar por el número de individuos, pues normalmente se acoplan a dormir juntos o cerca sin pelear “por su propio cuarto”.

Cada vez hay más servicios especializados para cuidarlos de manera adecuada cuando uno viaja o se ausenta por cualquier motivo, y se puede monitorear su buen estado de salud en vivo.

En realidad la limpieza o suciedad que generan es relativa a como sus papás lo manejen, pero sin lugar a dudas, un animal genera no más del 10% de desechos y basura que lo que un humano producirá jamás.

¿Ropa, calzado, accesorios, educación? Hay de todo y para todos, pero realmente el 99% de esas cosas se otorgan o compran más por gusto de papá o mamá, que porque el animal lo necesite, ni mucho menos demande.

Además hoy hemos podido entender que el amor interspecie es natural, sano, y llena con total claridad el espacio destinado a amor intraespecie, llámese hijos, hermanos o primos.

“La reproducción es un acto natural y necesarios en las especies” dirían algunos más conservadores. Pues así como lo deberíamos entender para esterilizar más animales: NO. De hecho en la naturaleza no se reproducen todos los miembros de una familia, sino usualmente sólo los más aptos. Muchas especies de mamíferos, Cánidos, Felinos, Ungulados y Simios, forman grandes grupos “familiares” en donde sólo algunos miembros se reproducen, y los demás cuidan a las crías sin importar quienes los engendraron.

Las familias DINKIA representan una respuesta de las sociedad del nuevo milenio a condiciones de vida más complicadas. La especie humana está muy lejos de estar en peligro de extinción y por ello, los hijos humanos son también una decisión, no una necesidad. No se tienen porque “deban tenerse”, sino porque así se quiere, y lo mismo puede ocurrir con una familia que ve en sus amigos, a sus hermano, y en sus animales, a sus hijos.

Que vivan las familias… ¡TODAS!